Los turistas canadienses están perdiendo el gusto de viajar a Cuba
Los apagones y la pérdida de calidad de los hoteles hacen mella en el principal mercado de la Isla
Madrid/“Precios económicos, playas magníficas, un destino popular e ignorancia: estas son las razones que empujan a los canadienses a seguir yendo a Cuba”, dice Manon Girardin, directora adjunta de la agencia de viajes canadiense Voyages CAA-Québec. Su empresa es una de las que se niega a comprar el mensaje de turismo seguro y paradisíaco que venden el régimen y sus publicistas.
“El riesgo de insatisfacción de los clientes es alto, especialmente para aquellos que ignoran –o prefieren ignorar– los problemas que enfrenta el país. Por tanto, hacemos algunas advertencias cuando proponemos este destino. Si quieres ir, tienes que saber dónde te estás metiendo para aceptar lo que venga y no decepcionarte”, señala en una nota de la sección de Viajes del diario local Le Nouvelliste en el que se preguntan ¿Quién tiene aún ganas de viajar a Cuba?
A las puertas de conocer los datos correspondientes al turismo del mes de septiembre, se sabe ya que los viajeros procedentes de Canadá habían caído en agosto, con un acumulado de 665.871, un 1,5% menos que el mismo mes del año anterior. Los canadienses siguen siendo la primera fuente de viajeros internacionales para Cuba, pero todo apunta a que el crecimiento hace mucho que tocó techo y ahora son Rusia, México y Argentina los países con perspectivas positivas.
“El riesgo de insatisfacción de los clientes es alto, especialmente para aquellos que ignoran –o prefieren ignorar– los problemas que enfrenta el país"
Hasta el 1 de septiembre llegaron 1.608.078 turistas a la Isla, 58.920 viajeros menos que el mismo periodo de 2023, y las expectativas no pueden ser peores, especialmente para un régimen que lo ha invertido todo en este sector. Septiembre y octubre, que son tradicionalmente malos meses, prometen malos datos y el apagón del pasado 18 de octubre, unido a los desastres del apagón y del huracán Oscar hacen temer que noviembre y diciembre, la temporada alta del turismo en Cuba, sea catastrófica.
“En general, el precio es mucho más económico que en otros destinos cercanos. Una colega va a la República Dominicana y el costo de su todo incluido ahora es de más de 3.000 dólares (unos 2.166 dólares estadounidenses) por una semana en febrero. Cuba nunca sería tan caro”, señala Girardin, que previene a los potenciales viajeros de que lo barato sale caro y recuerda uno de los últimos viajes de su agencia a Cayo Largo.
“Los pasajeros no pudieron ducharse durante varios días porque el hotel no tenía agua”, señala. En este caso, la compañía canadiense Sunwing tomó medidas para evitar el desabastecimiento llevando en su carga alimentos y bebidas locales para cubrir las necesidades de los pasajeros. Solo así, ese grupo pudo tener, por ejemplo, bebidas alcohólicas extranjeras, aunque no todos corrieron con la misma suerte.
Este martes, el Gobierno canadiense actualizó el estado de la alerta para viajeros sobre Cuba. Como la mayoría de Estados, Ottawa emite recomendaciones y advertencias sobre todos los países del mundo que los futuros viajeros pueden consultar para saber si tomar las precauciones normales, extremarlas y por qué o evitar a toda costa ir a un destino peligroso. Cuba, que había estado en el nivel identificado con color verde hasta octubre de 2023 –salvo en casos de eventos meteorológicos concretos– adquirió el amarillo, con carácter general en esa fecha y ya no ha mejorado. El motivo: la escasez de algunas necesidades básicas, entre ellas la comida, los medicamentos y la gasolina.
La actualización de ayer introdujo el nivel naranja para las provincias de Guantánamo y Holguín, donde se recomienda evitar los viajes que no sean esenciales, por las secuelas del huracán Oscar
La Isla se salva en las alertas regionales, donde se mantiene el verde –precauciones normales– para La Habana, Jardínes del Rey y los resorts de Varadero, Cayo Largo, Jibacoa, Marea del Portillo, Playa Ancón y Playa Santa Lucia; pero la actualización de ayer introdujo el nivel naranja para las provincias de Guantánamo y Holguín, donde se recomienda evitar los viajes que no sean esenciales, por las secuelas del huracán Oscar.
No es el único puntillazo a la temporada alta en su mercado prioritario. Este martes, François Laramée, un agente de viajes quebequés que se encontraba en Varadero durante el apagón, ofreció una entrevista a la cadena LCN donde no pudo ser más contundente: "Ya era hora de que volviera, porque fue patético", dijo desde Quebec, donde logró regresar la noche del lunes al martes.
Laramée, que consideraba hasta ahora a Cuba como un “segundo hogar”, explicó que en el momento de regresar su hotel aún no tenía energía. “Incluso estando en un cinco estrellas fue catastrófico”.
Tras vivir la experiencia en sus carnes, Laramée se tomó la molestia de recomendar a las 40 personas que llamaron a su agencia la mañana del martes interesándose por viajar a Cuba que no vayan en, al menos, un mes. “Yo les digo que esperen al próximo mes, mientras se recuperan”, aconsejó. “Incluso el personal, que suele ser amable y cariñoso, estaba muy cansado. Realmente, no fue nada divertido”.
“Incluso el personal, que suele ser amable y cariñoso, estaba muy cansado. Realmente, no fue nada divertido”
Laramée recomienda a los canadienses ávidos de sol y playa que escojan antes República Dominicana o México.
Este año trascendió un hecho que dio el salto incluso a la prensa internacional que puede haber contribuido a la parálisis del mercado canadiense en Cuba más aún que las advertencias gubernamentales. Faraj Allah Jarjour, un turista de Montreal que falleció en Varadero el pasado marzo, fue enterrado en Rusia al ser confundido con un viajero de ese país, Ilya Neroev, que falleció también en la Isla. Los cuerpos de ambos fueron confundidos por las autoridades cubanas hasta que el error fue descubierto por la familia canadiense, que no reconocía el cadáver recibido.
Además, la canadiense Caroline Tétrault vivió junto a su marido, Christian Maurais, una pesadilla cuando una apendicitis estuvo a punto de complicársele con una peritonitis estando de vacaciones en Villa Clara. La pareja, de Quebec, contó en televisión las precarias circunstancias en que estaba el hospital donde ella fue atendida y que pese a la profesionalidad del personal de Salud les hicieron llegar a una conclusión: “Desgraciadamente, para nosotros, Cuba se acabó. Estoy seguro de que el mundo está lleno de sitios muy bonitos que ver”.