Participación masiva de los escoceses al referéndum sobre independencia
El No ganaría con el 54% de los votos, según una encuesta a pie de urna
Londres ha prometido nuevos poderes a Edimburgo en caso de que gane el no
El Partido Nacional Escocés aboga por la independencia desde los años 30, tras más de cuatro siglos de unión
Los colegios electorales cerraron en Escocia a las 21.00 GMT de este jueves, tras 15 horas de votación para determinar la independencia de Reino Unido. El resultado definitivo de la consulta popular, que contó con una participación masiva del electorado, se conocerá alrededor de las 6.00 GMT de la mañana del viernes. Se habían inscrito en las listas electorales el 97% de la población apta para votar.
La primera encuesta a pie de urna, realizada por YouGov, predice una victoria del "no" a la escisión con el 54% frente al 46% a favor del sí.
Los primeros indicios claros sobre el resultado del referéndum serán los que arrojen las grandes circunscripciones como Glasgow, con 486.000 votantes registrados, Edimburgo, con 378.000, y Fife, con 300.000.
La jornada electoral transcurrió este jueves en Escocia en un ambiente festivo y sin incidentes destacables. En un día laborable, numerosos colegios electorales informaron de colas ante sus puertas en algunos momentos del día, especialmente a primera hora de la mañana.
La secesión de Escocia representaría para Reino Unido una pérdida del 8,3% de su población y del 9,2% del PIB
Participaron a la votación los mayores de 16 años residentes en Escocia. Entre ellos, estaban registrados cerca de 109.000 adolescentes de 16 y 17 años que podían votar, por primera vez en la historia de Escocia. Unos 600.000 residentes no escoceses -ingleses, europeos y ciudadanos de la Commonwealth- tenían también la opción de participar en la consulta.
Los antecedentes del referéndum escocés
La relación entre Inglaterra y Escocia tiene más de cuatro siglos. En 1603 el Rey Jacobo VI de Escocia fue declarado también Rey de Inglaterra e Irlanda, unificando las coronas para crear una unión monárquica pero no política —cada Estado mantuvo su soberanía nacional y sus propias instituciones—. No fue hasta 1707 que los parlamentos escocés e inglés firmaron el Tratado de Unión para crear Reino Unido (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte), con un único Parlamento y sistema económico.
La situación cambia radicalmente en el siglo XX a raíz de la creación, en 1934, del Partido Nacional Escocés (SNP), que aboga por la independencia. A finales de los años 90, Londres comenzó un proceso de devolución de poderes a Escocia que culminó con la creación de un Parlamento propio, con autonomía legislativa en educación, salud, medio ambiente, y jurídicos, entre otros.
En 2011, el SNP logró una mayoría en el Parlamento regional y su líder, Alex Salmond, inició el proceso que llevaría a la organización del referéndum sobre autodeterminación de Escocia.
Además de los desacuerdos sobre el estatus político de Escocia, los secesionistas rechazan las medidas de austeridad implementadas por Londres para enfrentar la crisis económica e impugnan el sistema de reparto de los ingresos del petróleo y del gas extraídos en los yacimientos escoceses.
Mientras tanto, los unionistas han prometido devolver nuevos poderes a Escocia. Los líderes de los tres grandes partidos británicos —David Cameron del Partido Conservador, Ed Miliband del Partido Laborista y Nick Clegg del Partido Liberal Demócrata— han aludido al legado histórico que une a los territorios como una razón importante por la cual permanecer en Reino Unido.
La secesión de Escocia representaría para Reino Unido una pérdida del 8,3 por ciento de su población (5,3 millones de personas) y del 9,2 por ciento de su producto interior bruto. La riqueza procedente de los hidrocarburos alcanzó en 2012 los 27.000 millones de libras (unos 45.000 millones de dólares). Gran parte de la renta petrolera se quedará con Escocia, pero este recurso se agotará dentro de 25 años.
¿Que pasará después?
Independientemente de los resultados del referéndum, las relaciones entre Escocia y Reino Unido cambiarán.
Suponiendo que el "sí" gane, habrá una serie de negociaciones entre Edimburgo y Londres antes de la proclamación de independencia, que Salmond ha programado para el próximo 24 de marzo de 2016 —el mismo día de la unificación de las coronas en 1603 y de la firma del Tratado de Unión en 1707—. Escocia tendrá que tomar decisiones sobre su moneda, su nueva constitución, las armas nucleares británicas que se encuentran en su territorio, la distribución de los ingresos del petróleo, entre otros.
En caso de que gane el "no", seguirá el debate sobre una mayor autonomía para Escocia, pues Londres ha prometido nuevos poderes a Edimburgo y tendrá que cumplir con sus compromisos.