La Habana denuncia que EE UU no le quiera revelar la identidad del autor del ataque a su embajada

El programa Razones de Cuba califica a Washington de "cómplice" de los hechos sin aportar una sola prueba

La Policía de Washington evaluó este domingo los daños producidos por los dos artefactos presuntamente colocados en la Embajada cubana. (@lianystr)
Policías de Washington examinando los daños producidos por los dos artefactos presuntamente colocados en la Embajada cubana, el año pasado. / X/@lianystr
14ymedio

17 de octubre 2024 - 15:26

La Habana/El pasado 24 de septiembre se cumplió un año del ataque con dos cócteles molotov a la Embajada cubana en Washington y el régimen decidió recordarlo con casi un mes de retraso. Por el programa oficialista Razones de Cuba, dirigido por el vocero Humberto López, desfilaron este miércoles militares y funcionarios del Ministerio de Exteriores con el objetivo de demostrar que Estados Unidos no solo ha alargado el proceso judicial pese a la cooperación cubana, sino que es “cómplice” por negarse a identificar al perpetrador.

Desde el inicio, López repite el mantra acuñado por la Cancillería cubana: los ataques a la sede diplomática –recuerda también el realizado en 2020 por Alexander Alazo Baró, ahora en libertad condicional– son actos terroristas, aunque Washington se niegue a “llamarlos por su nombre”. Los hechos, sin embargo, no están tan claros y no faltan las sospechas sobre el verdadero instigador.

La noticia del atentado con cócteles molotov fue inmediatamente difundida por la prensa y las autoridades cubanas como un “acto terrorista” vinculado a “exiliados de la Isla”. Las imágenes divulgadas entonces del ataque, incluyendo el propio video de las cámaras de seguridad de la sede, dejaban bastantes cabos sueltos.

En las cámaras de seguridad se ve a una persona encapuchada que se agacha en la acera delante de la sede diplomática y prepara, con toda tranquilidad, dos cócteles molotov. En cierto momento llama la atención de una mujer que pasa a su lado y lo mira. Luego, el hombre camina para situarse frente a las rejas y lanza hacia el edificio las dos botellas encendidas, que impactan contra un ventanal de la planta baja.

Según explicó Humberto López, desde el “minuto uno” Cuba colaboró con la Policía estadounidense para esclarecer los hechos

El secretismo de la investigación estadounidense, que no ha revelado el nombre del individuo ni siquiera a Cuba –insistió López–, pese a ser un caso en el que colaboran autoridades de la Isla, también levanta dudas sobre el atentado.

No obstante, tanto el vocero del régimen como sus invitados pasan por alto estos detalles y se concentran en lo que les conviene destacar: el “historial” de agresiones que EE UU ha dejado pasar con impunidad.

Según explicó Humberto López, desde el “minuto uno” Cuba colaboró con la Policía estadounidense para esclarecer los hechos, dejó entrar a los agentes a la sede diplomática e incluso proporcionó las imágenes que son utilizadas como evidencia. Asimismo, se queja de que, pese a las peticiones de la Isla de incrementar las medidas de seguridad, Washington se niegue a solicitudes simples como prohibir que los autos se estacionen frente a la embajada o que se instalen luces exteriores para iluminar el edificio.

La única concesión de las autoridades a la misión diplomática cubana, resalta un coronel de la Seguridad del Estado invitado al programa, ha sido que una patrulla del Servicio Secreto de EE UU ronde la embajada durante cinco minutos entre una y tres veces al día. La medida, añade, fue adoptada a raíz de atentados pasados y tras mucha “insistencia” de la parte cubana.

En un video presentado por López, en el que aparece una de estas patrullas estacionada frente a la sede una hora antes del ataque, el coronel señala a un individuo “con características físicas similares y vestimenta similar” a la del agresor. El audiovisual fue entregado a las autoridades tras un peritaje de la parte cubana, que determinó que “sin lugar a dudas” se trata de la misma persona.

Pese a la “ayuda”, “la impunidad y la protección a los terroristas sigue siendo la respuesta de Estados Unidos”, insistió López que, siguiendo el discurso de la Cancillería, añadió que Washington marca un mal precedente al no querer entregar a la parte cubano los datos del atacante, "que ellos deben tener".

Además, López trajo a colación la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo que elabora Washington y que considera injusta y “con fines de descrédito”, para demostrar el “doble rasero” de un país al que le falta “determinación para hacer cumplir incluso su propia ley”.

Si el caso no se ha resuelto pasado un año, aducen tanto López como sus invitados, es porque “falta voluntad política”. 

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