El líder supremo de Irán afirma que el ataque contra Israel fue "el menor de los castigos"

El Ejército israelí detecta el ataque con unos 170 cohetes de Hezbolá en una jornada

Ali Jameneí convocó a todos los musulmanes a acabar con Israel.
Ali Jameneí convocó a todos los musulmanes a acabar con Israel. / EFE
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04 de octubre 2024 - 20:27

Teherán/El líder supremo de Irán, Ali Jameneí, afirmó este viernes que el ataque contra Israel fue “el menor de los castigos por la agresión”, comentario que hizo con un rifle en la mano durante un rezo colectivo en conmemoración del asesinado líder de Hezbolá, Hasán Nasrala. “La brillante acción de nuestras fuerzas armadas hace un par de noches fue completamente legal y legítima", añadió Jameneí, en referencia al ataque con 200 misiles del martes por la noche contra Israel.

“Cada golpe al régimen sionista es un servicio a toda la humanidad”, afirmó en un discurso pronunciado en parte en árabe para “llegar a todo el mundo islámico”. Aseguró además que “si es necesario, golpearemos al régimen sionista de nuevo en el futuro”, y matizó: “no dudaremos ni nos apresuraremos. Haremos lo que sea sensato”.

El religioso remarcó que “toda nación tiene derecho a defender su país y territorio ante el agresor”, en una referencia a los asesinatos de Nasrala y un general iraní en ataques israelíes a Beirut el sábado, y del líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, en julio en Teherán. “Hezbolá y su líder heroico y mártir son la esencia de las virtudes y la identidad históricas de Líbano”, dijo acerca del grupo terrorista que es uno de los principales aliados de Teherán en la región. Además hizo un llamamiento al mundo musulmán a unirse ante el enemigo, “cuya política es divide y vencerás”.

“La política del Corán es que las naciones musulmanas deben estar unidas”, aseguró a la vez que subrayó que el “enemigo de Irán es el enemigo de Palestina, Líbano, Irak, Egipto, Siria y Yemen”. También señaló a Estados Unidos como culpable de las tensiones en Oriente Medio. “Estados Unidos busca el control de los recursos de la región a través del régimen de Israel”, aseguró, y reiteró que el ataque de Hamás contra Israel del 7 de octubre de 2023 fue legítimo. “La tormenta de Al-Aqsa fue una medida legal e internacional y un derecho legitimo de los palestinos”, quienes en su opinión tienen “el derecho a hacer frente a cualquier enemigo que haya destruido su casa y su vida”.

Tras el discurso, procedió a dirigir su primer rezo colectivo de los viernes desde 2020, cuando lo hizo tras la muerte de Qasem Soleimaní, ex general al frente de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní (IRGC), asesinado por EE UU en Irak.

El bombardeo del martes fue el segundo ataque con misiles iraní contra Israel

El bombardeo del martes fue el segundo ataque con misiles iraní contra Israel, desde que el pasado mes de abril agrediera por primera vez su territorio con otra serie de bombardeos de misiles y drones como respuesta a la muerte de siete militares en el consulado iraní en Damasco. Tras el ataque, Israel ha asegurado que responderá, a lo que Irán ha dicho a su vez que replicará con más fuerza.

Este viernes, el Ejército israelí detectó el lanzamiento de unos 170 cohetes desde territorio libanés a lo largo del día –70 en tan solo una hora– que atribuyó a Hezbolá. "Cayeron en zonas abiertas" y "no se produjeron bajas", advirtió el Ejército en un comunicado al referirse a todos los ataques salvo el primero, en el que sólo recoge que parte de los misiles fueron interceptados y otros cayeron en espacios abiertos, sin dar más detalles.

Además a lo largo de la mañana, los canales del Ejército retransmitieron alarmas constantes de las sirenas antiaéreas junto a la frontera con Líbano. Una de las andanadas de cohetes se dirigió contra el puerto norte de la ciudad de Haifa, si bien la mayoría fueron interceptados.

Mientras el intercambio de fuego en torno a la frontera se intensificó este viernes con Hezbolá, dos soldados israelíes murieron y otros 24 resultaron heridos cerca de la divisoria por el ataque de un dron lanzado por las milicias proiraníes de Irak.

Esta madrugada, la aviación israelí bombardeó diversos objetivos en los suburbios de Beirut conocidos como Dahye, donde la intensidad de los ataques hizo derrumbarse varios edificios y donde la prensa hebrea asegura que fue atacado el candidato a líder de Hezbolá, Hashem Safi al Din

Faltan pocos días para el 7 de octubre, fecha en la que, hace un año, los israelíes que vivían a escasos kilómetros de las alambradas que enclaustran la Franja de Gaza amanecieron escuchando el ruido de los cohetes disparados por Hamás, dando paso a una infiltración masiva de milicianos que se convertiría en la mayor matanza del grupo palestino en Israel, con 1.200 muertos y 251 secuestrados.

Un año después, 97 rehenes siguen atrapados en Gaza –el Ejército estima que más de una treintena están muertos–, lo que se ha convertido en la mayor herida abierta desde el ataque para el primer ministro, Benjamín Netanyahu, que se enfrenta semanalmente a manifestaciones multitudinarias de sus familiares demandando el retorno de los cautivos. "No seremos una buena sociedad si no logramos que los rehenes vuelvan", dice en un encuentro con periodistas Iris Haim, madre de Yotam, uno de los cautivos asesinados a tiros por error por el Ejército israelí en Gaza el pasado 15 de diciembre.

Sin embargo, Haim se muestra escéptica ante un posible acuerdo con Hamás que lo permita, rompiendo con la doctrina habitual entre el resto de familiares, que desde el pasado 14 de octubre se manifiestan semanalmente en Tel Aviv para reclamar ese pacto.

El pasado 7 de septiembre las protestas registraron una de sus mayores convocatorias hasta el momento

El pasado 7 de septiembre las protestas registraron una de sus mayores convocatorias hasta el momento, con 500.000 personas indignadas por el hallazgo en la Franja de los cadáveres de seis rehenes. Los manifestantes compartían un reproche hacia Netanyahu: un acuerdo de alto el fuego les habría salvado la vida.

Fue la tregua acordada con los islamistas en noviembre del año pasado la que permitió el retorno de 105 cautivos. Después, el Ejército sólo ha conseguido sacar vivos a ocho rehenes en cuatro operaciones distintas a lo largo del año, el último el beduino Kaid Farhan Al Qadi el pasado 27 de agosto.

Gershon Baskin, activista israelí que lleva décadas luchando por lograr una convivencia pacífica entre palestinos e israelíes, apunta a que solo con el regreso rehenes la sociedad podrá superar el trauma del 7 de octubre. "Para Netanyahu firmar ahora un acuerdo con Hamás es perder esta guerra, es no conseguir su 'victoria total' contra el grupo terrorista", sostiene Baskin, quien tilda además de "egoísta e inmaduro" el comportamiento del Gobierno de Netanyahu en las negociaciones.

Junto a la ausencia de los rehenes, el trauma de los habitantes de las comunidades fronterizas con Gaza sigue patente en la sociedad israelí. Ellay Golan todavía se pregunta cómo logró salir viva del infierno que vivió ese día, cuando varios milicianos de Hamás se infiltraron en su casa en el kibutz Kfar Aza, muy cerca de Gaza. "Llevábamos seis años viviendo en Kfar Aza y es muy irónico porque siempre nos habíamos sentido muy seguros. Aquel día había como unos 30 terroristas cerca de nuestra casa y entonces nos escondimos en el refugio sin saber muy bien qué iba a suceder” cuenta Golan, una israelí de 34 años en el hospital Shebba, donde trabaja, con los brazos y piernas todavía vendados. El 60% de su cuerpo está quemado.

"Le pedí a mi marido que nos trajera un cuchillo, ropa y algo de comida al refugio para proteger todo lo que podíamos a nuestra pequeña hija de un año", narra, recordando cada uno de los detalles del aquel día pese a que después estuvo casi dos meses en coma inducido. Una hora después, con la casa apunto de colapsar por el fuego, los milicianos decidieron marchar a otros puntos del kibutz y fue entonces cuando Golan y su familia salieron corriendo, aterrorizados y sin saber a dónde ir.

"Me cuesta decirlo, pero yo ya no creo más en la paz. Yo pensaba que los palestinos no tenían nada que ver con Hamás pero vi a muchos civiles colaborando con los ataques", acusa.

Ein HaShlosha, es una de las 13 comunidades agrarias israelíes junto a Gaza que continúan evacuadas por motivos de seguridad

En el kibutz vecino de Ein HaShlosha, a apenas cuatro kilómetros de la frontera, las sandalias de un miliciano de Hamás siguen tiradas en la calle y el viento mece un columpio cargado de polvo bajo el porche de una casa abandonada. Ein HaShlosha, como Kfar Aza, es una de las 13 comunidades agrarias israelíes junto a Gaza que, un año después, continúan evacuadas por motivos de seguridad, manteniendo a unos 15.000 residentes desplazados en hoteles y alojamientos financiados por el Estado mientras que otros 50.000 ya han vuelto a sus casas.

Allí, el portavoz del Ejército David Baruch responde a periodistas enfocándose en la recién iniciada invasión israelí del sur del Líbano. Al ser preguntado si el gran cabo suelto para el Gobierno son los 97 cautivos que siguen en Gaza, ensombrece el gesto y dice: "Absolutamente no. El retorno de los 101 rehenes que quedan (cuatro estaban secuestrados previamente al ataque), sabiendo que algunos de ellos tristemente ya no están vivos, sigue siendo una meta crítica de nuestros esfuerzos".

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