Miedo entre los migrantes en Tijuana ante las amenazas de deportaciones masivas de Trump
- Los equipos de Harris y Trump buscan el voto latino de Pensilvania y Arizona
- Trump promete imponer aranceles de hasta el 100 % a México si no frena la migración
Mesa / Tijuana / Los Ángeles/Los migrantes que se encuentran en albergues en la ciudad mexicana de Tijuana, fronteriza con Estados Unidos, mostraron este lunes preocupación e incertidumbre ante un posible triunfo del candidato republicano Donald Trump, al recordar las medidas que impulsó durante su pasada administración (2017-2021).
El desasosiego es especialmente notable entre aquellos que son solicitantes de asilo y que pronto serán recibidos en Estados Unidos, pues no saben si tras la elección sus casos avanzarán o quedarán bloqueados, dado que muchos tuvieron un periodo de espera de hasta 10 meses.
Jorge, nombrado ficticio por seguridad, es originario del estado mexicano de Guerrero, de donde salió hace más de un año por la violencia que se vive en su lugar de origen.
El desasosiego es especialmente notable entre aquellos que son solicitantes de asilo y que pronto serán recibidos en Estados Unidos
“Con todo lo que ha dicho Trump sobre los migrantes siempre hay inconformidad, y si es así, que él llegara a ganar, pues yo me imagino que hay que hacer las cosas conforme a la ley, para estar bien allá, para que no lo deporten a uno”, dijo a EFE. Sin duda, apuntó, Trump “puede ser más estricto con la cuestión migratoria”.
“Ha sido una trayectoria difícil para nosotros, ya nos hicimos más de un año y un mes desde que salimos de nuestro pueblo, pero ahorita ya pues conforme a la ley ya tenemos la cita, gracias a Dios y ya estamos casi listos para irnos. Nos costó un buen rato el proceso en el que estamos, queríamos hacer las cosas bien y no cruzar de forma irregular”, resaltó.
Por su parte, Javier, migrante originario de Honduras, quien salió hace cuatro meses escapando de la delincuencia y las amenazas de las maras, compartió a EFE que su objetivo principal es llegar a Estados Unidos y una vez allá luchar por establecerse, más allá de si gana el Trump o su rival, la demócrata Kamala Harris.
“Nosotros siempre pensamos en estar allá, en Estados Unidos, independientemente de las elecciones, pensamos en que no nos va a pasar eso (de las deportaciones), ni que nos saquen”, expresó.
El pastor Albert Rivera Colón, director del albergue Ágape Misión Mundial, compartió a EFE que si llegara a ganar Donald Trump, “todas las amenazas que ha dicho van a pasar solamente y en caso de que llegara a ganar la mayoría en el Senado y en la Cámara Alta y Baja de Estados Unidos. Solo teniendo esos casos podría hacer una reforma migratoria”.
“Todas las amenazas que ha dicho van a pasar solamente y en caso de que llegara a ganar la mayoría en el Senado y en la Cámara Alta y Baja"
“Trump se ha visto muy duro, ha pensado en una deportación masiva, y el problema viene a ser que en Estados Unidos hay una división de migrantes, pues hay algunos que ya tienen 30 o 40 años y ellos han estado trabajando y aportando a un seguro social, con el cual el Gobierno estadounidense mantiene a sus ancianos”, apuntó.
El pastor refirió que a Estados Unidos no le conviene deportar a estos migrantes, porque se quedan si recursos para aportarles a las personas de la tercera edad “y sumado a eso van a tener que hacer una evaluación sobre su economía, porque también ahí implica la inflación en la que está sumergida la economía estadunidense”.
“Mucho va a depender de la decisión que se tome entre los efectos de la migración o la economía, y con Harris va a suceder lo mismo, porque está prometiendo algo que no va a poder cumplir, sobre todo si no tiene la mayoría en el senado, por lo que tendría que negociar muy bien con los republicanos por una reforma migratoria y eso va a ser muy difícil”, concluyó.
Ambos candidatos cortejaron ayer el voto latino en Pensilvania. Harris estuvo acompañada del rapero de origen puertorriqueño Fat Joe, quien criticó la retórica antiinmigración de Trump y recordó la polémica que desató el republicano durante su primer mandato cuando fue a Puerto Rico a arrojar pañuelos a los damnificados del huracán María en 2017.
"Estoy hablando con algunos puertorriqueños indecisos, especialmente en Pensilvania. ¿Qué más tienen que hacer (los republicanos) para demostrarles quiénes son?", cuestionó Fat Joe.
Por su parte, tras pasar por Carolina del Norte, Trump dio un mitin electoral en Reading, con un aforo medio lleno, donde reiteró que si gana lanzará "la mayor deportación de criminales en toda la historia de Estados Unidos". Allí, también prometió aranceles de hasta el 100% a México si el país vecino no consigue frenar la migación hacia Estados Unidos.
"Estoy hablando con algunos puertorriqueños indecisos, especialmente en Pensilvania. ¿Qué más tienen que hacer (los republicanos) para demostrarles quiénes son?"
El candidato republicano se refirió específicamente a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, diciendo que si llega a ser reelegido "el primer día" le "informará" de que si no para la "llegada de criminales y drogas al país" impondrá aranceles del 25% a todas las importaciones mexicanas.
"Y si eso no funciona lo subo a un 50% y si tampoco funciona a un 75%", dijo el ex mandatario. "Después, lo subiré a un 100%".
El magnate neoyorquino estuvo precedido por el senador de Florida, Marco Rubio, quien se dirigió al público en español. “No entendí ni una maldita palabra de lo que estaba diciendo. Pero es genial”, dijo Trump sobre su compañero.
Todos los ojos están puestos en el voto hispano dado que Pensilvania ha doblado en dos décadas la población latina hasta los 620.000 registrados para votar. Más de la mitad de la población de Allentown y Reading es latina, la mayoría puertorriqueños, seguido de los dominicanos.
Aunque Trump no se ha disculpado por el chiste del comediante Tony Hinchcliffe en su mitin de Nueva York, pocos días después visitó Allentown y prometió: "Les traeré el mejor futuro a los puertoriqueños y a los hispanos".
Mientras, unos cuarenta voluntarios se preparan para dar una de las últimas barridas puerta a puerta y agitar el voto entre la comunidad latina en Arizona, otro de los estados clave en estos comicios.
“Hago esto por mis padres, a ellos les costó mucho dinero la ciudadanía estadounidense como para ahora negarnos a votar”, dice a EFE Ana Holqin, una de las voluntarias de Poder Latinx, organización dedicada a movilizar a los electores registrados en el decisivo condado de Maricopa, donde el 31,8% de habitantes son hispanos.
Nacida en México y criada en Phoenix desde los tres años, Holqin se ha dedicado en las últimas dos semanas a llamar sin descanso a cientos de puertas para involucrar a gente como ella.
“Hago esto por mis padres, a ellos les costó mucho dinero la ciudadanía estadounidense como para ahora negarnos a votar”
Sus seis hijos se encuentran divididos: su hija mayor tiene claro su apoyo al ex mandatario republicano Donald Trump; su único hijo votará por la demócrata Kamala Harris y su hija pequeña, de 19 años, ejercerá su derecho por primera vez tras la insistencia de su madre.
“Le dije: al fin y al cabo es tu futuro el que está en juego en estas elecciones”, y así fue como logró convencerla para que pasara una jornada con ella colaborando en el llamamiento puerta a puerta, donde ha conectado tanto con votantes que le enseñaron el poder de las urnas como con gente que ansía votar pero no puede.
Erick Abarca, por su parte, lleva desde 2016 promoviendo el registro de votantes en Arizona, donde hay poco más de dos millones de latinos. Nacido y criado en Phoenix, procedente de una familia mexico-estadounidense, ha recorrido de punta a punta Maricopa para concienciar sobre la importancia del voto.
En su recorrido este lunes por la localidad de Mesa, colindante a Phoenix, Abarca se acerca al hogar de un joven de 24 años para preguntarle si ya ha depositado su papeleta por anticipado o si dispone de todos los documentos necesarios para votar en persona este martes.
“No se encuentra en casa ni tampoco tengo claro a quién quiere votar”, dice su madre, Stephanie Max, asomada al otro lado de la verja mientras controla el ladrido de sus perros. “Pero yo sí: votaré por Donald Trump”, continúa esta mujer que ha apoyado al magnate neoyorquino desde que se presentó a la presidencia por primera vez en los comicios de 2016.
La jornada se estira hasta por 12 horas, desde el amanecer al anochecer, a medida que se acerca la fecha clave para acudir a las urnas y aunque van a hasta 70 casas por día
La cuestión migratoria en el estado es lo que más le preocupa: “Muchos inmigrantes tienen atención gratuita mientras mi sobrina, que reside legalmente aquí, no puede recibir atención médica, y eso no es justo”, dice a EFE. Con el tema del aborto, otra punto de inflexión que divide a demócratas y republicanos, se muestra más ambigua: “No estoy a favor, pero que cada quien decida lo que crea”, agrega. En Arizona se puede abortar hasta las 15 semanas de gestación.
La jornada se estira hasta por 12 horas, desde el amanecer al anochecer, a medida que se acerca la fecha clave para acudir a las urnas y aunque van a hasta 70 casas por día, la mayoría de los hogares o no abren o afirman haber votado por correo. Entretanto, un aura de miedo y entusiasmo a partes iguales se extiende entre los voluntarios mientras realizan sus jornadas llueva, truene o bajo un sol de justicia.
Es el caso de Rachely Pérez, una joven voluntaria que acude al llamado de puerta por puerta asustada por cuestiones como la posible victoria de Trump, quien ha amenazado con una deportación masiva de indocumentados si es reelegido.
Otras como Fiona Damacio muestran, por el contrario, su entusiasmo por poder participar por primera vez en unos comicios tan ajustados y no tiran la toalla: esperanzada, considera que su voto “puede reflejar un cambio” no solo en Arizona, sino en EE UU.