Serbia impone visado a los países con más migrantes irregulares a la UE, excepto a Cuba
El flujo migratorio había aumentado por la exención de visas a la Isla, Túnez, Burundi e India. Con la salida de esta última ayer, Cuba es la única que queda con entrada libre
Serbia se encuentra en una encrucijada geopolítica y cientos de cubanos dependen del equilibrio que Belgrado quiera o pueda mantener
Madrid/Miles de cubanos con boletos a Serbia cruzan los dedos estos días. El país balcánico, que se había convertido en puerta de entrada a Europa desde que incluyó a la Isla entre las naciones exentas de visado, acaba de anunciar dos bajas entre los países de esa lista: India y Guinea Bissau. En octubre Túnez y Burundi también fueron excluidos de la lista, que cada día mengua más como consecuencia de las presiones de la Unión Europea (UE).
La embajada Serbia en India anunció este lunes el nuevo requerimiento, que se hará efectivo el 1 de enero de 2023, igual que para el país africano, lo que demuestra que Belgrado empieza a ceder poco a poco a algunas de las exigencias de la UE. Los Veintisiete llevan meses negociando con las autoridades serbias y de otros países del área para que aumente el control debido al fuerte aumento del flujo migratorio desde la zona.
De esos cuatro, tres ya se han quedado sin el libre y visado y solo Cuba permanece exenta. Por ahora
Según los datos facilitados por ambas partes, el incremento más preocupante está en un grupo de países formado por India, Cuba, Túnez y Burundi, que pasaron este año del 2,5% al 20% de los cruces ilegales en las fronteras de los Balcanes occidentales. De esos cuatro, tres ya se han quedado sin el libre y visado y solo Cuba permanece exenta. Por ahora.
Los primeros elementos de presión se ven aún lejos, en Berlín. La aerolínea Lufthansa ha mantenido en los dos últimos meses una inexplicable política de rechazo a trasladar a los cubanos que hacían escala en Alemania para volar a Serbia. El argumento de Condor (la compañía que va desde la Isla a Frankfurt, cubriendo la primera parte del trayecto) es que Belgrado está bloqueando la entrada de los cubanos por irregularidades en la documentación, pero Belgrado lo desmiente y dice que, a día de hoy, los cubanos no necesitan visado.
Aunque se especula con que las cartas de invitación que se piden en algunos casos no cumplen con la norma, lo cierto es que Lufthansa, que ha sido contactada por este diario, sigue sin ofrecer ninguna explicación y la embajada alemana en Cuba remite a las compañías aéreas implicadas.
Serbia, además, se encuentra en un momento de alta tensión que hace impredecibles sus próximos pasos diplomáticos. Belgrado ha intentado en los últimos años mantener una convivencia pacífica con Bruselas, con la que mantiene intercambios frecuentes y la puerta abierta a una solicitud de adhesión que no logra concretarse.
Dos de los principales obstáculos para que Serbia se incorpore a la Unión Europea se encuentran, precisamente, en un momento álgido y sobre ambos el oficialismo cubano no se ha privado de opinar recientemente. En una columna del diario Granma, se acusa a Kosovo y EE UU de estar "calentando el ambiente de confrontación en una región donde lo que se necesita es paz y no injerencia foránea".
Este lunes, el Ejército serbio elevó el nivel de alerta de combate y movilizó efectivos a la frontera después de acusar a Kosovo de desestabilizar la situación
El primero de ellos es la escalada de tensión en la frontera con Kosovo, que amenaza con convertirse en un conflicto abierto. El territorio, que proclamó su independencia en 2008 (reconocida por varios países, con EE UU a la cabeza), alberga una minoría serbia que, según el Gobierno de Belgrado, está siendo acosada por Prístina.
Este lunes, el Ejército serbio elevó el nivel de alerta de combate y movilizó efectivos a la frontera después de acusar a Kosovo de desestabilizar la situación y conseguir un desplazamiento forzoso de los serbokosovares hasta eliminarlos. "Parece que Serbia es la única interesada en el diálogo, en acuerdos políticos", dijo el ministro de Defensa, Milos Vucevic, en una nota.
La creciente tensión tiene especial relevancia si se tiene en cuenta que la Otan mantiene una misión militar en la zona (Kfor) desde su intervención militar sobre Serbia para garantizar el orden y la seguridad en la zona y hacer que se respete el acuerdo de paz. La Alianza Atlántica bombardeó Belgrado en 1999 con el fin de evitar lo que consideraban una "limpieza étnica" contra la población albanesa de Kosovo.
La Kfor ya ha advertido en varias ocasiones que se vería obligada a intervenir nuevamente si la estabilidad en la frontera norte del país se rompe, lo que significa que un ataque serbio podría desencadenar la entrada de la Otan en el conflicto y, como resultado, congelar las negociaciones y los esfuerzos por contentar a la UE.
Este hecho enlaza con el segundo y es la proximidad de Serbia con la Rusia de Putin. Tanto la mayoría de la población como el actual Gobierno se muestran radicalmente en contra de imponer sanciones al país a partir de la invasión a Ucrania y no faltan analistas que consideran que a Moscú le conviene la disputa balcánica, tanto como cortina de humo como para revolver el avispero de la Otan y estimular la política de bloques.
Una encuesta realizada por Demostat en Serbia durante julio de 2022 dejó datos muy claros: el 80% de los encuestados cree que el país no debe imponer sanciones a Rusia, un 56% sostiene que no debería coordinar su política exterior con la de la UE y un 88% opina que debe mantener una política exterior independiente en su relación con EE UU, la UE, Rusia, China y Turquía.
Serbia se encuentra en una encrucijada geopolítica y, a miles de kilómetros, en Cuba, puede que cientos de personas dependan del equilibrio que Belgrado quiera o pueda mantener.
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