Los demócratas, ante el dilema de apoyar a Harris o permitir una convención abierta
La vertiginosa carrera electoral en EE UU: una sucesión de acontecimientos inesperados
Redacción América/El anuncio de renuncia a la reelección del presidente estadounidense, Joe Biden, ha enfrentado a los líderes demócratas a un dilema clave: ¿debe el Partido Demócrata dar en masa el apoyo a la vicepresidenta, Kamala Harris, o permitir una convención abierta y competitiva en agosto?
La carrera electoral en Estados Unidos siempre ha sido un proceso dinámico y a menudo impredecible. Sin embargo, en las últimas semanas, la situación ha tomado giros vertiginosos, llenos de sorpresas y acontecimientos que han sacudido tanto al electorado como a las estructuras de los dos partidos principales de ese país, el Demócrata y el Republicano.
Hace menos de un mes, la contienda entre el presidente Joe Biden y el ex mandatario Donald Trump se presentaba como una pugna cerrada, con ambos aspirantes centrando sus esfuerzos en convencer a los votantes de los llamados "estados bisagra", los territorios que en las últimas elecciones han decidido el resultado de la contienda presidencial.
La expectativa estaba centrada en el primer debate cara a cara entre los candidatos, fijado para el pasado 27 de junio, un evento que prometía ser decisivo para influir en la opinión pública.
Hace menos de un mes, la contienda entre el presidente Joe Biden y el ex mandatario Donald Trump se presentaba como una pugna cerrada
Además, el pasado 1 de julio, el Tribunal Supremo emitió una controvertida resolución que justificó algunas de las acciones de los mandatarios en el ejercicio del poder, a pesar de que muchas de ellas sean éticamente cuestionables.
Esta decisión proporcionó una base legal para acciones que habían sido objeto de un intenso debate ético y político. Sin embargo, también avivó las críticas y el descontento en ciertos sectores de la población, aumentando la polarización en el país.
El pronunciamiento legal resultó decisivo para el futuro político del ex presidente Donald Trump, quien enfrenta múltiples casos legales en diversas jurisdicciones que abarcan una amplia gama de alegaciones, desde la retención de documentos clasificados hasta fraudes financieros y subversión electoral.
El evento más impactante de las últimas semanas, sin lugar a dudas, ha sido el intento de asesinato contra Donald Trump ocurrido el pasado 13 de julio durante un mitin en Butler (Pensilvania).
Este suceso no solo conmocionó al país, sino que también cambió el tono de la campaña republicana. La seguridad del candidato se convirtió en una prioridad, y el incidente generó una ola de simpatía y apoyo hacia Trump entre sus seguidores.
Este acontecimiento también planteó serias cuestiones sobre la seguridad y la estabilidad del proceso electoral en un contexto tan polarizado.
Este acontecimiento también planteó serias cuestiones sobre la seguridad y la estabilidad del proceso electoral en un contexto tan polarizado
Cinco días después del magnicidio frustrado cometido por Thomas Matthew Crooks, un joven de veinte años de Bethel Park, Pensilvania, el Partido Republicano oficializó la nominación de Trump como su candidato presidencial.
Este paso era esperado, y tuvo lugar tres días después de que el ex presidente pusiera fin a la incertidumbre que persistía sobre quién sería su compañero de fórmula, una decisión estratégica crucial, y que recayó en el senador por Ohio, el ultraconservador y negacionista J.D. Vance.
Mientras tanto, dentro del Partido Demócrata, arreciaron las voces que pedían un cambio en el liderazgo de la candidatura presidencial.
La capacidad de Biden para competir eficazmente contra Trump fue cuestionada, y figuras prominentes dentro del partido –entre ellas, varios representantes y senadores– empezaron a abogar por la selección de un candidato alternativo.
Este debate interno reflejaba una creciente preocupación sobre la viabilidad de la reelección de Joe Biden en un entorno político tan competitivo.
En un movimiento esperado y anticipado, Joe Biden anunció este domingo su renuncia a la carrera electoral, pasando el testigo a su vicepresidenta, Kamala Harris. Esta decisión marca un punto de inflexión en la campaña demócrata.
Harris, conocida por su capacidad oratoria y su habilidad para conectar con diversos sectores del electorado, ha aceptado la candidatura presidencial con el desafío de unificar al partido y consolidar su posición frente a Trump.
Harris, conocida por su capacidad oratoria y su habilidad para conectar con diversos sectores del electorado, ha aceptado la candidatura presidencial
La decisión de que Harris sea la candidata demócrata, sin embargo, no ha sido universalmente aceptada dentro del partido.
Tras anunciar su renuncia a seguir en campaña, Biden fue claro al dar su apoyo explícito a Harris, pero otros importantes miembros de la formación, como el expresidente Barack Obama (2009-2017), la influyente congresista californiana Nancy Pelosi o el líder de la mayoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, no han expresado su simpatía por nadie.
Harris emitió un comunicado este domingo agradeciendo a Biden su apoyo para que sea la candidata demócrata a la nominación presidencial y confirmó que optará a ese nombramiento, que tradicionalmente se oficializa en la Convención Nacional, que tendrá lugar este año entre el 19 y 22 de agosto en Chicago.
"Es un honor tener el apoyo del presidente y mi intención es ganarme y obtener esta nominación", aseguró en un comunicado.
El ex presidente Bill Clinton (1993-2001) y la ex candidata presidencial y exsecretaria de Estado Hillary Clinton dieron su apoyo a Harris poco después del histórico anuncio de Biden de que no buscará la reelección, tras varias semanas de presión interna para que dejara paso a alguien más capacitado para ganar al republicano Donald Trump.
"Es el momento de apoyar a Kamala Harris y de luchar con todo lo que tenemos para que sea elegida. El futuro de Estados Unidos depende de eso", indicaron los Clinton en un comunicado que contrasta con el de Obama.
Este último pidió al Partido Demócrata nominar a un "candidato extraordinario" para las elecciones de noviembre, pero en su mensaje evitó respaldar a la vicepresidenta.
El líder de la minoría demócrata en la Cámara Baja, Hakeem Jeffries, emitió un comunicado en el que tampoco menciona su apoyo a Harris, que no obstante es la mejor posicionada para obtener la candidatura dentro de un mes.
Debido a que la campaña estaba registrada en la Comisión Federal Electoral como Biden-Harris, la vicepresidenta podrá usar esos fondos para su campaña presidencial, según Kenneth Gross, consultor experto en asuntos de financiación electoral.
Una fuente conectada con donantes demócratas indicó a MSNBC que la candidatura presidencial de Harris desencadenará una "ola azul de donaciones" millonarias para su campaña, después de que importantes contribuyentes demócratas dijeran que no iba a poner dinero si Biden seguía en la contienda.
La candidatura presidencial de Harris desencadenará una "ola azul de donaciones" millonarias para su campaña
Por el momento nadie ha declarado su intención de desafiar la candidatura de Harris, que según algunas encuestas obtiene mejores cifras de intención de voto frente a Trump que Biden.
Un sondeo de la semana pasada de CBS le daba a Trump tres puntos de ventaja frente a Harris y cinco ante Biden.
La única alternativa a Harris que consistentemente tiene mejores datos en los sondeos frente a Trump es Michelle Obama.
Esta tumultuosa elección no tiene precedentes desde 1968, cuando Robert F. Kennedy fue asesinado y Lyndon B. Johnson, que había sufrido un infarto y no tenía posibilidades de victoria frente al republicano Richard Nixon, se retiró.
El camino hacia las elecciones del 5 de noviembre está lleno de incógnitas. La capacidad de los candidatos para afrontar estos desafíos y ganarse la confianza del electorado será crucial para determinar el futuro político del país.
En un contexto tan impredecible, cualquier desenlace es posible, y la atención del mundo entero está puesta en cómo se desarrollará esta vertiginosa carrera electoral.