La calle de Kim Il-sung, el homenaje de Siria al fundador de Corea del Norte

Parque en la calle Kim Il-sung de Damasco. Ambos, junto a un monolito, homenajean al fundador de Corea del Norte. (Sana)
Parque en la calle Kim Il-sung de Damasco. Ambos, junto a un monolito, homenajean al fundador de Corea del Norte. (Sana)
Susana Samhan

17 de noviembre 2017 - 10:44

Damasco/(EFE).- Todas las mañanas una comitiva de norcoreanos visita la calle y el monumento del fundador del país asiático, Kim Il-sung, en Damasco, prueba de los "lazos bilaterales frente a fuerzas hostiles", para supervisar que el lugar está limpio, mientras los sirios de tiendas próximas los observan.

Cada día, un coche oscuro de la Embajada de Corea del Norte en Siria aparca junto al monolito en honor a Kim y de él se apea el secretario primero de la legación diplomática, que se identifica como Ku Ku.

El monumento contiene un mensaje tallado en piedra en el que da detalle de la vida y obra de Kim (1912-1994), "el Magnífico" y que comienza describiéndolo como "líder eterno del pueblo norcoreano y amigo íntimo del pueblo árabe sirio".

El monumento describe a Kim, "el Magnífico", como "líder eterno del pueblo norcoreano y amigo íntimo del pueblo árabe sirio"

En declaraciones a Efe, Ku Ku explica en un árabe impecable que este homenaje al fundador de la República Popular Democrática de Corea, nombre oficial de Corea del Norte, fue una idea del Gobierno de Siria.

"Los líderes y el pueblo sirio querían hacer un reconocimiento al líder norcoreano por ser un símbolo destacado en la historia y por su trabajo en el desarrollo de las relaciones bilaterales entre ambos países amigos", afirma.

La calle, situada en una zona residencial del barrio acomodado de Kafr Susa, fue bautizada con el nombre de Kim en 2002, cuando también se erigió el monolito. Años más tarde, en 2015, se inauguró un jardín en esta vía, que también lleva el nombre del abuelo del actual presidente norcoreano, Kim Jong-un.

Ku Ku recuerda que las relaciones con Siria son largas y se remontan a varias décadas.

"El presidente Kim Il-sung trabajó con Hafez al Asad (antecesor en el cargo y padre del actual mandatario sirio, Bachar al Asad) en la década de los sesenta y ambos fundaron los buenos lazos entre ambos pueblos amigos frente a las fuerzas hostiles", destaca el diplomático.

"El presidente Kim Il-sung trabajó con Hafez al Asad en la década de los sesenta y ambos fundaron los buenos lazos entre ambos pueblos amigos frente a las fuerzas hostiles"

Las relaciones se han desarrollado a lo largo del tiempo y se han seguido consolidando durante los mandatos de Bachar al Asad y de Kim Jong-un, indica Ku Ku, que precisa que hay cooperación en varios ámbitos.

"Hay colaboración en el campo de la energía eléctrica, medicamentos, potabilización del agua e intercambio de delegaciones deportivas y de expertos en varios ámbitos -enumera el secretario de la Embajada-. Es solo intercambio de experiencia porque ambos países tenemos sanciones internacionales y no podemos hacer inversiones".

Actualmente, los pocos norcoreanos que hay en Siria son diplomáticos y funcionarios, y lo mismo pasa con los sirios que residen en el Estado asiático.

Desde una tienda de recambio de coches justo enfrente del monolito, el tendero Hosam Barut ve todos los días a los diplomáticos norcoreanos.

"Vienen a diario para limpiar e inspeccionar la calle, en el pasado el monumento sufrió algunos desperfectos al estar al aire libre y lo arreglaron", asegura Barut, quien reconoce que sabe más bien poco de Corea del Norte. "Sé que es un país que aspira a ser una potencia".

En el exterior del establecimiento, pocos viandantes transitan por la calle de Kim Il-sung, paralela a una avenida principal de Kafr Susa, donde hay varios centros comerciales y el tráfico es intenso.

Barut reconoce que sabe más bien poco de Corea del Norte. "Sé que es un país que aspira a ser una potencia"

Barut, cuyo comercio está también al lado del jardín de Kim Il-sung, recuerda que antiguamente había una plaza "pero no estaba tan limpia como ahora".

En ese pequeño parque, el jardinero Jaled Taqua se afana en podar plantas, aunque pocas personas acuden a disfrutar de este lugar vallado sin área de juegos para los menores y sin bancos para sentarse.

"Yo me encargo del mantenimiento del parque, la gente de la Embajada (de Corea del Norte) viene aquí una vez a la semana, todos los viernes, a echar un vistazo al jardín", apunta.

Taqua remarca que a los norcoreanos "les gusta la limpieza", pero tampoco sabe mucho sobre este país.

"Son amigos, hay amistad entre los dos Estados. Ellos son buenos y respetuosos", dice el jardinero, quien subraya que "Siria es para ellos como su segundo país".

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