Los medios independientes “abren las puertas de la imaginación y la creatividad”
Carlos Alejandro Rodríguez, firmante en 2016 de una carta crítica sobre los medios oficiales, conversó con ‘14ymedio’ las circunstancias de aquel acto
Miami/Dos años después de que varios jóvenes periodistas del periódico Vanguardia, Villa Clara, redactaron una carta con duras críticas sobre el funcionamiento de los medios oficiales, 14ymedio conversó con uno de los firmantes de aquel documento para conocer los motivos que los llevaron a escribirlo y las consecuencias que tuvo en sus vidas profesionales.
Carlos Alejandro Rodríguez Martínez se graduó en 2015 de la universidad Marta Abreu de Santa Clara y pasó a trabajar en el periódico Vanguardia, el órgano provincial del Partido Comunista de Cuba en territorio villaclareño. Ahora, cuando cuenta sobre la carta que le cambió la vida, aclara que lo hace a título personal y no en nombre del grupo de redactores.
Los recién graduados llegaron al periódico “con deseos de cambiarlo todo” pero chocaron con la censura, a la que define como “terrible”. También les afectó la desorganización editorial y en ese ambiente de hostilidad decidieron escribir la carta en la que enumeraban sus inquietudes y críticas hacia los espacios informativos oficiales.
En el texto denunciaron, entre otros tantos temas, que muchos jefes de medios de prensa rechazaban artículos sobre problemas sociales porque las ideas expresadas no convenían “a los intereses del país en los momentos actuales", o porque resultaban "demasiado críticos".
Rodríguez considera que el único error fue firmar la carta a nombre del Comité de Base de la Unión de Jóvenes Comunistas del periódico
Hoy Rodríguez considera que el único error fue firmar la carta a nombre del Comité de Base de la Unión de Jóvenes Comunistas del periódico y cree que hubiera sido mejor que apareciera rubricada solo con los nombres y apellidos de cada periodista. “Las estructuras de la UJC, a nivel municipal y provincial, nos acosaron y trataron de convencernos de firmar y publicar un mea culpa”, lamenta.
El texto de retractación fue escrito pero nunca llegó a ver la luz porque no complacía a las autoridades, ya que solo lamentaba que la misiva se hubiera filtrado. “No hicimos aquella carta para publicarla en internet sino para leerla en el marco del Pleno Provincial de la Unión de Periodistas de Cuba en Villa Clara en 2016”, aclara Rodríguez.
La publicación del documento tuvo el efecto de una bomba de fragmentación entre el gremio informativo y literario villaclareño. Varios intelectuales hicieron circular correos electrónicos pidiendo que los jóvenes no fueran acosados y solidarizándose con sus propuestas, pero la oficialista Unión de Periodista de Cuba (Upec) la consideró un intolerable gesto de “protesta”.
“Fue el infierno”, evoca Rodríguez. Enseguida que la carta salió publicada en algunos medios digitales se les acercaron representantes de la UJC municipal y provincial a recriminarles que hubieran violado los procedimientos de la organización, aunque nunca pudieron probar que ellos fueran responsables del filtrado del texto a los medios independientes.
En realidad la carta había sido concebida para el Pleno Provincial de la Upec y buscaba reafirmar, específicamente, el derecho de los reporteros a seguir colaborando con medios independientes al estilo de El Toque y OnCuba. “La directora del periódico nos decía que no podíamos colaborar con ellos pero le respondimos que las leyes no lo prohíben”.
Rodríguez reconoce que no era solo cuestión de publicar en espacios con mayores libertades editoriales. “Trabajar en otros medios también nos ayudaba a vivir porque con 345 pesos cubanos al mes, alrededor de 14 dólares, no vive nadie”. Con el salario que recibía en el periódico Vanguardia no le alcanzaba “ni para pagar el viaje de la casa al trabajo”.
Evoca el momento durante la reunión de la Upec cuando una de las firmantes de la carta se levantó, empezó a leerla y todos los demás se pusieron detrás de ella para no dejarla sola
Ahora, evoca el momento durante la reunión de la Upec cuando una de las firmantes de la carta se levantó, empezó a leerla y todos los demás se pusieron detrás de ella para no dejarla sola. Después de aquello en los pasillos los otros reporteros se apartaban al verlos o los miraban con cara de susto como si hubieran hecho algo muy peligroso.
El clima de presiones se hizo irrespirable y en cuanto Rodríguez terminó el servicio social pidió la baja del periódico Vanguardia. La mayoría de los otros firmantes que se quedaron “fueron saliendo sancionados por distintos motivos” y las autoridades “usaron pretextos muy diversos” para librarse de ellos.
Actualmente Rodríguez forma parte del equipo de Tremenda Nota, una revista enfocada en las minorías, en la que labora como editor y reportero. “La ventaja de trabajar en medios independientes es que abren las puertas de la imaginación y la creatividad”. Contrario a cuando se labora en un periódico oficial donde “las puertas están cerradas y hay que chocar con muros infranqueables”.
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