"Algunas atrocidades con premeditación de la dictadura cubana son casi incomprensibles"
María Werlau ha sido reconocida por sus "valientes esfuerzos" por el Departamento de Estado de EE UU
Madrid/María Werlau (La Habana, 1959) dice que se sintió “sorprendida y conmovida” al saber que Estados Unidos la nombraba uno de los diez “héroes” de la lucha contra el tráfico de personas, cuyo informe de 2024 presentó el Departamento de Estado el lunes. Ella misma recogió entonces el galardón, concedido, según leyó la funcionaria estadounidense Cindy Dyer, “en reconocimiento a sus constantes y valientes esfuerzos en amplificar las voces y las historias de supervivientes de trabajo forzado y explotación en el programa de exportación de servicios de Cuba, incluyendo sus brigadas médicas”.
“Hago este trabajo por amor y compromiso moral, sin alardes, no me conciernen pagos, agradecimientos o reconocimientos, mucho menos pensar en premios, por lo que saber que el trabajo es tomado en cuenta reconforta y estimula”, respondió la activista a las preguntas de este diario.
Fundadora y directora de Archivo Cuba, lleva más de un cuarto de siglo dedicada a salvaguardar la memoria de las atrocidades cometidas por el régimen cubano. Así, no solamente se ha empeñado en recopilar toda la información respecto a las misiones internacionales cubanas –calificadas desde hace años por distintas organizaciones como trabajo forzado–, sino, por ejemplo, los nombres de los que han muerto por culpa directa del Estado.
Lo más frustrante de su trabajo en estos años, dice, ha sido la “falta de recursos y tiempo para hacer más por las víctimas y sobrevivientes”. De todas las víctimas que ha documentado, no menciona en especial a ninguna: “Todas me impactan y cada una es la más importante cuando se trabaja con ella, o se piensa en las consecuencias”. Eso sí, puntualiza, “algunas atrocidades con premeditación y alevosía son casi incomprensibles”.
"La dictadura ha tenido más de seis décadas con todos los recursos del Estado totalitario para la propaganda, la diplomacia, la influencia internacional"
Ella que recopila datos y hechos que deberían ser incontrovertibles, ¿por qué cree que, a pesar de ellos, la Revolución cubana sigue teniendo tan buena prensa? “Trabajo mucho investigando ese tema”, contesta. “La dictadura ha tenido más de seis décadas con todos los recursos del Estado totalitario para la propaganda, la diplomacia, la influencia internacional, y su prioridad es usarlo para mantenerse en el poder a toda costa”.
Que a pesar de sus esfuerzos y de llevar tantos años trabajando, nada haya cambiado sustancialmente, es algo que le frustra y le duele, pero que también la anima a seguir: “Hay demasiado sufrimiento humano de por medio. Los seres humanos merecen sus libertades. No podemos jamás aceptar la violencia y la represión con que la dictadura de Cuba abusa de las personas”.
Lo dice con conocimiento de causa por motivos muy cercanos. Su padre, Armando Cañizares Gamboa, que había luchado en la Sierra Maestra del lado del ejército rebelde y trabajó en el Instituto del Azúcar, se dio cuenta enseguida del rumbo torcido que tomaba la Revolución y, tras exiliarse, formó parte de la Brigada 2506 que asaltó Playa Girón en 1961. Allí murió por disparos, pero su esposa, ha contado la propia María Werlau, no se enteró hasta mucho después, al ver una revista en un consultorio médico: “Había una foto de un brigadista muerto. Y era mi padre”.
La doble lucha de su progenitor es, en cierto sentido, la de Archivo Cuba, que no solamente documenta los muertos del castrismo sino también los de Fulgencio Batista. Casi 12.000 víctimas, por distintas causas, están recopiladas en su base de datos desde marzo de 1952 hasta la fecha.
Ajeno al nombre de Werlau, el mandatario Miguel Díaz-Canel se apresuró a criticar el informe elaborado por EE UU, que en el caso cubano apunta a las brigadas internacionales, tildándolo de “manipulador”.
En su reporte, Washington considera que Cuba, Venezuela y Nicaragua están entre los países con mayor existencia de tráfico de personas, ya que no cumplen los estándares mínimos ni hacen esfuerzos significantes para su eliminación.