El ministro ruso de Defensa prevé "misiones más complicadas" para sus tropas en Ucrania
Según una analista, Rusia está deseando firmar una paz para salvar su economía
Moscú/El ministro de Defensa ruso, Andréi Beloúsov, aseguró hoy que “ha llegado el momento decisivo en el antagonismo con Occidente”, durante una ceremonia de entrega de medallas a soldados que combaten en Ucrania. Beloúsov subrayó que “de las acciones de cada persona, cada soldado y oficial depende ahora nuestro gran país”. “Creemos en ustedes y en su disposición a cumplir las misiones más complicadas”, afirmó.
El ministro concedió a varios soldados por su coraje el mayor reconocimiento del Estado ruso, la Estrella Roja, y un arma de reglamento con su nombre y apellidos. Seguidamente, Beloúsov departió con los galardonados sobre el desarrollo de la infraestructura de las guarniciones y otros puntos de emplazamiento de unidades militares, y también sobre el perfeccionamiento del sistema de gratificaciones.
El ejército ruso ha intentado intensificar en las últimas semanas su ofensiva en el Donbás con el fin de llegar en la mejor situación en el campo de batalla a las negociaciones de paz. Los rusos intentan cercar la plaza de Pokrovsk y alcanzar el bastión de Kostiantinivka en la región de Donetsk, pero no han logrado expulsar a los ucranianos de la región de Kursk.
El subjefe del Estado Mayor ruso, Serguéi Rudskói, estimó esta semana en casi un 75% el territorio de las regiones de Donetsk, Jersón y Zaporiyia bajo control ruso, y en un 99 % en el caso de Lugansk.
“2024 fue un punto de inflexión en el logro de los objetivos de la operación militar especial. El régimen de Kiev ya no puede modificar significativamente la situación en el campo de batalla”, señaló al periódico Estrella Roja. Destacó que el enemigo ha perdido en gran medida la capacidad para producir armamento y para movilizar el número de hombres necesario para compensar las bajas y crear nuevas reservas estratégicas. “El desarrollo del conflicto en Ucrania ya no depende de Kiev, sino de la voluntad de Occidente de construir una arquitectura de seguridad europea que tenga en cuenta los intereses de Rusia”, añadió.
La economía rusa está deseando que termine la guerra después de tres años de malabares fiscales
La economía rusa está deseando que termine la guerra después de tres años de malabares fiscales, altibajos del rublo, evasión de sanciones y una economía militarizada. Desde el momento en el que comenzó a sufrir las primeras sanciones occidentales, “la economía rusa ha funcionado como un maratonista bajo esteroides fiscales y ahora esos esteroides están pasando factura”, sostiene Alexandra Prokopenko, analista del Centro Carnegie para Rusia y Eurasia.
Todavía en diciembre, el presidente ruso, Vladímir Putin, se jactó del supuesto buen estado de la economía rusa, cuyo PIB creció un 4,1% el pasado año, según las cifras oficiales rusas. "El crecimiento de la economía rusa se debe al fortalecimiento de la soberanía, y la soberanía misma es el resultado del crecimiento económico", declaró la analista en rueda de prensa.
Sin embargo, los expertos coinciden en que la situación económica está recalentada, que se ha vuelto mucho más vulnerable y dependiente, tanto de su industria militar, como de estímulos externos al país. “El crecimiento se está ralentizando, los sectores clave se están enfriando y los argumentos sobre los que se apoya Putin de que la economía es ‘invulnerable’ se están desmoronando”, añadió la investigadora.
Rusia ha sabido adaptarse bien a las sanciones impuestas por su campaña militar en Ucrania esquivándolas a través de terceros o con medidas ingeniosas como la conocida como flota fantasma de petroleros. Pero, por ello mismo, según Prokopenko, lo que más teme son las sanciones secundarias a empresas chinas o turcas que le ayudan a exportar e importar productos vitales para abastecer su máquina de guerra.
“Si no se introducen más sanciones y no se cambia el esquema de las actuales, esto al Kremlin le sirve”, añadió. La analista sostuvo que esto es debido a que “uno de los problemas que causa el régimen de sanciones, además de las propias restricciones, es que cambian constantemente, lo que obliga a los empresarios y a los reguladores a una adaptación constante”.
La economía crece exclusivamente gracias a la industria militar, hecho que se aprecia desde 2024, cuando todavía había otros sectores en los que se invertía. Al gasto militar le corresponde en 2025 el 40% del presupuesto estatal, pero "si este año no lo aumentan, la economía rusa podría estabilizarse", pronosticó Prokopenko.
“Ahora vivimos en una economía de mando, no de mercado”, en la que empresas estatales realizan encargos a empresas privadas rusas que no pueden rechazar por enfrentarse a un delito penal, explicó Igor Lipsits, ex profesor de la Escuela Superior de Economía de Rusia.
Una de las mayores preocupaciones del Banco Central ruso durante estos años ha sido el control de la inflación
Una de las mayores preocupaciones del Banco Central ruso (BC) durante estos años ha sido el control de la inflación, que en abril de 2022 alcanzó su máximo oficial del 17,83%, pasando al 9,9% actual. Sin embargo, la percepción inflacionaria es mucho más alta y algunos medios señalan una inflación real de entre el 20% y el 40%.
La jefa del BC, Elvira Nabiúlina, una vez vista como heroina por salvar la economía rusa tras el inicio de los combates hace tres años, ha sido atacada por otros funcionarios, incluido el primer ministro, Mijaíl Mishustin, a causa de su política crediticia que pretende bajar nuevamente los índices inflacionarios, pero que ha hecho desaparecer la inversión.
“Rusia gasta más de lo que ingresa”, dijo Lipsits señalando el déficit como causa de la inflación, a lo que suma otros pasos en perjuicio de la economía como la subida de impuestos. El BC reaccionó manteniendo unos altos tipos de interés, del 21%, y fortaleciendo el rublo a través de una política monetaria artificial que Lipsits calificó como “maniobra bastante extraña”, pretendiendo mantener el precio de las importaciones, pero que dará paso a "una ola de quiebras" de empresas que no se aseguraron financieramente, además de reducir los ingresos presupuestarios.
Uno de los mayores cambios en la economía rusa ha sido el creciente proceso de expropiación de activos privados, que Serguéi Aleksashenko, economista y ex vicepresidente del Banco Central ruso, calificó de “sistemático”. Cree que el principal motivo de la nacionalización es el del “control de los canales financieros” encontrándose todavía en 2023 más de cien casos de expropiación de activos para luego redistribuirlo entre personas cercanas que tienen “licencia para robar”.
“Es el proceso más importante que ocurre en Rusia en relación con la propiedad privada, entre los silovikí (altos mandos del Ejército y las fuerzas de seguridad), los empresarios, el Gobierno y la sociedad”, declaró Prokopenko. Se trata de un proceso que se basa cada vez más en razones ambiguas y poco definidas: si un sujeto o entidad es declarado como agente extranjero, terrorista o extremista, puede verse privado de su patrimonio por parte del Estado.