José Eduardo dos Santos, el eterno presidente de Angola
Nairobi/(EFE).- Las elecciones del próximo día 23 serán un punto de inflexión en la historia de Angola y en la de uno de sus históricos protagonistas, José Eduardo dos Santos, quien a sus 74 años y después de 38 en la presidencia, cederá su sillón al mandatario que designen las urnas.
Los rumores sobre el estado de salud del segundo presidente más longevo de África -tras el ecuatoguineano Teodoro Obiang- aumentan a medida que se repiten sus visitas médicas a España, aunque los críticos aseguran que no tiene intención real de alejarse demasiado del poder.
Dos Santos nació 28 de agosto de 1942 en Luanda en el seno de una humilde familia y, al terminar sus estudios de bachillerato a los 18 años, se unió al Movimiento para la Liberación de Angola (MPLA), un frente marxista y nacionalista que se oponía al colonialismo portugués y que se alzó en armas contra la metrópoli en 1961.
Sin embargo, la represión colonial le obligó a huir del país en una barca y exiliarse en la República del Congo, donde contribuyó a la fundación de las Juventudes del MPLA.
En 1963, recibió una beca para estudiar en la Unión Soviética, donde se graduó seis años después como ingeniero petroquímico en el Instituto de Estudios de Petróleo y Gas de Baku (hoy capital de Azerbaiyán), tras lo que realizó un curso militar de telecomunicaciones y volvió al área de Angola controlada por el MPLA.
La Revolución de los Claveles que derrocó a la dictadura salazarista en Portugal desencadenó su retirada de la colonia, por lo que el 11 de noviembre de 1975, Angola declaró su independencia y el MPLA, que controlaba Luanda, se autoproclamó partido gobernante en el país.
En el primer Gobierno del MPLA en la Angola independiente, apoyado por la URSS y Cuba y presidido por Agostinho Neto, Dos Santos ocupó la cartera de Exteriores
Portugal se marchó sin entregar formalmente el poder a nadie, por lo que la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita), fundado por el líder guerrillero Jonas Savimbi y que controlaba la segunda ciudad del país, Huambo, estableció un gobierno alternativo, lo que desencadenó una guerra civil que duraría hasta 2002.
En el primer Gobierno del MPLA en la Angola independiente, apoyado por la URSS y Cuba y presidido por Agostinho Neto, Dos Santos ocupó la cartera de Exteriores, desde la que logró que la ONU y la Organización para la Unidad Africana (OUA) reconocieran al nuevo país.
Neto murió repentinamente en 1979 y Dos Santos, apodado por un diplomático "el Maquiavelo africano", lo sustituyó al frente del Partido y del Ejecutivo, pasando de ser visto como un tecnócrata gris sin poder real a consolidar su liderazgo poco a poco para alejar paulatinamente al MPLA del marxismo.
Tras la paz firmada por el MPLA y el Unita en 1991, Angola celebró en 1992 sus primeras elecciones multipartidistas, que se saldaron con la reelección de Dos Santos, resultado que no aceptó un Savimbi que tildó los comicios de fraudulentos y retomó la lucha armada contra el Gobierno.
El MPLA pondría fin a la guerra civil tras acabar con Savimbi en 2002.
La nueva Constitución aprobada en 2010 indignó a una oposición, que consideró que Dos Santos estaba "destruyendo la democracia" al mantenerse en el poder
En 2001, Dos Santos aseguró que no se presentaría a unas nuevas elecciones, aunque las únicas que se convocaron desde 1992 fueron las legislativas de 2008, en las que el MPLA obtuvo el 81,64% de los votos y ayudó al presidente a permanecer en el poder.
La nueva Constitución aprobada en 2010 indignó a una oposición que consideró, que Dos Santos estaba "destruyendo la democracia" al mantenerse en el poder, aunque el presidente revalidó mandato dos años después con el 71,84% de los sufragios.
Si bien la gestión de Dos Santos ha sido clave en la estabilidad del país -apoyado principalmente en sus ricos yacimientos de petróleo, materia que compone el 95% de sus exportaciones-, la mitad de la población vive con menos de dos euros al día y Angola ocupa el puesto 150 de 188 en el Índice de Desarrollo Humano.
Esta situación no parece preocupar a quien ha logrado amasar una cuantiosa fortuna para él y para su familia: su hija Isabel, presidenta de la petrolera estatal Sonangol, es considerada la mujer más rica de África, mientras que su hijo, José Filomeno, está al frente del fondo soberano angoleño.
Según Transparencia Internacional, Angola lleva años entre los países más corruptos, y también bajo constantes acusaciones de menosprecio a los derechos humanos.
El actual ministro de Defensa, João Lourenço, es el máximo favorito a la sucesión. Si finalmente es elegido presidente, la corte de Dos Santos, y quizá él mismo desde la sombra, se encargará de que todo siga igual en la Angola que ha dirigido con puño de hierro durante 38 años.