Amnistía denuncia una "crisis dramática" de la violencia en Río de Janeiro
Río de Janeiro/(EFE).- Río de Janeiro, que hace apenas un año era el "centro del mundo" como sede de los Juegos Olímpicos, vive hoy una "crisis dramática en todos los niveles" que se ha traducido en un aumento de la violencia, según denunció este jueves la organización Amnistía Internacional (AI).
"Río vive una crisis dramática en todos los niveles", explicó a Efe Renata Neder, asesora de AI sobre Derechos Humanos, quien subrayó que el estado registra "niveles cada vez más altos de violencia letal, inseguridad y militarización".
Un año después de los Juegos Olímpicos Neder denuncia que "las promesas no fueron cumplidas" y que la violencia se ha disparado, agravada por la crisis económica, política y social.
Neder, que participó este jueves en la presentación de la campaña de Amnistía Internacional 'Los derechos no se liquidan', afirmó que la situación en Río es especialmente preocupante no solo porque es la "vitrina" de Brasil sino porque "es el ejemplo de las políticas de seguridad pública que luego se exportan al país".
Según Amnistía Internacional, "Río vive una crisis dramática en todos los niveles"
La situación es más preocupante aún por la aplicación de "políticas equivocadas" que, según la activista, pueden derivar en un aumento de las víctimas.
Un ejemplo, apuntó, es la militarización para intentar sofocar la violencia en Río, con un despliegue de 10.000 soldados, siguiendo la lógica de que en la región hayuna "guerra".
"No estamos en guerra. No podemos admitir el abuso de las autoridades del concepto de guerra porque eso banaliza la actuación de la Policía", agregó.
La violencia policial también se ha multiplicado, según Neder, quien denunció que "si en Río de Janeiro la policía deja de matar, cae un 20% el número de homicidios".
La activista rechazó, además, el uso de términos como "bala perdida" porque "cuando ocurre en un contexto de operación policial, la responsabilidad es del Estado".
Víctima de "bala perdida", según la versión oficial, fue Claudinéia dos Santos Melo, una joven embarazada que a finales de junio fue impactada en la pelvis por una bala cuando se dirigía al mercado en la favela do Lixão, en las afueras de Río.
La violencia policial también se ha multiplicado en la ciudad
Los médicos practicaron una cesárea urgente para intentar salvar a su bebé, Arthur, que quedó parapléjico y sobrevivió apenas un mes.
El mismo día, Marlene María da Conceição, de 76 años, y su hija Ana Cristina, de 39 años, murieron por "balas perdidas" en la favela de Mangueira, cerca del estadio de Maracaná, cuando se dirigían a su trabajo.
En abril, otra "bala perdida" acabó con la vida de la pequeña Maria Eduarda Alves mientras hacía gimnasia en el patio de su colegio, en la zona norte de Río, y la investigación posterior confirmó que fue alcanzada por proyectiles de la Policía.
Las autoridades hablaron del caso de María Eduarda como un "daño colateral" en la "guerra" que vive Río de Janeiro.
Según estimaciones del Instituto de Seguridad Pública, en lo que va de año Brasil registra una media de 19 muertes violentas diarias, un 16% más que el pasado año.