La industria petrolera pide a Trump que negocie con Maduro “más crudo y menos migrantes”

'The Wall Street Journal' señala que esto choca con la “campaña de máxima presión” sobre Venezuela defendida por Marco Rubio

Vista de un balancín representativo de la estatal Pdvsa, en una fotografía de archivo. (EFE/Ronald Peña)
Los empresarios petroleros creen que la importación de crudo venezolano, además, perjudica a China. / EFE/Ronald Peña
14ymedio

29 de noviembre 2024 - 17:03

Madrid/El lobby petrolero presiona ya al presidente Donald Trump para que llegue a un acuerdo con Nicolás Maduro en Venezuela que permita reducir los precios en el sector comprando petróleo a Caracas. La información es una exclusiva del principal diario económico estadounidense, The Wall Street Journal, que este jueves fue claro desde el titular sobre las intenciones de los empresarios: “más petróleo por menos migrantes”. 

Entre los entrevistados está el multimillonario Harry Sargeant III, donante del Partido Republicano y presidente de la compañía Sargeant, que importó recientemente 43.000 barriles de crudo venezolano. “Es indiscutible que el reinicio de los envíos de asfalto venezolano de alta calidad y bajo costo hacia Estados Unidos ha sido beneficioso para el contribuyente estadounidense”, dijo el magnate. 

La semana pasada llegó al puerto de Palm Beach –muy cerca, recuerda el WSJ, de la residencia de Trump– un cargamento de asfalto venezolano suministrado por Global Oil Terminals, parte de Sargeant. Es la primera vez que este producto viene desde Caracas a EE UU desde que la Administración del ex presidente impuso, en 2019, sanciones a Pdvsa. La venta se logró gracias a una de las exenciones que concede el Departamento del Tesoro desde 2021, cuando la presidencia de Biden autorizó estos mecanismos para mejorar el flujo petrolero tras la invasión de Rusia a Ucrania. 

“Es indiscutible que el reinicio de los envíos de asfalto venezolano de alta calidad y bajo costo hacia Estados Unidos ha sido beneficioso para el contribuyente estadounidense”

Además, en octubre de 2023, los Acuerdos de Barbados suspendieron parcialmente las sanciones a cambio de garantías sobre el proceso electoral de julio de 2024, que Maduro no respetó al declararse reelecto pese a tener resultados contrarios.

El empresario considera que este es el mejor camino, que además supone un golpe a la competencia china, beneficiada por la prohibición a Pdvsa de bombear y vender sus productos en el país norteamericano.

Esta postura se encuentra extendida entre los grupos de presión que intentan que Donald Trump deje de lado la “campaña de máxima presión” sobre Venezuela, que no solo se adivina por las políticas de su primera mandato, responsables de las sanciones que contribuyeron a hundir a la estatal Pdvsa, sino por quién es el elegido para la política exterior: el senador cubanoamericano Marco Rubio, bestia negra de los regímenes de Cuba y Venezuela.

Según los lobbistas, un acuerdo con Maduro lograría el cumplimiento de dos promesas clave en la campaña de Trump, la rebaja de los precios para los consumidores como consecuencia del menor costo del combustible, y la reducción del número de migrantes. Actualmente, los venezolanos son uno de los grupos de migrantes que más se ha incrementado en los últimos cuatro años en EE UU, hasta llegar a los aproximadamente 700.000 que hoy residen en el país. 

Los empresarios petroleros creen que si el mandatario venezolano logra aumentar las ventas de petróleo a EE UU podría aceptar los vuelos de deportación, reduciendo así el número de migrantes. El propio Maduro se mostró proclive al diálogo en su primera reacción a la victoria de Trump. “Este es un nuevo comienzo para que apostemos a un win-win, y le vaya bien a Estados Unidos, le vaya bien a Venezuela y, como siempre abogamos, para que le vaya bien a América Latina y el Caribe”, dijo en su programa de televisión el 6 de noviembre.

La parte venezolana ve posible que entre los dos mandatarios se pueda llegar a un acuerdo pragmático, como con Rusia o Corea del Norte

Según el WSJ, varios empresarios estadounidenses viajaron a Caracas este año y se reunieron con Maduro para abordar la situación, y –alegan– la parte venezolana ve posible que entre los dos mandatarios se pueda llegar a un acuerdo pragmático, como con Rusia o Corea del Norte. 

Ana Rosa Quintana, ex asesora republicana del Congreso sobre asuntos del hemisferio occidental, dijo que Trump dará prioridad a controlar la migración y los flujos de drogas, pero consideró improbable que se adopte una postura más blanda con Maduro. "No hay motivo para temer que la Administración Trump caiga en ese tipo de trampa", argumentó. 

La elección de Rubio como secretario de Estado no es, recuerda el WSJ, el único enemigo acérrimo de Maduro en el futuro Ejecutivo. También están el asesor de Trump de origen cubano Mauricio Claver-Carone, el senador por Florida Mike Waltz, elegido como asesor de seguridad nacional, o el propio Elon Musk, con quien el venezolano ha tenido varias polémicas, red social X mediante. Todos ellos conforman un grupo que pone en duda que las presiones del sector petrolero surtan efecto, aunque el perfil de hombre de negocios de Trump es imprevisible. 

Mientras, arrecian las medidas del Ejecutivo chavista contra la oposición, incluyendo la nueva ley, aprobada este jueves, que impone penas de hasta 30 años de prisión a quienes pidan sanciones contra Venezuela, un marco en el que es dudoso que Trump se decante por el dinero antes que la democracia, creen sus seguidores.

Muchas incógnitas se despejarán en enero. El 10 de ese mes tomará posesión el presidente de Venezuela y Edmundo González, exiliado en Madrid desde septiembre, se ha comprometido a ir a Caracas para ser investido al exhibir las actas que lo dan por vencedor en las elecciones del 28 de julio. Pero el chavismo ha avisado de que lo detendrá si se le ocurre hacerlo, y continúa adelante con la intención de volver a colocar a Maduro al frente del país, pese a no haber podido acreditar su supuesta victoria, como se comprometió a hacer en los Acuerdos de Barbados. 

Lo que ocurra ese día tendrá, probablemente, eco en Washington, donde 10 días después Donald Trump asumirá su segundo y último mandato.

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