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Una muchacha ‘online’

Yaima Pardo durante la entrevista. (Henry Constantin)
Henry Constantin

26 de mayo 2015 - 07:35

Camagüey/La Red es el segundo pero más importante apellido de Yaima Pardo, o por lo menos el que más le pega. Porque sobre la red de redes, Internet, esta muchacha hizo el documental Offline, para apremiar a los que no nos dejan estar online, y ha asumido esa carencia nacional como una de sus causas.

Camagüeyana desde su nacimiento, en 1979, pero se nos fue para La Habana a estudiar actuación en el Instituto Superior de Arte de los 90, Yaima Pardo abre la puerta y permite que esta entrevista sea audaz. No por el vestido con que nos recibió en la puerta de su apartamento centrohabanero, sino por las ideas sinceras sobre la realidad de su país, que tanta gente evitaría decirle a un periodista ávido de respuestas con vida.

Pregunta. ¿Por qué el tema de Internet en Offline?

Respuesta. Antes había hecho Al final del camino, un documental enfocado en las personas de la tercera edad, y después quería acercarme más a los jóvenes, por eso hago Offline. Pero queríamos más que eso, queríamos ser parte de una campaña de alfabetización de la sociedad cubana, lo mismo que quiero lograr con el paquete semanal autónomo o la serie de storytellings, otros de mis proyectos.

Con Offline yo quería decir la verdad, usar personas sinceras y hacer análisis desde lo cultural y desde lo social sobre cómo nos estamos rezagando.

Yo creo que el proyecto social cubano debe ser en función de las personas, por lo menos cuando estábamos estudiando sentíamos eso, que éramos iguales a todo el mundo y que debíamos tener las mismas oportunidades, por eso me parece injusto que la relación social con Internet sea a través de las instituciones. Y es un compromiso que empieza con el documental pero termina con la gente.

No todo el mundo tiene que pensar igual, por lo menos en el país mental donde yo vivo. Yo puedo ser amiga de un neoliberal, de gente de diferente ideología, sin problemas.

Me gustaría que un espacio como la Mesa redonda, por ejemplo, cuando vaya a hablar mal de alguien que exista y esté en la sociedad cubana, que lo inviten a hablar ahí, porque es tu televisión, es la mía, es de todos.

P. ¿Sientes que Offline cumplió un papel, que puede cambiar algo?

R. Hasta que no pongan Internet en Cuba, Offline puede seguir jodiendo. (Se ríe)

A mí, por el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) me dan 40 horas para navegar, con una conexión muy lenta, pero tengo una ventaja sobre los demás, y si tengo eso, no me gusta tenerlo para mí sola, no me gusta tener algo que no puedo compartir con los demás, es como un privilegio que no debe ser un privilegio, porque es un derecho: la conectividad en Cuba es un derecho.

No me gusta tener algo que no puedo compartir con los demás, (...) la conectividad en Cuba es un derecho

Cuando lo presentamos en Camagüey, alguien dijo en el encuentro que el ISA de allí no tenía Internet, y al otro día fue alguien de la Seguridad a verificar si eso era cierto, y en efecto el ISA no tenía Internet. La gente no tiene por qué decir mentiras.

Si aparte de las insatisfacciones que tengo por ponerlo en lugares así, donde te toman como si uno fuera el enemigo, salta esa satisfacción, que puede ayudar a instalar Internet en una universidad, cumple su objetivo.

Presentamos también Offline en Manzanillo, en Bayamo y en Holguín. Otro de los dilemas es que quienes lo iban a ver ya estaban conectados o tenían la idea de que Internet no es una prioridad para los cubanos cuando carecemos de tantos otros bienes materiales. Pero bueno, no solo de pan vive el hombre. Una de las cosas esenciales que defiende Offline es el derecho a expresarse en la red, la libertad de expresión también, que necesitamos conquistarlo, desde el periodismo, desde el cine...

Eso es conflictivo, porque supuestamente nosotros tenemos espacios para representarlo, pero el Granma no dice lo que yo quiero decir, ni el Juventud Rebelde tampoco, porque emiten discursos muy cómodos, muy paternalistas, no sé si el Adelante a ti te representa.

P. ¡No, no, qué va!

R. A mí, por ejemplo, me parece perfecto que existan revistas así como esta [La Hora de Cuba]. Yo vivo mucho con las necesidades de hacer y decir que no tiene la gente que me rodea, lo que pasa es que los pocos recursos me obligan a priorizar.

P. ¿Sabes si algún alto funcionario cubano ha visto Offline?

R. Dentro de las inconformidades que me quedan con Offline está que no pude entrevistar al ministro de Comunicaciones. Hice la solicitud y todo, pero no me respondieron.

Una de las cosas esenciales que defiende Offline es el derecho a expresarse en la red, la libertad de expresión

No todo el mundo tomó Offline como yo hubiera querido. Hubo personas que se molestaron, pero si se molestaron, que hagan algo para cambiar las cosas.

P. ¿Por qué crees tú que la mayoría de los cubanos no tenemos Internet en Cuba?

R. A mí me parece que el problema es político, el problema es controlar la información que podemos generar los cubanos. Porque, ¿y el cable? Cuando uno se conecta a tremenda velocidad desde un hotel uno dice: "Sí, hay Internet", ¿pero para quién?

Cuando estaba haciendo el documental pusieron Internet a 4,50 CUC la hora, como un paliativo, pero no me parece justo que uno tenga que invertir un cuarto de su salario para conectarse una hora al mes. Y quienes lo hacen son personas a las que les mandan el dinero del exterior.

Y las redes en Cuba, desde las instituciones, no se usan para construir sociedad. No puedes esperar ser una sociedad culta si estás desconectado. En el siglo XXI, en ninguna profesión puedes esperar ser muy efectivo sin tener Internet.

P. ¿Qué piensas sobre los jóvenes cubanos?

R. Yo no creo que en Cuba exista un enfrentamiento generacional, sino entre gente que tiene poder y gente que no lo tiene, porque hay jóvenes que están cerca del poder y actúan como viejos. Hay jóvenes que están en puestos relevantes dentro de la sociedad que pudieran hacer más por nosotros, pero que parece que por no ser incómodos, por cuidar sus posiciones, no lo hacen.

Cuando uno se conecta a tremenda velocidad desde un hotel uno dice: “Sí, hay Internet”, ¿pero para quién?

Hay una parte de la juventud a la que no le interesa pensar, pero hay muchos jóvenes a los que sí, en mundos tan distintos como el teatro o los que hacen redes wifi. Hay muchos jóvenes que se quieren quedar en Cuba, pero quieren quedarse con una Cuba mejor de la que tienen y se mueven para lograrlo.

Otra cosa para la que sirvió la gira con Offline fue para encontrar gente con mucho entusiasmo, con muchas ganas de hacer. En Cuba a veces te duermen dándote acceso a cosas que no te hacen pensar, te ponen en letargo, para que no seas una persona peligrosa. Pero la juventud como tal es provocadora e irreverente.

Están surgiendo otras manifestaciones que trabajan con la tecnología y ya trabajan con ellas en una actitud rebelde. Gracias a la tecnología te puedes convertir en una institución tú mismo.

Uno de los problemas que tiene esta sociedad es que no solo hay que transformar la economía, hay que transformar las mentes. Y la gente tiene que conectarse, trabajar junta, aunque cuando uno empieza a sumar gente, ya se vuelve sospechoso. Pero no es mi intención; lo que yo quiero transmitir con mi trabajo, es amor por Cuba.

P. ¿Tú trabajas para el Estado?

R. Sí, yo trabajo para la televisión cubana como asesora de programas humorísticos y teleplays.

P. ¿No pensaste en que podrías tener problemas en tu trabajo por este documental crítico?

R. Yo siento que desde el arte puedo hacer estas cosas, como artista. Quizás si hubiera trabajado en otro lugar, en una empacadora, me hubieran botado, pero desde el arte uno tiene esas ventajas.

La gente tiene que conectarse, trabajar junta, aunque cuando uno empieza a sumar gente, ya se vuelve sospechoso

Yo sé lo que se puede decir y lo que no se puede decir en la televisión. Y me interesa trabajar ahí porque me gusta la televisión que llegue a la gente. Yo trabajé en Deja que yo te cuente, por ejemplo. ¿Y cuáles discursos yo escojo para la televisión? Historias de amor, conflictos de adolescentes, cosas que no son problemáticas. El audiovisual independiente me permite hacer cosas más mías.

P. ¿Posibilidad o traba haber hecho Offline fuera de las instituciones oficiales de Cuba?

R. Dentro de las instituciones nunca lo hubiera hecho, porque a ninguna le interesaría decir lo que yo dije con el documental.

P. Si mañana viene alguien y te dice: "mira, no puedes seguir haciendo lo que haces, si quieres seguir trabajando en una institución del Estado, tienes que escoger". ¿Qué harías?

R. Me parecería injusto que me pusieran a escoger, pero si sucediera yo escogería hacer mi obra fuera de las instituciones.

* Entrevista originalmente publicada en La hora de Cuba y reproducida con autorización del autor

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