"Al principio, opinar me parecía fabuloso, luego entendí que era normal"

Hablamos con el caricaturista Garrincha de las diferencias de hacer humor gráfico en Cuba y Estados Unidos

Gustavo Rodríguez, 'Garrincha'. (Cortesía)
Gustavo Rodríguez, 'Garrincha'. (Cortesía)
Luz Escobar

04 de agosto 2016 - 10:30

Miami/Se llama Gustavo Rodríguez (La Habana, 1962), pero todos lo conocen como Garrincha. De sus manos han salido personajes hilarantes y reflexivos, caricaturas que ponen a pensar y chistes afilados que se hunden entre las cejas. Admite que en Estados Unidos también existe la censura, aunque de una manera muy distinta a la que opera en Cuba, pero que vivir en Miami le ha permitido hacer cosas que hubieran sido imposibles en la Isla.

Pregunta. Después de varios años fuera de Cuba, ¿cómo hace para mantener el contacto con la realidad de la Isla que refleja en sus ilustraciones?

Respuesta. Básicamente, a través de internet por el tema de la inmediatez. Hay algunas publicaciones digitales donde ofrecen no solo la noticia, sino también algún tipo de análisis o un ensayo, una reflexión, pero sobre todo la posibilidad de interpretar la realidad cubana más allá de la noticia, que es muchas veces una cuestión anecdótica.

Eso es indispensable para cualquiera, pero en el caso de la caricatura, que muchas veces está sujeta a una hora o una fecha de entrega, es muy valioso. Lo otro lo pone el oficio y el entrenamiento, que permiten ver las noticias y saber qué puede servir y qué no.

P. En Cuba sufrió la censura, pero también en Estados Unidos hay límites a la expresión...

R. Se censuran cosas diferentes. Aquí nunca me van a censurar por hablar mal [del presidente, Barack] Obama o hablar mal del Gobierno, pero lo van a hacer si creo algo que pueda ser considerado incorrecto. Con ocasión de la crisis bancaria, saqué una caricatura en la que aparecía una mujer en un banco. Atrás había puesto un cartel de esos que uno se inventa para crear un ambiente en el que se leía "mojón". El editor me dijo que eso no podía salir.

"Aquí nunca me van a censurar por hablar mal de Obama o hablar mal del Gobierno, pero lo van a hacer si creo algo que pueda ser considerado incorrecto"

Son ridiculeces, pero es censura. No de contenido, pero sí de corte editorial, para no ofender a este o al otro.

P. ¿Es muy diferente publicar en medios dirigidos principalmente a la comunidad latina en comparación con otros?

R. Trabajo con la prensa hispana en Estados Unidos, pero también publico en la prensa anglo. Son dos animales diferentes, dos culturas, se ríen de cosas diferentes. Habrá zonas de contacto, pero no son tantas. Me he encontrado, por ejemplo, que aquí son sumamente mojigatos para el sexo.

P. El periodismo no es una profesión para hacer amigos. ¿El humorismo gráfico tampoco?

R. Hay determinados afectos que crean ataduras. Nunca me he encontrado en esa posición, porque mis amigos no son políticos, ni artistas, es muy difícil que se vean reflejados en eso. Ahora tengo amigos con los que no comparto opinión política, ellos son lo suficientemente inteligentes para entenderlo, respetarlo y aceptarlo.

P. ¿Cómo utiliza las redes sociales e internet para difundir su obra?

R. Salir de Cuba y poder tener acceso a la información sobre cosas que se sospechaban o sabían a medias, enterarse bien de cómo fue, tener la posibilidad de opinar, me ha parecido fabuloso e indispensable.

He realizado cosas aquí que hubieran sido imposibles en Cuba por una limitante económica e informativa. Hay mucha gente a la que le gusta decir "yo soy libre" cuando sale de Cuba, pero el término libertad cambia según la persona. Hay quien la entiende por la posibilidad de hacer bisnes y un barbiquiu los domingos. Sin embargo, para otros implica cosas distintas como como poder informarse y opinar sin que se le cuestione el hecho mismo de hacerlo. Al principio me parecía fabuloso y luego entendí que era lo normal.

P. ¿Cuán importante fue para su trabajo abrir un blog?

R. Cuando llegué aquí, trabajé haciendo de todo, en cosas que no tenían nada que ver conmigo. Eso me reafirmó que debía seguir con mis caricaturas. Al abrir el blog encontré todas las posibilidades para dibujar y fue como la persona que está 15 días sin comer y de buenas a primeras tiene delante una mesa bufé y no sabe por dónde empezar. Fue un choque que vencí de manera gradual, a lo mejor hay caricaturistas que se pueden pasar días sin dibujar. En mi caso, cuando pasan más de dos días sin dibujar, la mano no me responde igual. Necesito dibujar.

P. Sus ilustraciones conectan muy bien con el público. ¿Cómo lo logra?

R. No tengo un método. No sé cómo sale eso, es el misterio de la creación. A lo mejor es algo inconsciente. Necesito conectar con alguien y hay símbolos, trucos, palabras, efectos visuales, lo que sea, que respetar o explotar. No es algo consciente: es natural, me sale así.

"Sé que en los medios oficiales se impone la misma visión que viene desde arriba. Sin embargo, del lado de acá se han visto todo tipo de opiniones tanto a favor como en contra [del deshielo]"

P. ¿Cómo ha cambiado el humor gráfico del oficialismo cubano tras el deshielo con Estados Unidos?

R. Cuando estaba en Cuba, ellos celebraban y nos estimulaban a que utilizáramos la figura del Tío Sam como el Imperio. Cuando llegué aquí y empecé a publicar en medios anglos, tuve que asumir que el Tío Sam significa una cosa totalmente diferente. Para el oficialismo cubano es el Gobierno de Estados Unidos que representa todo lo malo del mundo y al imperialismo, pero en Estados Unidos el Tío Sam es el Gobierno como país, no está relacionado obligatoriamente a una ideología o una política. De hecho, cuando ves el tratamiento que le dan muchos caricaturistas americanos te das cuenta de que el Tío Sam muchas veces es perjudicado por el presidente o la política de turno.

Aquí ha habido un espectro más amplio de opiniones respecto a las relaciones entre ambos países. Sin embargo, el verdadero impacto que tuvo en Cuba, tanto en lo social como en lo político, no lo vi reflejado en las caricaturas allá. Tampoco lo esperaba, porque sé que en los medios oficiales se impone la misma visión que viene desde arriba. Sin embargo, del lado de acá se han visto todo tipo de opiniones tanto a favor como en contra.

P. Pero usted sí ha abordado ampliamente el tema en sus dibujos...

R. Cuando hice la caricatura donde (el secretario de Estado de EE UU) John Kerry decía: "Si me vuelven a traer a Kcho, se joden las relaciones", hubo incluso gente en Cuba que no la entendió porque no vieron el video de Kcho hablando. Algunos caricaturistas norteamericanos me preguntaron quién es Kcho, pero ¿cómo explicarle a un gringo quien coño es Kcho? Sencillamente no se puede.

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