En Brasil, el voto oculto a favor de Bolsonaro lleva a una segunda vuelta
Lula obtuvo un 48,2% de los votos, pero el líder de derecha logró el apoyo del 43,3%
Brasilia/El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva ganó las elecciones este domingo en Brasil, pero la fuerza oculta del mandatario Jair Bolsonaro, que los sondeos no detectaron en toda su magnitud, ha forzado una ahora imprevisible segunda vuelta para el 30 de octubre.
Lula, del Partido de los Trabajadores (PT) y abanderado de un frente de izquierda, obtuvo un 48,2% de los votos, dentro del margen de error que proyectaba la mayoría de las encuestas, pero el líder del Partido Liberal (derecha) logró el apoyo del 43,3% del electorado, cuando los sondeos le atribuían un máximo del 37%.
En las filas lulistas se notaba la frustración, aunque se resisten a pensar en una derrota en la segunda vuelta. Los días previos a los comicios la moral estaba por las nubes en la izquierda y había razones para ello, puesto que varias encuestas pronosticaban un triunfo de su candidato con más del 50% de los votos válidos y, por tanto, sin necesidad de una segunda vuelta. Sin embargo, la realidad ha sido otra este domingo.
Los días previos a los comicios la moral estaba por las nubes en la izquierda y había razones para ello, puesto que varias encuestas pronosticaban un triunfo de su candidato con más del 50% de los votos válidos
A tenor de los resultados regionales, ese caudal de electores que los sondeos no detectaron se escondía sobre todo en el estado de Sao Paulo, el mayor colegio electoral del país, donde el candidato a gobernador bolsonarista, Tarcísio Gomes de Freitas, obtuvo un 42%, siete puntos más de lo que previeron los estudios demoscópicos.
Deberá disputar también una segunda vuelta frente al izquierdista Fernando Haddad, delfín de Lula y favorito en los sondeos, que sin embargo se quedó en un 35%.
El resultado en Sao Paulo fue clave para que la diferencia de entre 12 y 15 puntos porcentuales que Lula mantenía en los sondeos frente a Bolsonaro se redujera a menos de la mitad, con lo que todo queda abierto para la segunda vuelta del próximo 30 de octubre.
También ayudó a Bolsonaro la reelección en primera vuelta del gobernador de Río Janeiro, Cláudio Castro, quien logró un aplastante 58%, frente al 27% del izquierdista Marcelo Freixo, una diferencia cuya amplitud no fue prevista por ninguna encuesta.
Serán ahora otras cuatro semanas de campaña y una de las claves estará en las posiciones que adopten la senadora Simone Tebet, del centroderechista Movimiento Democrático Brasileño (MDB), y Ciro Gomes, abanderado del Partido Democrático Laborista (PDT), que este domingo se repartieron el apoyo de casi el 8% del electorado.
Tebet quedó en tercer lugar, con un 4,1%, seguida por Gomes (3%), pero en sus partidos había sectores que habían anticipado su apoyo a Lula, ya para este domingo.
Lula tendría un espacio mayor para pescar que Bolsonaro, a quien en principio se le dificultaría la necesaria tarea de sumar votos más allá de los sectores más conservadores que le apoyan
Con eso, Lula tendría un espacio mayor para pescar que Bolsonaro, a quien en principio se le dificultaría la necesaria tarea de sumar votos más allá de los sectores más conservadores que le apoyan.
Aunque Gomes había anticipado que no apoyaría ni a Bolsonaro ni a Lula, el PDT, históricamente próximo al ex mandatario, ha insinuado que tendrá un lado en la segunda vuelta.
Tal vez por eso, el candidato laborista dijo este domingo, tras conocerse los resultados, que se tomará "unos días para pensar" y que consultará "con el partido" su decisión definitiva.
Tebet también fue esquiva tras el cierre de las urnas y dijo que hará consultas con el MDB, pero aclaró que no será "omisa".
"La palabra ahora está con el partido, pues soy respetuosa del proceso de decisiones, pero en un máximo de 48 horas me pronunciaré, porque tengo una responsabilidad", declaró.
Lula, quien las dos veces que ganó las elecciones, en 2002 y en 2007, se impuso en segunda vuelta, adelantó que, como en esas otras oportunidades, está dispuesto a conversar con todos los sectores de la política a partir de mañana mismo.
"Tengo certeza absoluta de que la justicia divina hará que ganemos las elecciones para recuperar la dignidad del pueblo brasileño", exclamó el ex presidente, que gobernó el país entre 2003 y 2010, ante unos pocos centenares de seguidores y en medio de un amplio dispositivo policial. Su sucesora en la Presidencia del país, Dilma Rousseff (2011-2016), fue taxativa: "Juntos derrotaremos a este bárbaro que está en la Presidencia de la República".
Bolsonaro reconoció que este domingo los brasileños manifestaron su "voluntad de cambio", pero subrayó que "ese cambio no puede ser para peor".
Citó los casos de Argentina, Chile y Colombia, países en los que la derecha fue desplazada por líderes de izquierda en los últimos tiempos, e insistió en que los brasileños "no pueden correr el riesgo de perder su libertad".
También aseguró que una victoria de Lula pondría en riesgo "la libertad religiosa" y el "respeto" que el actual Gobierno tiene por "la familia" y los "valores tradicionales", con lo cual dio a entender que para la segunda vuelta subrayará aún más la agenda conservadora con la que llegó al poder en 2018.
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