China observa impasible el duelo electoral entre Trump y Harris, "dos caminos hacia el mismo precipicio"
Ambos candidatos visitan Arizona y Nevada, estados clave del oeste de EE UU
Washington/China observa impasible las elecciones presidenciales estadounidenses que se celebran el martes: gane Donald Trump o gane Kamala Harris, el gigante asiático cree que Washington mantendrá una política de "contención" hacia Pekín con nuevas restricciones en el plano tecnológico y el comercial.
"Para China, Trump o Harris son dos caminos hacia el mismo precipicio. Trump es impredecible, pero es transaccional. Harris seguirá la política de Joe Biden, que ha sido venenosa para la relación bilateral", señala a EFE el analista político Einar Tangen, del Instituto Taihe, un think tank fundado en 2013 en Pekín.
Según el académico, "es muy difícil negociar con alguien para quien todo lo que haga o deje de hacer China es hostil", frase que vale "para ambos candidatos" porque "no es probable que Pekín se encuentre a estas alturas con una administración favorable". Tangen recuerda los rifirrafes de la era Biden y asegura que en la industria estadounidense hay voces críticas sobre las regulaciones de su Gobierno para prohibir la venta e importación de vehículos fabricados con tecnología china o las restricciones a las exportaciones a China de semiconductores y otra tecnología clave.
"Es muy difícil negociar con alguien para quien todo lo que haga o deje de hacer China es hostil"
"Obstáculos", a juicio del académico, para "impedir que el gigante asiático avance" en su apuesta por la innovación en sectores como la inteligencia artificial donde aspira a posicionarse a la vanguardia global, "algo que Washington no está dispuesto a permitir".
Mientras, la Administración Biden ha acusado a China de "prácticas comerciales desleales" al entrar en mercados estratégicos como las energías renovables, baterías o coches eléctricos con precios muy por debajo del mercado y con sobreproducción. "Usan conceptos como la seguridad nacional y el exceso de capacidad como excusa, pero son simple y llanamente medidas proteccionistas", anota Tangen, para quien EE UU es "un imperio que lleva siglos en el corazón de todos los conflictos".
Similar opinión tiene Ding Yigan, ex subdirector del Instituto de Estudios sobre Desarrollo del Ejecutivo chino: "No importa quién gane estas elecciones porque las élites políticas estadounidenses coinciden en que China es su gran amenaza a largo plazo". "Tienen miedo del ascenso de China. Pero China lo que quiere es más comercio, más logística, más intercambios, no es un imperio basado en la expansión", argumenta.
"Tienen miedo del ascenso de China. Pero China lo que quiere es más comercio, más logística, más intercambios"
Ding rememora que Trump fue el primero en "querer demostrar su poder con unos aranceles alejados de la realidad, obviando que las dos economías están estrechamente entrelazadas y que el 'desacople' es un imposible". En 2018, tras llegar al poder, Trump impuso varias tandas de tarifas a productos chinos por valor de unos 370.000 millones de dólares anuales, unas tres cuartas partes de las exportaciones del país asiático, a lo que Pekín respondió con represalias contra las exportaciones estadounidenses.
Los dos países firmaron una tregua parcial en enero de 2020: China se comprometió a aumentar sus compras de bienes estadounidenses en unos 200.000 millones de dólares en dos años, respecto a los niveles de 2017, pero Washington afirma que Pekín incumplió el pacto.
Según Ding, la guerra comercial solo hizo elevar los precios de los bienes importados para los consumidores estadounidenses y creó problemas a agricultores y fabricantes del país norteamericano. Para China supuso menos inversión foránea y una ralentización de su actividad manufacturera, si bien "hizo que sus empresas apostaran por la autosuficiencia" para sortear los bloqueos.
En la campaña de este año, Trump ha asegurado que aplicará tasas de hasta el 60 % a los bienes chinos con vistas a una posible nueva negociación comercial, mientras Harris ha dicho que apoyará aranceles para ciertos sectores estratégicos, con tarifas del 100 % para los eléctricos y del 50 % para los paneles solares. Una nueva guerra comercial podría aumentar la inflación en Estados Unidos, reducir su crecimiento y desestabilizar aún más los mercados globales, según Jan Hatzius, economista jefe de Goldman Sachs. Los aranceles de Harris, más específicos, serían "menos perjudiciales económicamente pero también menos efectivos".
A esto habría que sumarle las represalias que tome Pekín contra las empresas estadounidenses que operan en China o sobre las exportaciones de materiales críticos: en mayo, el ministro de Exteriores, Wang Yi, calificó los aranceles de Biden como un "caso típico de hegemonismo" que "raya la locura" y acusó a Washington de haber "perdido la razón para garantizar su supremacía".
Los portavoces chinos han reiterado que no comentarán sobre las elecciones estadounidenses porque "Pekín no interfiere en asuntos internos de otros países", aunque medios como The Washington Post han denunciado que piratas informáticos afiliados a China interceptaron llamadas telefónicas de un asesor de campaña de Trump para recopilar información e influir en los votantes.
Los portavoces chinos han reiterado que no comentarán sobre las elecciones estadounidenses
Trump y Harris, por su parte, llevaron a cabo mítines en Arizona y Nevada, dos estados clave para las presidenciales del 5 de noviembre, en sus esfuerzos finales por movilizar al electorado. El trayecto de Harris comenzó en Arizona, donde, acompañada por la agrupación mexicana Los Tigres del Norte, reiteró su compromiso de luchar por la clase media con medidas para reducir los precios de la vivienda, medicamentos y alimentos.
La vicepresidenta llevó ese mismo mensaje a Las Vegas, Nevada, donde fue respaldada por la banda de rock mexicana Maná y la estrella de pop de origen puertorriqueño Jennifer Lopez, quienes incitaron a la comunidad latina a ejercer su voto. "¡Todos ustedes en Las Vegas, y todos los que nos están viendo en Estados Unidos, tienen el poder!, ¡salgan a votar!", expresó el baterista de Maná, Alejandro González, mientras que Lopez hizo referencia a su canción 'Let's Get Loud' ('Pongámonos a gritar' en español) para motivar a la comunidad latina a que "se hicieran notar" a través de su sufragio.
Harris también habló sobre su compromiso para garantizar el aborto en el país, uno de los temas centrales de su campaña, y acusó a Trump de no respetar "la libertad de las mujeres". "Ayer (Trump) dijo que haría lo que él quisiera así le gustara a las mujeres o no. Él es la misma persona que dijo que las mujeres deberían ser castigadas por sus decisiones", aseveró la demócrata.
"Sabemos que si fuera elegido, prohibirá el aborto", ahondó y prometió que de ser electa firmaría una ley para proteger el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos. En Henderson (Nevada), Trump insistió en sus insultos contra Harris, cuestionando su capacidad para la presidencia y llamándola una "niña". "No puede manejar la presidencia, se abrumaría, colapsaría y millones de personas morirán", dijo el republicano, sin dar mayor contexto. "¿Les gustaría perder su trabajo porque Kamala tiene la compresión de temas de economía igual a la de una niña?", añadió.
"No puede manejar la presidencia, se abrumaría, colapsaría y millones de personas morirán"
El ex mandatario habló también del abogado y anterior aspirante a la presidencia Robert F. Kennedy, contando que –de ser elegido– le encargará que trabaje en temas de salud relacionados con mujeres y en el suministro de alimentos en EE UU Kennedy ha sido criticado por promover teorías de la conspiración durante la pandemia, en especial en contra de las vacunas.
El político ambientalista primero aspiró a la presidencia como demócrata, después continuó como independiente y en agosto se retiró y dio su apoyo a Trump, aunque su nombre seguirá apareciendo en las papeletas de algunos estados. Según las encuestas, la contienda del próximo 5 de noviembre entre Kamala Harris y su rival republicano, el ex presidente Donald Trump, se perfila como la más ajustada de las últimas décadas, de manera que el ganador podría tardar algunos días en conocerse. Nevada y Arizona son dos de los siete estados que pueden definir quien será el próximo presidente de Estados Unidos junto con Carolina del Norte, Michigan, Pensilvania, Georgia y Wisconsin.