El atentado de Berlín revela lagunas en la lucha antiterrorista y la cooperación internacional
Berlín/(EFE).- La vida de Anis (Ben) Amri, el tunecino de 25 años que presuntamente cometió el atentado de Berlín, es un reguero de delitos, seguimientos policiales e intentos de expulsión que revela lagunas en la lucha antiterrorista y en la cooperación internacional.
Ésta es la imagen que conforman las informaciones publicadas sobre un joven que, según la orden de detención europea de la Fiscalía Federal alemana, mide 1,78 centímetros, pesa 75 kilos, tiene ojos marrones y pelo moreno, y "puede ser violento e ir armado".
Amri nació un día como hoy, 22 de diciembre, de 1992 en Kairuán, una ciudad del norte de Túnez de unos 160.000 habitantes, en el seno de una familia numerosa con nueve hijos, cinco chicas y cuatro chicos, según el diario Bild.
En 2011, poco después de que estallase la revolución en Túnez que dio lugar a la primavera árabe, abandonó el país, cruzó el Mediterráneo en una patera para llegar a la isla de Lampedusa, en Sicilia, según publican medios italianos.
En febrero de ese año fue alojado en un centro de menores de Catania, porque alegó que tenía 17 años a pesar de que ya contaba con 18, y se le inscribió en un colegio, hasta que se descubrió el engaño.
Apenas cinco meses más tarde, el 23 de julio, fue detenido acusado de haber incendiado el centro de acogida en el que residía y por otros delitos como robo, amenazas y agresión.
La vida del tunecino es un reguero de delitos, seguimientos policiales e intentos de expulsión
Amri fue condenado por la justicia italiana a cuatro años de cárcel, que cumplió íntegramente en la prisión de Ucciardone, en Palermo, la capital de Sicilia, donde podría haber entrado ya en contacto con islamistas.
Al término de su condena se decretó su expulsión, pero no llegó a ser deportado a Túnez: desapareció mientras el proceso burocrático permanecía atascado por la falta de cooperación de las autoridades de su país.
Las autoridades alemanas han confirmado que en julio de 2015 entró en el país a través del estado de Baden-Württemberg, en el suroeste, cuando empezaba a aumentar el flujo de refugiados que llegaba al país. Solicitó asilo, pero su petición fue denegada el pasado mes de junio.
En ese mismo momento se inició su proceso de expulsión de Alemania, pero tampoco pudo llevarse a cabo por la falta de cooperación de Túnez, que rebatió durante un tiempo que fuera nacional suyo y no envió los documentación necesaria hasta dos días después del atentado.
La orden de detención europea revela que ha usado hasta seis identidades distintas, con tres nombres de pila diferentes, cinco apellidos, cinco fechas de nacimiento y tres nacionalidades (tunecina, egipcia y libanesa).
En febrero de este año se trasladó a Berlín, donde residió la mayor parte del tiempo hasta el día del ataque, aunque en varias ocasiones viajó a Renania del Norte-Westfalia, donde entró en contacto con círculos salafistas, según medios alemanes.
Sus movimientos fueron detectados por diversos servicios secretos alemanes, informó el responsable de Interior de Renania del Norte-Westfalia, Ralf Jäger, que llegaron a clasificarlo como "peligroso", etiqueta que tienen 549 personas en un país de más de 80 millones de habitantes.
Las autoridades de Berlín lo vigilaron entre marzo y septiembre de este año al temer que pretendiera cometer un robo para comprar armas automáticas y, presuntamente, perpetrar después un atentado, pero el operativo se cerró al no hallarse pruebas que sustentaran las acusaciones.
Las fuerzas de seguridad pincharon sus comunicaciones y, según Der Spiegel, el joven llegó a ofrecerse como terrorista suicida, pero eran mensajes en clave, por lo que no constituían prueba suficiente para detenerlo.
La orden de detención europea revela que ha usado hasta seis identidades distintas
La última comunicación entre las fuerzas antiterroristas alemanes en relación con Amri tuvo lugar este noviembre, según Jäger.
Según informa el diario The New York Times, estaba incluido en una lista de personas que tenían prohibido volar a EE UU y la inteligencia estadounidense tenía constancia de que había buscado en internet cómo fabricar bombas y de que se había comunicado con el Estado Islámico (EI) al menos en una ocasión.
Hace dos semanas contactó por última vez a través de Facebook con su hermano Walid, que sigue en Túnez y con el que de vez en cuando cruzaba alguna frase, según Bild.
Lo último que se sabe de Amri es que en la cabina del camión que irrumpió en el mercadillo navideño de Berlín, el que mató a doce personas e hirió a unas 50 el pasado día 19, se encontró un documento alemán con su nombre y sus huellas dactilares.