Los artistas independientes de China, libres solo en sus obras
Pekín/(EFE).- Se definen como artistas independientes, y sus creaciones suelen tener un componente de denuncia e irreverencia al que China no da su visto bueno. Famosos o anónimos, eligen salirse del sistema para que nadie dicte su obra, aunque eso complique su vida.
"Muchos no se atreven a cooperar con nosotros por causas políticas", dice a Efe Gao Qiang, el pequeño de los Gao Brothers (Hermanos Gao), en una cafetería que los conocidos artistas regentan en el distrito 798 de Pekín, una antigua zona industrial al norte de la capital que actualmente acoge modernas galerías de arte.
La suya está muy cerca, pero solo la utilizan como lugar de trabajo. El Gobierno chino la cerró al público en el año 2007, aunque allí todavía almacenan varias de sus obras insignia.
Entre ellas, la llamativa Ejecución de Cristo, en la que seis réplicas de bronce del Gran Timonel apuntan a un Jesucristo en posición indefensa, o varios indecorosos bustos de Mao con delantera femenina y las extremidades abiertas en postura de alumbramiento.
Claramente controvertidas, su última exposición en Pekín les fue permitida en 2010. Desde entonces, viven de su éxito en el extranjero, donde la rebeldía de sus creaciones ha llamado la atención de actores de Hollywood o altos ejecutivos de Wall Street, según fuentes próximas a los artistas.
Pese a su reputación y a que el Gobierno chino les devolvió su pasaporte en 2003 y pueden viajar, aseguran que eso no es ninguna garantía. "El que estemos seguros ahora, no quiere decir que lo estaremos después. Cualquier acción nos puede causar un problema. En China la política es como el aire: está en todas partes", dice a Efe el mayor, Zhen Gao.
"Cualquier acción nos puede causar un problema. En China la política es como el aire: está en todas partes"
Pero eso no les anima a marcharse, sino todo lo contrario. "Muchas obras nuestras tienen que ver con la realidad de la sociedad china y queremos ver aquí el cambio", apunta el menor de los artistas, cuya obra aseguran estar marcada por acontecimientos como la Revolución Cultural (1966-1976).
Emprendida para "limpiar" las influencias del capitalismo en China, el entonces secretario del Partido Comunista, Mao Zedong, ordenó el encarcelamiento y el envío a campos de trabajo de millones de personas, entre ellos el padre de los artistas, quien, según la versión del Gobierno, se acabó suicidando en prisión.
Reminiscencias de ese periodo se sienten ahora, medio siglo después, bajo el mandato de Xi Jinping. Por orden del Gobierno, artistas y profesionales de los medios de comunicación tendrán que pasar etapas en el campo para dejar atrás la "esclavitud del mercado", tal y como lo expresó el mandatario hace pocos meses.
"No hemos sacado ni un fen (una centésima del yuan) del Partido Comunista y no vamos al campo como ellos quieren. Estamos fuera del sistema y no nos afecta", cuenta a Efe Yang Weidong, autor de un volumen de entrevistas sobre temas delicados en China (llamado "Signal", "Señal"), como la democracia, en un café de Pekín.
Aunque menos influyente que los Gao, sus libros y obras de arte también están censurados en la China continental, y, tras recibir alguna amenaza por parte de las autoridades, asegura que se protege "tratando de controlar" lo que dice.
No lo logra mucho. Mordaz, intercala un tema con otro, asegurando que "el 90% de los chinos no cree en el Partido Comunista", y que él quiere "presentar el estado real de las cosas", distinguiéndose de los artistas que "están dentro del sistema".
"Es como una gran actuación. Tienen sueldos dados por el Partido. Ellos sí irán al campo", matiza.
No obstante, la línea entre los artistas oficiales y los supuestos independientes es difusa en China. En círculos del sector se critica que algunos, como los Hermanos Gao o el reivindicativo Ai Weiwei, están protegidos por su fama internacional, o que el Gobierno es más permisivo porque cuentan con un padrino del Partido.
"No hemos sacado ni un fen del Partido Comunista y no vamos al campo como ellos quieren. Estamos fuera del sistema y no nos afecta"
Pero Yang, que pese a afirmar ser primo del vicepresidente Liu Yuanchao dice que no le conoce personalmente, cuenta que "al menos cinco policías" le vigilan "siempre" y cree que las cosas empeoran para ellos, aunque los "antisistema" intenten aunar fuerzas creando asociaciones como la Alianza de Artistas Independientes de China.
Los Gao tienen la misma opinión, y recuerdan que decenas de artistas independientes fueron detenidos por mostrar simpatía hacia las protestas prodemocráticas de Hong Kong de finales del pasado año, y que algunos siguen arrestados.
Teniendo o no una posición ventajosa, tanto los Gao como Yang han decidido quedarse en China y aprovechar su influencia desde dentro del país, con las limitaciones a las que se enfrentan y pese a que el Gobierno de Xi se ha mostrado más represivo hacia intelectuales, activistas o artistas, sin reparar en su fama o prestigio.
"La libertad la encuentro en mis obras", dice Yang, minutos antes de salir a la calle y reencontrarse de nuevo con los cinco policías que le "escoltan".