Un ex agente de la CIA cuestiona descartar la mano extranjera en el síndrome de La Habana
Marc Polymeropoulos, que presenta su libro 'Claridad en medio de crisis', se siente decepcionado con el informe de siete agencias estadounidenses que concluyó lo contrario se siente decepcionado con el informe de siete agencias estadounidenses que concluyó lo contrario
Miami/(EFE).- Marc Polymeropoulos, un ex alto oficial retirado de la CIA que dice ser víctima del llamado síndrome de La Habana, calificó de "golpe al estómago" el informe de la inteligencia de EE UU en el que se descarta que detrás haya habido "adversarios extranjeros" y dijo en una entrevista que, a su juicio, estuvieron Cuba y Rusia.
Polymeropoulos habló en exclusiva con América TeVé del síndrome que afectó a más de 200 personas y que fue uno de los motivos de que la normalización con Cuba iniciada por Barack Obama cuando era presidente de EE UU no siguiera adelante.
La entrevista, dividida en dos partes, de las cuales la segunda y última se transmitirá este martes por América TeVé, es una reacción al informe titulado Evaluación sobre incidentes anómalos de salud, elaborado por siete agencias de inteligencia de EE UU y publicado el pasado 1 de marzo por la Oficina de la Directora de Inteligencia Nacional (DNI), Avril D. Haines.
La entrevista es una reacción al informe titulado Evaluación sobre incidentes anómalos de salud, elaborado por siete agencias de inteligencia de EE UU
El ex alto oficial, que se retiró de la CIA en 2019 después de 26 años, supuestamente por las secuelas del síndrome de La Habana, que, según contó, le afectó estando en un hotel en Rusia en 2017, se considera traicionado por ese informe.
"La idea de que pensemos de alguna manera que no existe un Estado involucrado es inexplicable. Yo entendería si dijeran: 'no sabemos, simplemente, no sabemos'", señaló Polymeropoulos, que fue presentado como un experto en contraterrorismo.
Los primeros casos del síndrome se conocieron en La Habana en 2016 y después se fueron sucediendo los casos de afectados, personal diplomático, familiares y agentes de inteligencia en varios países.
"¿Cómo pudimos pasar del reporte de la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicinas (de diciembre de 2020) que concluyó que nuestras lesiones habían sido causadas por un arma de energía directa a este informe", se preguntó.
Polymeropoulos, que reconoció a América TeVé no tener pruebas que sustenten su opinión, cree que todo podría haber comenzado como una operación de Cuba y Rusia para recolectar información de inteligencia a través de señales.
Al darse cuenta de que el uso de pulsaciones de energía dirigida podía afectar la salud de los oficiales estadounidenses en el terreno, el proceso fue evolucionando hasta derivar en un arma.
Polymeropoulos dijo que ni el servicio de inteligencia cubano ni el ruso querían tener oficiales de inteligencia estadounidenses en La Habana y se encontraron con que podían "sacarnos del campo de batalla de una forma difícil de detectar".
Polymeropoulos, que reconoció a América TeVé no tener pruebas que sustenten su opinión, cree que todo podría haber comenzado como una operación de Cuba y Rusia para recolectar información de inteligencia
"Diría que tiene todas las características de una medida activa rusa. Es como luciría una acción exitosa, de las que causan miedo al adversario, saca a la gente de sus labores y distrae", indicó.
Autor del recién publicado libro Claridad en medio de crisis, Marc Polymeropoulos asegura que cuando todo empezó en La Habana en 2016 había una apertura de las relaciones bilaterales, pero a la vez "la guerra entre los servicios de inteligencia de los Estados Unidos y Cuba era más fuerte que nunca".
El Pentágono de EE UU sigue investigando esos hechos. El Gobierno de Cuba, por medio del ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, resaltó el 2 de marzo la conclusión de la comunidad de inteligencia de EE UU sobre el síndrome de La Habana y destacó el "daño" que ocasionaron las decisiones políticas de Washington a raíz de estos incidentes.
El entonces presidente Donald Trump (2017-2021) decidió, a raíz de la detección de estos incidentes de salud, suspender los servicios consulares en La Habana en 2017 y reducir al mínimo el personal diplomático en la Isla.
El Gobierno de Cuba negó siempre cualquier responsabilidad y puso en marcha una comisión de expertos que no encontró evidencias científicas o criminales que vincularan los síntomas con posibles ataques sónicos, microondas u otra acción deliberada.
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