El planeado centro de espionaje chino en Cuba tiene antecedentes en Argentina y Nicaragua
El WSJ recuerda que Pekín y Moscú tienen cada uno una base militar "con fines pacíficos" en Latinoamérica
La Habana/Una formidable antena de 35 metros de diámetro, operada por el ejército chino, se instaló en medio de la pampa argentina en 2017. Cerca de la laguna nicaragüense de Nejapa, disimulada por la vegetación, vigila el espacio desde ese mismo año una parabólica rusa. La información de que una base de espionaje electrónico, con dinero de Pekín, podría construirse dentro de poco en Cuba, añadió otra nota a la crispación política entre las potencias mundiales y hace recordar los episodios más tensos de la Guerra Fría.
La pregunta –formulada este viernes por el diario estadounidense The Wall Street Journal (WSJ), que reveló la existencia del proyecto– es qué consecuencias tendrá para La Habana y Pekín esta colaboración en el campo de la contrainteligencia, y qué medidas tomará la Casa Blanca al respecto.
En su editorial comentando la reacción de la Administración de Joe Biden a la posibilidad de la construcción de la base china –con capacidad de vigilar las instalaciones militares del sur de Florida y el tráfico marítimo al norte del Caribe– el WSJ no es optimista: el mandatario ha sostenido una postura de acercamiento con Pekín, a la que el gigante asiático no solo se ha mostrado arisco, sino que ha respondido con hostilidad.
China ha guardado silencio, mientras la Cancillería cubana denostó el texto del WSJ, del cual afirmó que era una "calumnia" que Cuba recibiría miles de millones de dólares
"El presidente Xi y sus camaradas pretenden haber sido provocados por la presencia militar de EE UU en el Pacífico o por su amistad con Taiwán, pero esto es solo una excusa para llevar a cabo sus planes para reemplazar el orden mundial occidental por su modelo autoritario", argumentó el WSJ.
Aunque John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, dijo que el informe del periódico era "inexacto", aseguró también que su Gobierno estaba preocupado por la "influencia de China en todo el mundo, aún más en este hemisferio y en esta región". Tanto la Casa Blanca como el Pentágono admitieron que Pekín invertía en América Latina y el Caribe para crear infraestructuras "que pueden tener fines militares".
Por su parte, China ha guardado silencio, mientras la Cancillería cubana denostó el texto del WSJ, del cual afirmó que era una "calumnia" que Cuba recibiría miles de millones de dólares por consentir la presencia de una base militar china.
Todo parece indicar que, de ser construido, el enclave chino en la Isla funcionará de modo similar a la Estación de Espacio Lejano ubicada en Argentina, cuya existencia recuerda el diario estadounidense. El acuerdo de 2010 que permitió la instalación llevó las firmas de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner y de Xi Jinping.
El trato incluyó la cesión de 200 hectáreas de territorio argentino a China durante 50 años, y la llegada de numerosas inversiones del gigante asiático. En octubre de 2017, la base ya se encontraba en pleno funcionamiento.
Aunque el pretexto fue apoyar la carrera espacial de China y favorecer la "exploración de la luna", la polémica por el potencial de su tecnología en el campo del espionaje no se hizo esperar. Además, el hecho de que estuviera operada por militares chinos levantó las sospechas de los opositores de Fernández. Sin embargo, la llegada al poder de Mauricio Macri en 2015 no supuso la retirada de la base sino, apenas, una modificación del plan para subrayar su uso "para fines pacíficos", no militares.
La estación rusa en Nejapa, al suroeste de Managua, tiene características similares a la construida en Argentina. Se trata de una base del Sistema Global de Navegación por Satélite (Glonass) –el equivalente ruso del GPS– cuya creación se debe a un acuerdo entre Daniel Ortega y Vladimir Putin.
El nombre de la estación, Chaika, es un homenaje a Valentina Tereshkova, la primera mujer que viajó al espacio, en 1963. Los habitantes de la zona, entrevistados por la cadena británica BBC, han aludido al secretismo de su funcionamiento y a la posibilidad de que Chaika sea el epicentro del espionaje ruso en Centroamérica. De acuerdo con el Gobierno ruso, existen otras cuatro bases en Brasil, tres en la Antártida y una en Sudáfrica.
La llegada al poder de Mauricio Macri en 2015 no supuso la retirada de la base sino, apenas, una modificación del plan para subrayar su uso "para fines pacíficos", no militares
Las ambiciones de China y Rusia "no se circunscriben al Pacífico", resume el WSJ. El toma y daca de la Guerra Fría, que tuvo su momento climático también en Cuba –durante la Crisis de los Misiles, en 1962– amenaza con retornar, contradiciendo lo que, en 2016, Barack Obama declaró en La Habana sobre los "últimos vestigios" del conflicto.
A propósito de las similitudes entre la actual tensión con China y los acontecimientos de octubre de 1962, el WSJ también publica este viernes un artículo firmado por José de Córdoba que recuerda las instalaciones militares secretas de la Unión Soviética en el Caribe. El texto hace notar que, una vez más, la "desesperación financiera" de la Isla y la urgencia de China y Rusia por buscar aliados cerca de EE UU pueden salirse de control, desencadenando un conflicto que, en pleno siglo XXI, obedecería a reglas muy distintas.
¿La sugerencia del diario a Biden? Fortalecer su posición militar en el Pacífico con más barcos y tropas, cambiar el enfoque diplomático y mostrar una respuesta coherente al peligro que significa el creciente poder de China en el hemisferio occidental. Lo que sí parece seguro es que Cuba, como ya ocurrió en el lejano 1962, podrá aportar muy poco a la discusión.
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