El búnker atómico: último secreto del dictador comunista rumano Ceausescu
Bucarest/(EFE).- A diez metros de profundidad, debajo de un suntuoso palacio de lujosos salones lleno de obras de arte, se esconde uno de los últimos secretos de la dictadura comunista rumana: el búnker atómico del dictador Nicolae Ceausescu.
Una puerta de acero da paso al pequeño reducto de solo 25 metros cuadrados, una simple sala protegida con paredes de diez centímetros de grosor y con un potente sistema de filtrado de aire. El paranoico líder rumano siempre pensaba que sus enemigos tratarían de envenenarlo.
"Se trata de un búnker de transición", explica la guía turística Roxana Iliescu, precisando que, sin cocina ni cuarto de baño, este lugar "estaba destinado a ser utilizado por un tiempo breve ante cualquier situación de urgencia".
El llamado Palacio de la Primavera en Bucarest, donde vivió Ceausescu y su familia hasta que fue derrocado y fusilado en la Navidad de 1989, fue abierto al público como museo hace un año
El llamado Palacio de la Primavera en Bucarest, donde vivió Ceausescu y su familia hasta que fue derrocado y fusilado en la Navidad de 1989, fue abierto al público como museo hace un año, después de haber estado cerrado durante mas de un cuarto de siglo.
No fue hasta finales de 2016 que se comenzó a permitir el acceso público al mítico refugio nuclear de los Ceausescu, una estancia que aún hoy está rodeada de ciertos misterios.
No se sabe cuándo se construyó y ni si quiera si el refugio subterráneo estuvo en su día conectado con el exterior a través de un túnel. Y si lo hubo, no se ha encontrado o su existencia no ha sido revelada hasta ahora.
"Por lo que sabemos, (el búnker) nunca llegó a ser utilizado por la familia Ceausescu", explica Iliescu en declaraciones a Efe.
El refugio se ha mantenido tal y como estaba en la época de la dictadura comunista del país balcánico y está decorado con numerosos trofeos y objetos regalados al dictador, colocados alrededor de una mesa con ocho sillas talladas.
La antesala al búnker es la llamada habitación Scornicesti, el nombre de la pequeña localidad donde Ceausescu nació en 1918 y vivió hasta los once años de edad, cuando se mudó a Bucarest para empezar a trabajar como zapatero.
A la salida del búnker se entra en un pasillo decorado con cuadros que muestran escenas de Ceausescu y de su esposa idolatrados en distintos momentos de su régimen
"Está decorada de tal manera que le recordara a su pueblo natal", cuenta Iliescu, mostrando un panel con distintas pieles de animal, ya que la caza era una de sus pasiones.
A la salida del búnker se entra en un pasillo decorado con cuadros que muestran escenas de Ceausescu y de su esposa, Elena, siendo idolatrados en distintos momentos de su régimen.
El Palacio de la Primavera, terminado a mediados de la década de 1960, está situado en un acomodado barrio de Bucarest y se extiende sobre una superficie de más de 4.000 metros cuadrados y cuenta con unas 80 habitaciones.
La mansión cuenta con una lujosa sala de cine decorada al estilo "Art Deco", con una veintena de butacas, donde la familia gobernante podía disfrutar de películas occidentales, lo que al resto de la población tenía prohibido hacer.
Además, hay una piscina cubierta y decorada con mosaicos, un invernadero con palmeras y plantas exóticas, y un gran jardín al aire libre por el que aún se pasean pavos reales.
Más de un 40% de los rumanos votaría por Nicolae Ceausescu como presidente del país y más de la mitad dice que bajo el comunismo se vivía mejor que ahora
Lámparas de cristal de Murano, lujosa porcelana local y mármol natural adornaban el Palacio del autoproclamado "Genio de los Cárpatos".
Los Ceausescu y sus tres hijos residían en este lugar desde 1965 hasta la revolución anticomunista que acabó con el fusilamiento de la pareja gobernante el Día de Navidad de 1989.
Más de un cuarto de siglo después, hay cada vez más nostálgicos que reivindican la figura de los Ceausescu.
Según unas encuestas de opinión realizadas en 2015, más de un 40% de los rumanos votaría por Nicolae Ceausescu como presidente del país y más de la mitad dice que bajo el comunismo se vivía mejor que ahora.
La restauración de esta residencia es sólo la última de una extensa lista de lugares emblemáticos de la dictadura rumana que se están abriendo al público en Bucarest y otros puntos del país.