¿Debe invertir el exilio en Cuba?
Si hay alguna manera de que la bandera familiar pueda volver a Cuba, estaré encantado de hacerlo
[Fanjul] elige los beneficios a corto plazo por encima de permanecer con el pueblo cubano en su lucha por la libertad
Crecieron fuera de Cuba pero ahora quieren volver. Alfonso Fanjul y los herederos de los Bacardí, hicieron fortuna en el exilio y, cincuenta años después de que sus familias la abandonaran, se plantean regresar a la isla para continuar con los negocios que les dieron el éxito en Estados Unidos.
Seguirían así el camino de Eduardo Mestre, que hizo fortuna en Wall Street y regresó el pasado año a la isla con la fundación Cuba Emprende, dedicada a formar y capacitar a los cubanos en la apertura y funcionamiento de los pequeños negocios en el sector privado que las reformas económicas están permitiendo en los últimos años.
Los herederos de Bacardí, cuyos bienes fueron expropiados en 1960 por la Revolución, ya han realizado donaciones económicas para hacer frente a las catástrofes naturales o a algunos artistas cubanos, según ha publicado el diario norteamericano The New York Times.
Pero ha sido Alfonso Fanjul quien ha protagonizado la polémica. El magnate azucarero ha manifestado públicamente su intención de regresar a Cuba para abrir negocios “en las circunstancias adecuadas”. Fanjul, que salió de la isla siendo adolescente y ha sido un activo anticastrista, parece haber llegado, a sus 76 años, a la conclusión de que muy pronto se pueden normalizar las relaciones comerciales con EE. UU. “Confiamos en que un día Estados Unidos y Cuba encuentren la manera de que toda la comunidad cubana pueda vivir y trabajar unida”, aseguró en una de las pocas entrevistas concedidas en su vida y en la que habló de sus recientes viajes a la isla. Fanjul se ha reunido con dos ministros (Exteriores y Agricultura). Aunque acata la ley estadounidense, Fanjul prepara el terreno desde ahora y no parece condicionar su decisión de hacer negocios en la isla a un cambio de régimen en La Habana.
Los partidarios del mantenimiento del embargo han reaccionado con dureza a la propuesta de Fanjul. El congresista republicano por Florida, Mario Díaz-Balart, ha expresado su indignación calificando de “traición” el cambio de postura del empresario azucarero. Díaz-Balart aseguró que Fanjul “elige los beneficios a corto plazo por encima de permanecer con el pueblo cubano en su lucha por la libertad”.
El congresista ironizó acerca de la nostalgia que Fanjul expresó haber sentido en sus visitas a Cuba: “Alfonso debería llorar menos por sus mansiones perdidas y más por los artistas y músicos encarcelados, los periodistas independientes oprimidos, o por las mujeres que son golpeadas cada domingo por simplemente querer ir a misa”. Secundaba así a su compañera, la también congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen, que en un comunicado había lamentado la nueva posición del empresario. “Es vergonzoso que un cubanoamericano que huyó del régimen castrista considere poner los intereses de su negocio contra las aspiraciones democráticas del pueblo cubano”.
Que Fanjul aspira en este movimiento a hacer negocios no está en duda: “Cuba tiene seguramente que cumplir los requisitos necesarios para los inversores, que son sobre todo que la inversión tenga rentabilidad y que tenga garantizada su seguridad, para que se sientan cómodos con lo que hacen. Yo miraría ese factor en el mismo contexto que cualquier otro inversor”, aseguró en la entrevista. Pero que el regreso es una prioridad más allá de la oportunidad económica quedó claro cuando añadió: “Si hay alguna manera de que la bandera familiar pueda volver a Cuba, estaré encantado de hacerlo”.