José Daniel Ferrer denuncia "un ruido constante en la cabeza como si fuesen grillos"
Prisoners Defenders pide a Josep Borrell que interceda "de inmediato" en favor del opositor, en prisión desde hace cuatro meses
Madrid/Cuban Prisoners Defenders (CPD) ha pedido al alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, que interceda "de inmediato" en favor del opositor José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), encarcelado desde el pasado 11 de julio.
En un comunicado publicado este lunes, la organización con sede en Madrid denuncia que Ferrer se encuentra "torturado, enfermo e intoxicado con psicofármacos" dentro de la prisión de Mar Verde, en Santiago de Cuba.
En su documento, CPD recuerda que el opositor fue detenido el 11J antes de que pudiera llegar a la manifestación que, como en decenas de ciudades en toda la Isla, tuvo lugar en Santiago, y que hasta el 19 de octubre no se le permitió una llamada a su esposa, la doctora Nelva Ismarays Ortega.
En ella, recoge el comunicado de la ONG, Ferrer denuncia que su celda, la misma donde ha estado los casi cuatro meses de encierro que lleva y de la que no ha salido a recibir la luz del sol (solamente lo sacan 10 minutos al pasillo, asegura el activista), está "totalmente tapiada", pintada de blanco, y en ella "no fluye el aire, no hay una ventana que comunique con el exterior, no se ve absolutamente nada hacia afuera".
"La reticencia a cambiarle de celda, así como las obras realizadas en ella", denuncia la organización, "indican que ésta pudiera estar preparada tecnológicamente para la tortura"
Además, denuncia "un ruido constante en la cabeza como si fuesen grillos, sonando constantemente de una manera insoportable", lo cual le produce dolor de cabeza continuo. CPD asevera que tanto en esa llamada como en una segunda, que tuvo lugar el pasado 5 de noviembre, se pudo constatar "un sonido constante muy semejante al de los grillos".
"La reticencia a cambiarle de celda, así como las obras realizadas en ella", denuncia la organización, "indican que ésta pudiera estar preparada tecnológicamente para la tortura". Según refirió el propio Ferrer a su mujer, su celda está rodeada por otras dos celdas de castigo vacías que sí tienen ventanas.
El opositor, continúa el texto, "se plantó en huelga de hambre después de la primera llamada, para que le pasaran una celda con algo de ventilación", pero en lugar de pasarlo a las celdas contiguas, los carceleros llamaron a una cuadrilla de albañiles que abrieron un agujero y pusieron una pequeña ventana.
"Haber realizado tal esfuerzo de albañilería frente a la alternativa de pasarlo a una de las celdas contiguas indica que tal habitáculo puede estar preparado no sólo con cámaras, sino con cualquier tecnología que pueda estar diseñada para provocar los ruidos y ondas que José Daniel atribuye como la causa de su intensísimo y recurrente dolor de cabeza", reclama la ONG.
Cabe recordar que una de las hipótesis del origen del llamado Síndrome de La Habana, al que no se refiere CPD en su documento y que ha provocado en más de 200 diplomáticos estadounidenses y familiares dolores de cabeza y otros trastornos neurológicos, es precisamente que un sonido "como de grillos" sirva para camuflar algún tipo de ataque con energía de radiofrecuencia.
Prisoners Defenders también denuncia que, además de los recurrentes dolores de cabeza, Ferrer sufre sangrado bucal, falta de aire y pérdida de visión, sin que se le administre medicación adecuada.
Al contrario, detalla la ONG, se le está administrando Alprazolam, "una de las tres benzodiacepinas orales más potentes del mercado que está demostrado provoca tendencias suicidas y depresión respiratoria, dos efectos que estaría sufriendo Ferrer, entre otros gravísimos efectos secundarios que posee el fármaco".
Al contrario, detalla la ONG, se le está administrando Alprazolam, "una de las tres benzodiacepinas orales más potentes del mercado que está demostrado provoca tendencias suicidas y depresión respiratoria
Al opositor también se le inyectó, en contra de su voluntad, la vacuna Abdala, asegurándole que la Organización Mundial de la Salud la había aprobado. "Ante tales engaños flagrantes, tampoco siquiera es posible saber si realmente se le administró tal vacuna, o cualquier otro fármaco", dice CPD, que señala que la familia teme que "provocarle estados alterados de conciencia provean la excusa para que el régimen lo recluya en una institución psiquiátrica, algo que permite llegar mucho más lejos aún con las lesiones a provocarle".
A propósito, la organización recuerda "estas prácticas contra presos políticos ya se han realizado en otras ocasiones", como en los casos de Óscar Peña y Adrián Cedeño.
Además del llamamiento a Josep Borrell, Prisoners Defenders se dirige "a la Comisión Europea, al Gobierno de Canadá, al Gobierno de Noruega, y todos aquellos gobiernos mediante los cuales el régimen aún se nutre de activos financieros y políticos, y que por lo tanto tienen margen y herramientas para exigir el respeto de los derechos humanos", para que "colaboren de inmediato a impedir este lento y cruel asesinato de un notable defensor de los derechos humanos".
Hasta ahora, el único familiar que ha podido ver a Ferrer en prisión ha sido su hijo, José Daniel Ferrer Cantillo, el pasado 8 de octubre, durante apenas 20 minutos y siempre bajo vigilancia. Entonces, la familia del opositor denunció que estaba en una "minúscula y reducida celda de aislamiento, un lugar donde permanece "en condiciones inhumanas y degradantes, semidesnudo" y que se encontraba "muy mal de salud".
"Apenas pudo hablarle a su hijo", precisó su hermana, Ana Belkis Ferrer, porque desde el día anterior al encuentro, el disidente sufrió de "fuertes dolores de cabeza, escalofríos, dolores en su cuerpo y falta de aire, a tal punto que pidió que le volvieran a inyectar con Diclofenaco".
José Daniel Ferrer está cumpliendo cuatro años de cárcel que le impuso un tribunal en febrero de 2020 por el supuesto delito de "lesiones y privación de libertad" en contra de un tercero. Hasta el momento de su arresto, el coordinador nacional de la Unpacu gozaba de una sanción subsidiaria que lo mantenía en libertad.
El Tribunal Provincial Popular de Santiago de Cuba justificó su decisión en que considera que Ferrer mantuvo "una actitud contraria a los requisitos que debe cumplir" porque no estableció un vínculo laboral y asumió en varias oportunidades "comportamientos incorrectos y desafiantes a la autoridad en el cumplimiento de sus funciones".
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