Rigo porque no lloro
"Las redes sociales me brindan la posibilidad de ser cada día más independiente", asegura el humorista Rigoberto Ferrera
La Habana/A mitad de la década de los 90, el grupo humorístico Nos y Otros se ufanaba de contar en su currículo con múltiples sketches y guiones que el público seguía por su marcado sarcasmo y sólidas referencias literarias. Pero algo nos faltaba. No siempre la intención de pararse en escena viene acompañada del rigor actoral. Y quién mejor que Rigor-berto Ferrera para enmendar un tanto nuestras falencias.
Rigo se incorporó al grupo como parte de un espectáculo, El asesinato de Elpidio Valdés, que nos propusimos por primera vez como obra sin punto y aparte y marcó nuestra despedida del teatro. La exigencia de más de una hora sobre las tablas con un tema único pudimos emprenderla con más madurez gracias a su profesionalidad –terminaba sus estudios en el Instituto Superior de Arte (ISA)– y participación, pues además asumió un personaje. Con las tropelías del héroe cubano de animados acosado por sus homólogos de otras latitudes –Peter Pan, Pinocho, la Bruja de Blancanieves, La Sirenita, Astérix Ferrera…–, tuvimos una temporada agotadora que incluyó presentaciones en otras provincias. Ello nos dio la oportunidad de valorarlo como la persona y jodedor que es.
Tenía esta deuda con un artista en mayúsculas que lo mismo demuestra sus conocimientos de artes marciales, que interpreta un drama televisivo y se pone dramático, que asume la locución desde el respeto al público, que canta y realiza videoclips, que baila y arrolla en cualquier sala. Cómo no iba a contestarme estas preguntas en la sala de su casa.
Pregunta. Según tu experiencia personal, ¿un humorista nace o se hace?
Respuesta. El humorista nace con ese chip instalado. El descubrirlo es ya cosa del recorrido, por el camino se forja. Después habrá que ver ese chip instalado para qué lo usa.
P. Es notable tu colaboración con grupos y solistas. ¿Te sientes más a gusto así o en unipersonales?
R. En el trabajo en solitario me siento más relajado, porque tengo la posibilidad de hacer ciento por ciento lo que me da la gana: improvisar y crear sobre la marcha.
Mi trabajo en agrupaciones, o en colaboración con otros solistas, también es disfrutable, pero cuando lo hago es porque estoy un tanto aburrido de trabajar en solitario. Eso me refresca mucho.
El trabajo en solitario es más que pesado. Si todos los días, a la hora de actuar, no te motivas, te sientes solo. Hacer un unipersonal es lo mismo que vivir en una isla, aunque no me sienta preso.
P. Eres de los pocos humoristas con formación actoral académica. ¿Te exiges más por ello?
R. El tener una formación actoral me obliga constantemente a ponerlo en práctica en el unipersonal, lo mismo de humor que más serio, en los bares, ante multitudes… Me obliga a emplear todo lo aprendido.
Cuando has trabajado en solitario por más de 30 años aprendes a divertirte y cuando te diviertes has llegado a algo: relajarte mientras actúas. Eso forma parte también de la academia. Te dan una serie de armas y después tú la empleas en el género que quieras.
Ya no me exijo tanto como antes, ya no escribo de madrugada, ya no ensayo tanto. En las actuaciones me dedico más a improvisar que a exigirme si algo salió mal, si se me olvidó un texto, si tartamudeé… El público no se da cuenta de eso. Entonces, para qué voy a lacerarme exigiéndome cada día más. Ya bastantes exigencias hay para que uno empiece a exigirse.
P. Los suscriptores de tu canal de YouTube suman 6,49 K, más que cualquier televisor corriente. ¿Está preparada la sociedad y el poder cubanos para tu Rigoterapia?
R. Los suscriptores del canal de YouTube son 6.490, una croquetica en estos tiempos. El de Instagram creo que tiene 60.000, y en la página oficial de Facebook son como 117.000.
Eso me da la posibilidad de no depender, para promover mis espectáculos, de una entidad estatal como Televisión Cubana. No obstante, hay ciertos sitios adonde me gusta ir, como el Canal Habana, que te da más oportunidad para la conversación.
Las redes sociales me brindan la posibilidad de ser cada día más independiente. En tiempos en que los teatros están cerrados, he querido abrir espacios nocturnos donde el actor, el humorista, se sienta bien, donde exista un público que vaya a verte, y para que los humoristas que están aquí también tengan trabajo. Es fundar y abrir puertas, sobre todo en lo que me gusta, que es la actuación.
La sociedad cubana siempre nos acepta y nos disfruta. Se demuestra en el hecho de que todos los lugares se llenan. El pueblo está preparado para la Rigoterapia, el poder no sé.
P. Muchos humoristas emigran. ¿Te has preguntado qué haces aún en Cuba?
R. No me pregunto qué hago aquí. Hay cosas que están fuera de nuestro control.