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Gustavo Petro se considera el redentor de Colombia, como Chávez en Venezuela

La afirmación de que Petro encarna la nueva izquierda ha de tomarse con pinzas

Petro estuvo en Cuba en septiembre del 2018, cuando se reunió con la presidenta de la Asamblea Nacional, Ana María Mari Machado. (Prensa Latina)
Clara Riveros

24 de abril 2022 - 17:50

Bogotá/El ex alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, quien culminó su gestión con un 70% de desaprobación, hoy está cerca de convertirse en el próximo presidente de Colombia.

Petro representa a las agrupaciones de izquierda reunidas en el Pacto Histórico. Los analistas cuestionan al candidato porque, en la lucha por ganar la elección presidencial del próximo 29 de mayo, se vale de verdades a medias y de contorsiones interpretativas para desafiar la realidad, legitimar la (in)viabilidad de sus propuestas y reescribir la Historia del país.

La verificación de datos y hechos muestran que Petro no tiene problemas con apartarse de la realidad y presentar lecturas o explicaciones alternativas que se ajusten a su discurso. Lo anterior se evidenció en su forma de abordar lo relativo a los ahorros de los trabajadores en los fondos privados de pensiones.

Sin embargo, Petro está siendo franco al admitir qué es lo que va a estatizar y lo que hará si llega a la Casa de Nariño: imprimir billetes, aumentar la burocracia, despojar el carácter técnico del Banco de la República y politizar esa institución, cambiando su estructura, para "capturar la emisión del banco central" y "gastar a la lata, lo que generaría mucha inflación", tal y como puntualizó el economista Salomón Kalmanovitz.

Asimismo, plantea renunciar a los ingresos del petróleo, expropiar los ahorros pensionales de 18 millones de trabajadores, cubanizar el sistema de Salud, esto es, desmontar el modelo vigente desde los años noventa. Si lo anterior no luce esperanzador, tampoco vale la pena ahondar en los despropósitos sobre el metro de Bogotá o el tren elevado que irá, según el candidato, desde el Pacífico al Atlántico.

Si lo anterior no luce esperanzador, tampoco vale la pena ahondar en los despropósitos sobre el metro de Bogotá o el tren elevado

Petro evita ensalzar públicamente los regímenes de Cuba y Venezuela, pero su relación con Hugo Chávez era conocida. También fue elocuente su elección por La Habana cuando, en abril de 2020, reveló que tenía cáncer en el esófago y optó por ir a tratarse médicamente a Cuba. Curiosamente, tras ser intervenido quirúrgicamente, descartó que se tratara de cáncer de esófago, según informó él mismo desde la Isla.

La prensa colombiana lleva meses, incluso años, advirtiendo del salto al vacío que constituirá un eventual gobierno de Gustavo Petro y de las consecuencias para el desarrollo y la estabilidad del país.

El otro problema, además de la inviabilidad de sus ideas, son sus formas, su deseo de destruir para crear y su megalomanía, que confirman su cercanía con otros populistas de América Latina; el aprecio de Petro por la democracia es instrumental: es la vía electoral que legitimará su acceso al poder.

Sus antecedentes populistas como alcalde de Bogotá son motivo de alarma y alerta los riesgos en su modelo político y económico.

Las voces más críticas recuerdan algunos rasgos y características presentes en Petro: el autoritarismo como modelo jurídico, la ineficacia como modelo de gestión, la exclusión como modelo político y la expropiación como modelo económico. Petro responde a sus detractores con un juego de palabras diciendo que no va a 'expropiar' sino a 'apropiar', es decir, que va a gobernar en beneficio de los pobres y desposeídos.

Sus antecedentes populistas como alcalde de Bogotá son motivo de alarma y alerta los riesgos en su modelo político y económico

No obstante, «cerrar la exploración de petróleo en Colombia», como propone Petro, llevaría al país a la ruina en el corto plazo. "La transición energética debe darse, pero no de manera autoritaria. El suspender exploraciones de petróleo es imponer aranceles a los alimentos. El alza será brutal, la inflación se comerá al país, los más pobres serán los más perjudicados (...) El modelo de Petro no es el socialismo, es el de la tiranía de extrema izquierda que ha sido impuesta por muchos líderes populistas como Ortega y Chávez, quienes en campaña se mostraban como salvadores del pueblo pero que luego fueron su peor pesadilla", apuntó meses atrás Luis Felipe Henao en El Espectador.

Salomón Kamanovitz, tan crítico del populismo de derecha como del populismo que hoy exhibe la izquierda, no oculta su preocupación: "Veo con pesimismo el futuro del país". El economista analizó Las malas ideas de Petro, es decir, las propuestas "descabelladas" del candidato y las otras ideas que son aún más malas que las descabelladas porque van a generar un aumento de la inflación y el agravamiento del déficit fiscal que "el incompetente Duque llevó al 8% del PIB".

Y si lo político preocupa y lo económico aterra, la subestimación de Petro por el mundo exterior genera serias dudas. El candidato exhibe una orientación parroquiana frente a eventos de alcance e impacto global como la guerra que vive Ucrania a consecuencia de la invasión rusa. El escepticismo sobre el manejo de la política exterior, las alianzas que buscaría y forjaría o las afinidades que tendría, admiten fundada preocupación.

Petro visitó al papa Francisco en una visita no casual. Él es un hombre de fe, creyente, genuino, convencido de ser el auténtico profeta que encarna el camino, la verdad y la vida. El papa comparte varios de los razonamientos y de las orientaciones antiliberales de Petro: un pueblo bueno y pobre, poseedor de una identidad y fe inamovible, amenazado por influencias foráneas. Petro hace alarde su fe con fines electorales y desde hace años se siente profeta y redentor, el mesías colombiano del siglo XXI.

En 2018 Petro llegó a la segunda vuelta donde fue vencido por Iván Duque. La contienda alumbró algunos rasgos llamativos de la personalidad de Gustavo Petro. De hecho, el analista Gustavo Duncan ya advertía respecto a las alianzas del candidato y señalaba que no tenía reparos en sumar apoyos cuestionables, tal y como está ocurriendo en esta campaña. Petro cree que está inventando el mundo y va a gobernar como si las instituciones arrancaran de cero y él tuviera la fórmula para solucionar todas las fallas de gobierno. Tiene delirios de padre fundador.

Petro ha reiterado que la prensa y la política colombianas "se incomodan ante un pensamiento que como el mío no se arrodilla a su subliminal manera neoliberal de ver el mundo"

En esta campaña el líder populista ha reiterado que la prensa y la política colombianas "se incomodan ante un pensamiento que como el mío no se arrodilla a su subliminal manera neoliberal de ver el mundo (...) es que hay una masa de personas, y las llamo masas porque abandonan la característica de multitud con autonomías por la del rebaño conducido, y una especie de liderazgo mediático, político y económico a la que no le interesa la vida humana". Sin embargo, su forma autoritaria de imponerse ante los suyos da cuenta de que lo suyo también es rebaño y esa denominación de "multitudes con autonomías" tiene más de estrategia discursiva que de realidad efectiva.

Daniel García-Peña intenta definir a Petro, aunque advierte que últimamente es complejo. Lo ubica como centro izquierda, alejado del marxismo y de las izquierdas clásicas; agregó que tiene rasgos autoritarios y dificultades para conformar equipos y tener proyectos colectivos. También se considera encarnar la nueva izquierda, como el presidente Boric en Chile, progresista sin ser extremista.

La afirmación de que Petro encarna la nueva izquierda ha de tomarse con pinzas. Si bien ha marcado distancia con el régimen chavista, eso no siempre fue así. Petro tuvo notable cercanía con Hugo Chávez. Ahora Diosdado Cabello, diputado chavista, militar y vinculado al Cartel de los Soles, negó hace poco que el régimen de Caracas esté apoyando a Petro. Sin embargo, el Pacto Histórico acoge a castristas y a chavistas declarados como Piedad Córdoba, ferviente admiradora del régimen cubano e íntima amiga de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro.

Olga González reseñó las memorias de Petro y hace cuenta de su megalomanía: "Pareciera como si él se considerara una suerte de Bolívar mítico, un genio político y militar en un entorno hostil, ignorando que muchos de los procesos de los que habla obedecen a más cauces de los que él cita".

Petro encabeza, desde hace meses, todas las encuestas y, ante su posible llegada al poder, no deberían pasarse por alto esos rasgos del líder populista, cuyas ideas generan preocupación más allá de Colombia.

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