Activistas cubanos se reúnen ante la Casa Blanca para pedir "acciones concretas" contra el régimen

Washington, D.C./Centenares de personas se reunieron este martes en la Plaza Lafayette de Washington D.C. para demandar al nuevo Gobierno de Estados Unidos “acciones concretas” contra el régimen de la Isla. Organizada por el influencer Alexander Otaola y su Fundación Cubana Anticomunista justo en el día del natalicio de José Martí, la manifestación tenía como principales objetivos exigir la “liberación inmediata” de todos los presos políticos y declarar a Cuba como “un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos”. Una de las peticiones repetidas fue la de una intervención militar.

Como un reverso de la Marcha de las Antorchas, celebrada en La Habana la noche de este lunes con la excusa del mismo aniversario, las consignas más repetidas en el parque frente a la Casa Blanca fueron: “Abajo la dictadura”, “viva Cuba libre” y “patria y vida”. Entre la multitud predominaron los colores rojo y azul de las banderas de ambas naciones, además de carteles en favor del presidente Donald Trump y una efigie de la Virgen de la Caridad del Cobre.

Una de las cosas más llamativas de la concentración fue la presencia de cubanos que entraron en territorio estadounidense con permiso I220A y que se encuentran, de momento, en un limbo migratorio. Preguntados por este diario, varios de ellos aseguraron no temer por las duras medidas migratorias decretadas por el nuevo presidente. Al contrario: un abogado que tomó la palabra en la tarima les animó a “no tener miedo”. La comunidad cubana, refirió, “va a luchar para que no tengan problemas en quedarse”.

“Esto es lo que le duele a la dictadura cubana: ninguno de sus sátrapas tienen nivel de convocatoria, ninguno puede conseguir lo que nosotros, como mayoría, sí podemos conseguir: ser escuchados”, decía por su parte, micrófono en mano, Otaola, que llegó al lugar poco antes de las 10 de la mañana, casi una hora después de la convocatoria, rodeado de guardaespaldas y saludado por los presentes: “¡Ale, Ale, Ale!”. 

El activista, que compitió a la alcaldía de Miami-Dade, Florida, el pasado agosto, y ha sido siempre abierto partidario de la causa republicana, aseveró: “Ha llegado la ley y el orden a la Casa Blanca”. De igual manera, vino a decir con sus palabras que Trump tiene una deuda electoral con la comunidad cubana en EE UU, que contribuyó a su victoria en las elecciones del pasado 4 de noviembre.

Sin mencionar a nadie en concreto, se refirió a los políticos “que conocen el tema de la causa cubana”. Todo aquel que se acerca a los cubanos, prosiguió, “en cada período electoral tiene un compromiso con nosotros”. Un compromiso, definió, “que les va a muchos de ellos en la sangre”.

Otaola criticó a la Administración anterior, de Joe Biden, durante la cual, dijo, “solo se pudo conseguir una frontera abierta” e “incentivar y alimentar a la dictadura cubana y a las dictaduras de todo el mundo”. A la vez, exhortó a Trump: “Ese mismo respeto que sentimos por América, por abrirnos las puertas, por darnos la posibilidad de ser lo que nos fue negado en el lugar donde nacimos, ese mismo respeto que sentimos por este país queremos sentirlo por el nuestro, necesitamos que nuestra gente que quedó detrás sea respetada, sea valorada”.

Otra de las interpelaciones del influencer cubano estuvo relacionada con el envío de remesas. “Que cada uno de ustedes decida qué hacer, pero cada dólar que va a La Habana, que va a Cuba, es un dólar que termina alimentando a la dictadura”, declaró (si bien un reciente informe de la organización Cuba Siglo 21 constató que más del 95% del negocio del envío de dinero a la Isla ya no está en manos de los militares de Gaesa sino en las redes informales).

Reconociendo que su discurso “puede doler”, esgrimió: “No queremos que abandone a su familia, lo que queremos es que su familia sea libre y no tenga que depender de usted. Lo que queremos es que su familia no tenga que esperar que usted le mande un par de zapatos, queremos que su familia pueda poner una fábrica de zapatos en la esquina de la casa. Queremos una Cuba próspera, una Cuba libre, una Cuba para todos los cubanos”.

Para ello, expresó, es “muy importante” que se destierre la idea de que los cubanos dentro de la Isla no pueden hacer nada: “Sí pueden. Pueden hacer mucho. Salir a la calle, la calle es el camino”. Y pidió: “Alcemos nuestras voces por los hermanos que están en Cuba, señalemos a los culpables del tormento que sufre nuestra gente, y esos culpables están sentados en el Comité Central, esos culpables que cada vez son más obesos, que cada vez dañan más, que cada vez reprimen más”.

A la manifestación asistieron numerosos activistas, influencers y miembros de la comunidad cubana en el exilio, como Rosa María Payá, Eliécer Ávila, los Pichy Boys o Karlito Madrid, algunos de los cuales fueron participando en la tribuna uno detrás de otro.

El presentador oficialista Edmundo García, que se encontraba en la misma plaza en una “contramanifestación”, terminó siendo arrestado por la Policía que custodiaba el lugar, por molestar a los asistentes, especialmente Otaola, mientras hablaba en la tarima.

El boxeador cubano exiliado Yordenis Ugás también sorprendió a los asistentes con su presencia. Desconcertado por no tener una bandera que portar, un hombre entre la muchedumbre le brindó una con consignas trumpianas, pero el atleta la rechazó con amabilidad: “No, yo quiero una bandera cubana”. Otro manifestante le regaló una enseña patria y el boxeador se la puso sobre los hombros.

Rosa María Payá, hija del fallecido Oswaldo Payá y fundadora de la iniciativa Cuba Decide, se mostró confiada en “el nuevo liderazgo de este país”, que “entiende muy bien” la causa disidente, y se refirió a los más de 1.000 presos políticos, en los que, asegura, pensó cuando se unió a la convocatoria de la Fundación Cubana Anticomunista. Asimismo, sentenció al tomar el micrófono: “Los cubanos estamos convencidos: para salir de la crisis, hay que salir de la dictadura. Esa es la determinación del pueblo cubano, ¿y saben qué? El pueblo cubano vive dentro y vive fuera de Cuba, el pueblo cubano somos nosotros aquí también”.

Precisamente desde la Isla, vía telefónica, participó José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) y recién excarcelado, que se presentó como “luchador no violento por la libertad, la democracia, el respeto a los derechos humanos y el bienestar de todos los cubanos”. Aunque sus palabras fueron ahogadas por el clamor del gentío, que coreaba con entusiasmo su apellido, e interrumpidas por la mala conexión, el opositor publicó en sus redes su intervención.

Ferrer habló, fundamentalmente, de la figura de José Martí, quien sufrió “cruel prisión por defender la libertad y la independencia de una nación”. El activista emplazó a los cubanos a que recuerden al Apóstol “con mucho amor, con mucho respeto”, porque fue “sin dudas el más grande de los hijos de nuestra hermosa patria, que lo dio todo, se sacrificó siempre”.

De memoria, citó las críticas de Martí a Karl Marx y el socialismo, que previó como “la futura esclavitud”, además de sus famosos versos: “Yo sé de un pesar profundo, entre las penas sin nombres, la esclavitud de los hombres es la gran pena del mundo”.

También se refirió al “precio altísimo” que tienen que pagar todos aquellos que se enfrentan a la dictadura “de manera no violenta”: “prisión, torturas, amenazas de todo tipo, acoso constante, permanente, contra la familia”. Y concluyó: “La tiranía trata de aniquilar a todo el que tiene la dignidad, el coraje, el valor de enfrentarla”.