China y Hong Kong extreman la vigilancia en el aniversario de la masacre de Tiananmen

35 años después, los jóvenes chinos tienen más recursos, pero viven mucho más controlados

Alexandra Wong (C), una activista conocida como Abuela Wong, se sienta en el suelo antes de ser detenida por agentes de policía en Causeway Bay, cerca de Victoria Park en Hong Kong, el 4 de junio de 2024.
Alexandra Wong (C), una activista conocida como Abuela Wong, se sienta en el suelo antes de ser detenida por agentes de policía en Causeway Bay, cerca de Victoria Park en Hong Kong, el 4 de junio de 2024. / EFE
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04 de junio 2024 - 12:00

Pekín/Hong Kong/Taipéi/La masacre de Tiananmen cumple este martes 35 años con las habituales restricciones en Pekín para acceder a la plaza mientras en Hong Kong se ha extremado la vigilancia para evitar la celebración de cualquier vigilia conmemorativa.

Así, Taipéi es el único territorio de habla china que conmemorará la efeméride con un acto en el centro, donde su presidente, William Lai (Lai Ching-te), aseguró hoy que el recuerdo de la masacre "no desaparecerá en el torrente de la historia".

Más de tres décadas después de los hechos ocurridos en la noche del 3 al 4 de junio de 1989, cuando soldados y tanques del Ejército de Liberación Popular chino se abrieron paso hasta la céntrica plaza pequinesa, el tema sigue siendo tabú en China, que nunca ha publicado una cifra oficial de fallecidos por la represión militar y que oscila entre cientos y miles, dependiendo de la fuente.

Hace 35 años, cientos de miles de estudiantes y trabajadores se manifestaron en la plaza por el fin de la corrupción y por una mayor apertura política.

Hace 35 años, cientos de miles de estudiantes y trabajadores se manifestaron en la plaza por el fin de la corrupción y por una mayor apertura política

Este martes, la avenida de Chang'an, que bordea la plaza, está cerrada para peatones y ciclistas al tiempo que grupos de voluntarios con brazaletes rojos pasean por los alrededores con el objetivo de "mantener la estabilidad".

Mientras, en redes sociales cualquier mención está prohibida mientras que la organización Human Rights Watch (HRW) señaló ayer desde su sede de Nueva York que las autoridades "se han adelantado nuevamente a las conmemoraciones" para "tratar de borrar la memoria de la masacre".

Zhan Xianling, una de las fundadoras de las Madres de Tiananmen, el grupo que aglutina a los familiares de las víctimas, está "bajo vigilancia con policías fuera de su casa", al igual que otros activistas relacionados con aquellas protestas como Pu Zhiqiang, un abogado de derechos humanos que fue representante estudiantil en 1989, indica HRW en un comunicado.

Asimismo, Chinese Human Rights Defenders (CHRD) también ha pedido la liberación de otros activistas detenidos en los últimos años, que se esclarezcan los hechos y que se haga justicia.

Durante más de tres décadas, miles de personas se congregaban en el emblemático Parque Victoria de Hong Kong para conmemorar, de forma pacífica y a la luz de las velas, a las víctimas de la represión, una tradición que se celebró por última vez en 2019 y que ahora ha sido reemplazada por un "carnaval" organizado por grupos pro-Pekín.

La tradicional marcha ahora ha sido reemplazada por un "carnaval" organizado por grupos pro-Pekín.

El grupo organizador de aquellas vigilias anuales, la Alianza de Hong Kong en Apoyo de los Movimientos Patrióticos Democráticos de China, se disolvió en septiembre de 2021 tras la detención de sus principales líderes –acusados de incitar a la subversión–, y las autoridades ya no permiten dicha celebración, alegando la necesidad de "salvaguardar la seguridad nacional" en la ex colonia británica.

En los últimos días, en vísperas del aniversario, la Policía ha detenido a ocho personas –la última este mismo lunes–, entre ellas a una antigua organizadora de la vigilia que actualmente se encuentra en prisión, por presuntamente publicar sobre la conmemoración "con contenidos sediciosos que incitan al odio".

Fueron los primeros arrestos conocidos en virtud de una nueva ley de seguridad nacional aprobada en marzo por el Gobierno de Hong Kong para complementar otra impuesta en 2020 por Pekín para desactivar las multitudinarias protestas prodemocráticas de 2019.

"Todavía hay fuerzas que intentan socavar la estabilidad y la seguridad de Hong Kong", aseguró a la prensa este martes el líder de la ciudad, John Lee, que sin embargo evitó mencionar específicamente la efeméride.

Mientras, en Taiwán, las conmemoraciones volverán a concentrarse en la plaza situada frente al mausoleo de Chiang Kai-shek

Mientras, en Taiwán, las conmemoraciones volverán a concentrarse en la plaza situada frente al mausoleo de Chiang Kai-shek, en el centro de Taipéi, símbolo de la represión a la que estuvo sometida la isla durante cuatro décadas.

Como cada año, los manifestantes encenderán velas y portarán pancartas en una vigilia que, tras la entrada en vigor de la ley de seguridad nacional y la persecución a los manifestantes de Hong Kong, será la única que se celebrará en los territorios de habla china.

Al acto se sumará una exposición de arte en el propio mausoleo: bajo el título 'LifeDeathPreserveForgotten' ("VidaMuertePreservarOlvidado", en inglés), la muestra reúne las obras de dieciocho artistas de todo el mundo, incluidos de Taiwán, China y Hong Kong, en torno a los anhelos de democracia y libertad.

Este intento de no olvidar de la memoria colectiva este episodio encuentra en los jóvenes un nuevo impulso, con una generación que está mejor informada y con más recursos para sortear la censura, pese a la vigilancia estatal, con un control político en China que es, 35 años después de la masacre de Tiananmen, mucho más duro que en 1989.

Este intento de no olvidar de la memoria colectiva este episodio encuentra en los jóvenes un nuevo impulso, con una generación que está mejor informada

“Comenzaron protestando estudiantes universitarios, idealistas, que tenían muchas esperanzas depositadas en el país. Había una gran necesidad de reformas y problemas de injusticia social. Al tiempo, el Partido Comunista (PCCh) estaba dividido a nivel interno, y todo parecía indicar que podría haber un cambio. Las protestas, además, se ganaron el apoyo de la población en general”, relata a EFE Renee Xia, directora de Chinese Human Rights Defenders (CHRD).

La represión militar en las calles de la capital acabó con cualquier tentativa para exigir una mayor apertura política y las autoridades lo apostaron todo a la reforma económica sin rendir cuentas por aquel capítulo, como si nunca hubiera sucedido.

“Ahora, los desafíos son otros. Nuestra generación da por hecho que un cambio político no es posible y también tiene otras preocupaciones. La sostenibilidad del modelo, la desaceleración económica. Que no haya trabajo como antes. Que no podamos comprar una casa, que pinchen burbujas, que haya desigualdades”, comenta un trabajador pequinés del sector audiovisual.

Es también otra China desde que el PCCh, bajo la batuta de Xi Jinping, apostase por “fortalecer el control apoyándose en el uso masivo de nuevas tecnologías” y por “un modelo social basado en la censura, la propaganda y la vigilancia”, denuncia Reporteros Sin Fronteras.

“Es una situación paradójica. La represión política actual es mucho más dura que la de 1989, pero los jóvenes están mejor informados y tienen más recursos, como los servicios VPN, que se utilizan para sortear la censura y acceder a páginas prohibidas como Google, Youtube o X”, indica Xia.

Occidente relajó las sanciones por Tiananmen “demasiado pronto”, lo que permitió a Pekín “convertirse en una superpotencia preparada para dominar el orden internacional

El “desafío”, agrega, es “la crueldad del régimen a la hora de castigar a críticos y activistas”.

“A esto hay que sumar la falta de voluntad política de los líderes democráticos a la hora de tratar de detener las agresiones contra los derechos humanos”, dice Xia, quien cree que Occidente relajó las sanciones por Tiananmen “demasiado pronto”, lo que permitió a Pekín “convertirse en una superpotencia preparada para dominar el orden internacional, según sus propias reglas”.

La represión hoy alcanza a ciudadanos chinos que no viven en su país, denuncia a EFE Sarah Brooks, directora de Amnistía Internacional para China: “Hay estudiantes a los que se presiona cuando están fuera con amenazas a sus familiares”.

“El Gobierno tira de nacionalismo y les pide que no traicionen a la madre patria asistiendo a eventos en los que se critique al país, lo cual supone una grave amenaza para el libre intercambio de ideas”, señala.

Brooks destaca que, con todo, en los últimos años se han vivido expresiones esporádicas de descontento, como las protestas en Shanghái y Pekín contra las draconianas restricciones antipandémicas.

“La represión alimentó aún más la pasión y los esfuerzos en la lucha por los derechos humanos

Pero también contra la censura y la falta de libertad de expresión, algo que se plasmó en los folios de papel en blanco que mostraron los manifestantes de finales de 2022: “Poco a poco, más gente ha logrado escapar al ‘Gran Cortafuegos de China’, que impide el acceso a aplicaciones y páginas censuradas”.

“Estas nuevas generaciones han quedado muy desilusionadas tras la pandemia”, dice Xia, quien cree que, aunque muchos no sepan qué significó realmente, Tiananmen dejó “un legado sobre el coraje”.

“La represión alimentó aún más la pasión y los esfuerzos en la lucha por los derechos humanos. Además, el Gobierno no ha podido borrar por completo ese episodio de la memoria colectiva. Gracias a internet, pero también a la tradición oral. Y ahora mucha gente está haciendo esfuerzos para documentar lo que ocurrió con relatos presenciales, fotografías y vídeos”, asevera.

Opinión que comparte Brooks, que incide en la importancia de recordar la efeméride ahora que las fundadoras de las Madres de Tiananmen, el grupo que aglutina a los familiares de las víctimas, “empiezan poco a poco a desaparecer”.

Aunque suman 155 familiares, la cifra de muertos de 1989 fue superior, sin contar otro tipo de víctimas, como tullidos, huérfanos o exiliados. El número total sigue sin conocerse y, cada vez que se acerca una fecha sensible, China aumenta la vigilancia para que su voz no se pueda escuchar.

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