Rusia mezcló espionaje y misión humanitaria en Italia para desarrollar su vacuna
El embajador de Moscú en Roma desmiente la información del diario 'La Repubblica' sobre las actividades de los militares rusos en Bérgamo
Madrid/Moscú está molesto con el diario La Repubblica, que el pasado 17 de junio publicó un amplio reportaje titulado Bérgamo: virus, espías y vacunas en el que acusa a la misión "Desde Rusia con amor" de disfrazar de ayuda humanitaria una operación para recabar información vital sobre el covid-19 para fabricar Sputnik V. La respuesta diplomática se produjo ayer, a través del embajador ruso en Italia, Sergei Razov, que ejerciendo su derecho de rectificación dirigió una carta difundida por el rotativo italiano y titulada Los rusos en Bérgamo para desmentir el texto.
Los profesionales sanitarios rusos llegaron el 22 marzo de 2020 al norte de Italia, epicentro entonces del coronavirus. Trece aviones militares aterrizaron aquel día en la base aérea de Pratica di Mare, al sur de Roma, cargados de material y personal médico tras un acuerdo alcanzado apenas 24 horas antes por el presidente ruso, Vladimir Putin, y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, según La Repubblica.
El destino de la ayuda era la ciudad de Bérgamo, donde el nuevo virus había infectado ya a más de 8.000 personas, lo que convertía al país transalpino en el nuevo epicentro de la pandemia
El destino de la ayuda era la ciudad de Bérgamo, donde el nuevo virus había infectado ya a más de 8.000 personas, lo que convertía al país transalpino en el nuevo epicentro de la pandemia, con más de 80.000 casos y 8.000 muertes.
La misión rusa, formada por 104 militares y dos civiles: dos epidemiólogos: Natalia Y. Pshenichnaya y Aleksandr V. Semenov, clave de la operación diseñada por el Ministerio de Defensa ruso. Según Gianluca di Feo y Floriana Bulfon, los dos periodistas que firman el reportaje, (que se ha difundido también en formato podcast) "Desde Rusia con amor" era la cúspide de una enorme operación de espionaje cuyo objetivo no eran "instalaciones militares italianas ni las bases de la OTAN, sino un enemigo mucho más feroz".
Con esta misión consiguieron lo que no pudieron lograr los rusos en China por los recelos de Pekín: conocer de primera mano el virus. Una vez finalizada la misión, el 9 de abril, los datos recogidos estaban en Moscú y jamás se compartieron con las autoridades italianas. Sin embargo, la ayuda de los sanitarios rusos en el hospital de Bérgamo fue clave.
La misión estaba bajo mando directo del ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y liderada por el general Sergei Kikot, especialista en guerra biológica con una larga experiencia, incluida Siria, donde negó que el Ejército hubiera utilizado armas químicas.
La secuenciación genética del virus fue publicada en enero por China, pero eran necesarios más datos para el desarrollo de la vacuna. Lo logró Rusia a partir de una muestra de un paciente de Roma.
El enfado no se ha hecho esperar y Razov ha respondido, sin responder, a las acusaciones en la carta dirigida a La Repubblica. A su juicio, la única verdad del reportaje es esta frase: "Los soldados rusos en Bérgamo han brindado asistencia concreta, tratando a decenas de pacientes, durante las horas más oscuras de la historia reciente y desinfectando decenas de centros para ancianos".
La secuenciación genética del virus fue publicada en enero por China, pero eran necesarios más datos para el desarrollo de la vacuna. Lo logró Rusia a partir de una muestra de un paciente de Roma
A partir de ahí, dice Razov, "las casi 500 líneas [restantes] son un revoltijo de inventos" que mezclan una presunta misión militar de la inteligencia rusa, una campaña de desinformación y propaganda, y un intento de "reescribir el mapa geopolítico". "Intentar un análisis detallado de toda esta serie de invenciones sería una pérdida de tiempo", desdeña.
El embajador se remite a un caso anterior ocurrido con el mismo diario, que también acusó a Moscú de espiar en bases italianas y de la OTAN en el norte de Italia. Según el diplomático, un año después, quedó claro que el hecho no era cierto y aunque el diario no se disculpó sí admitió su error.
Razov dispara así contra la credibilidad del medio (uno de los primeros de Italia, de tendencia socialdemócrata) para, a continuación, pasar a lamentarse por haber enviado a sus mejores expertos al país y utilizado un laboratorio móvil para monitorizar la salud de su contingente al que ahora acusan de recabar datos de la estructura del virus y enviarlos a Moscú con el sistema de comunicaciones por satélite cifrado. "De qué otras tareas y posibilidades ocultas de este laboratorio pueden hablar los autores, si ellos mismos admiten que ningún extraño pudo acceder a él", protesta el embajador.
La más enérgica protesta nace de la frase del artículo "la vacuna Sputnik V nació del virus italiano". Razov se pregunta, entre interrogaciones y exclamaciones algo impropias en la jerga diplomática: "¿Los rusos robaron el Covid italiano?!" (sic). A continuación, sostiene que es el propio diario quien confirma, con fuentes sanitarias y militares nacionales, que "a los rusos no se les permitió sacar muestras y tubos de ensayo de los hospitales donde trataban a los pacientes". Y añade que Sputnik comenzó sus pruebas con voluntarios en junio, fruto de "muchos años de investigación sobre otras enfermedades virales".
El diplomático vuelve a dejar clara su indignación y, tras exponer el "trabajo heroico" de sus militares en sus 46 días luchando contra la pandemia, clama de nuevo: "¡¿Pero dónde estaría el crimen aquí ?! Este es un camino de colaboración absolutamente natural y generalmente aceptada".
Razov insta al diario a dedicar sus ingresos a luchar contra la pandemia y por la investigación en salud en vez de a desinformar y lamenta que los autores del texto hayan definido Bérgamo como un campo de pruebas para nuevos conflictos híbridos. "Partimos de la suposición de que este es el lugar donde los líderes y el pueblo de Rusia han echado una mano desinteresadamente al pueblo italiano en dificultades. Aquí radica la principal diferencia con el consejo de redacción del periódico, cuya política provoca nuestra reacción ante este tipo de informaciones".
Según los periodistas no está en cuestión la amistad con el pueblo ruso ni la gratitud por la ayuda, pero es de obligado cumplimiento preguntarse qué actividades se llevaron a cabo en la misión y cómo de desinteresada fue
La misiva no ha sido indiferente a los reporteros responsables de la información, que han respondido brevemente al embajador en unas líneas que se pueden leer a continuación. Según los periodistas no está en cuestión la amistad con el pueblo ruso ni la gratitud por la ayuda, pero es de obligado cumplimiento preguntarse qué actividades se llevaron a cabo en la misión y cómo de desinteresada fue.
"Se envió a Italia un escuadrón de virólogos, epidemiólogos y científicos de alto nivel, pero menos de diez médicos y enfermeras tenían experiencia en cuidados intensivos. Entonces, ¿para qué servían las habilidades del personal ruso?", insisten, en defensa de su texto.
Los reporteros lamentan la falta de reciprocidad de Moscú, que nunca permitió acceso a los medios italianos (y sí a los rusos) al laboratorio mientras en Lombardía (la región en que se ubica Bérgamo) se dio acceso al ejército ruso a cualquier dato clínico. "En cuanto a la vacuna Sputnik V, como se declaró oficialmente, fue creada y probada con la 'colaboración decisiva' de los soldados del 48º Instituto Central de Investigaciones de Rusia, activo en Bérgamo", añaden.
Bulfon y Di Feo insisten en que sí se puede hablar de un "conflicto híbrido" y recuerdan que el personal militar de la embajada rusa inició una operación de espionaje en Italia "frustrada con la detención de un oficial ruso en flagrante y la expulsión de otros dos. Entre los expulsados se encontraba el agregado militar que gestionaba la logística del contingente en Bérgamo", rematan.
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