"Son todos mentirosos": los chilenos se divorcian de su proceso constituyente

Chile celebra este domingo las elecciones para elegir a 50 consejeros que redactarán una nueva propuesta de la Carta Magna

En 2019, cientos de miles de personas se manifestaron en Chile contra el presidente Sebastián Piñera. (EFE)
En 2019, cientos de miles de personas se manifestaron en Chile contra el presidente Sebastián Piñera. (EFE)

06 de mayo 2023 - 14:31

Santiago de Chile/(EFE).- La indiferencia, la falta de información o el hartazgo con la clase política se expanden entre los chilenos de cara a elecciones constituyentes de este domingo, las segundas en dos años y en las que se elegirán a los 50 consejeros que redactarán una nueva propuesta de Carta Magna.

En la Plaza de Armas, el corazón de la capital, no parece que el país esté a las puertas de unas elecciones y la propaganda es casi inexistente.

Como cada día, los pintores callejeros se colocan con sus caballetes frente a la catedral para vender un recuerdo de Chile a los turistas, pero uno de ellos se acerca a EFE: "¡Basta de política, nos mintieron todos!".

Todas las encuestas coinciden en que la mayoría de los chilenos se han desentendido del proceso constituyente: el sondeo Pulso Ciudadano de finales de abril mostró que un 51,1% de la población está nada o poco interesado, mientras que un 61,3% dijo tener nada o poca confianza en el futuro texto.

"Las elecciones son importantes porque cualquier constitución rige por varias décadas, pero quienes la están redactando son los mismos políticos de siempre que nos han llevado a la crisis actual", aseguró a EFE José Sepúlveda en las inmediaciones de la plaza.

Chile se embarcó en la compleja tarea de sustituir su actual Constitución, vigente desde la dictadura (1973-1990), tras el estallido de 2019 a favor de más derechos sociales

A ocho kilómetros al este, en la comuna de Las Condes, un núcleo empresarial plagado de rascacielos de vidrios, Ximena Serón cree que "cada vez hay menos gente que tenga fe en que las cosas funcionarán". "Una elige a los candidatos que van a hacerlo bien, y finalmente no cumplen. La gente está decepcionada y la mayoría votará por obligación", lamentó a EFE.

Chile se embarcó en la compleja tarea de sustituir su actual Constitución, vigente desde la dictadura (1973-1990), tras el estallido de 2019 a favor de más derechos sociales, considerado las protestas más masivas y graves desde el retorno de la democracia, con una treintena de muertos y miles de heridos.

Pero ha llovido mucho desde entonces: la pandemia obligó al mundo a encerrarse, la inflación escaló a niveles no vistos en décadas, la primera propuesta constitucional se rechazó de manera contundente en un plebiscito en septiembre y los delitos más violentos se dispararon en varias regiones, generando una alarma inédita.

En la calle coinciden: "La gente está preocupada por la delincuencia y los robos, más que de la nueva Constitución", remarcó a EFE otra ciudadana, Pamela Erizos.

"La crisis social no ha desaparecido, pero si hay posibilidad de que te asalten en la puerta de tu casa, la prioridad es la supervivencia. El temor por la inseguridad es mayor que antes, la sensación de la violencia desatada es nueva", explicó a EFE Emmanuelle Barozet, del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES).

Para Mauro Basaure, sociólogo de la Universidad Andrés Bello, Chile es hoy "más conservador" que en 2019, pero no por haber virado hacia la derecha, sino porque está priorizando la estabilidad y una mayor seguridad ciudadana frente a "las promesas del futuro".

"Hace tres años, se decidió redactar una nueva Constitución por las grandes demandas del estallido social, que eran el Estado social y democrático de derecho, la salud, las pensiones y la educación, pero el actual proceso constituyente no ha tomado esas reivindicaciones", sostuvo.

En la calle coinciden: "La gente está preocupada por la delincuencia y los robos, más que de la nueva Constitución", remarcó a EFE otra ciudadana, Pamela Erizos.

Pese a que la desafección es mayoritaria, hay chilenos que acudirán a votar por convicción y que defienden las oportunidades que se pueden abrir con una nueva Carta Magna en una de las sociedades más desiguales de Latinoamérica.

Hay chilenos que acudirán a votar por convicción y que defienden las oportunidades que se pueden abrir con una nueva Carta Magna en una de las sociedades más desiguales de Latinoamérica

Es el caso de Rafaela Livante, quien subrayó a EFE que "muchos quieren seguir con la actual Constitución y no cambiar nada": "Si queremos un cambio, tenemos que empezar a hacerlo", añadió.

Entre Plaza de Armas y Las Condes, está Plaza Italia, la frontera invisible entre los barrios ricos y pobres de Santiago y el epicentro del estallido.

Durante las protestas, la rotonda fue testigo de cruentos enfrentamientos entre manifestantes y agentes de Carabineros, señalados por violaciones a los derechos humanos, y durante años sus alrededores permanecieron arrasados.

Cuando pasan ya más de tres años desde entonces, la plaza luce distinta, como una metáfora de que Chile ha pasado página: el pedestal donde se ubicaba una polémica estatua de un general está pintado con reluciente pintura blanca y en el suelo crecen la hierba y las flores.

"Si fracasa el proceso, habrá poco espacio para políticas solidarias. Será el modelo de la dictadura, en el que todo se paga con recursos individuales. Si no se vuelve al crecimiento económico -alertó Basaure-, Chile será muy inestable".

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