El Senado aparta a Rousseff de la Presidencia de Brasil
La presidenta tuvo su primera reacción a través de las redes sociales y afirmó: "Es golpe"
Brasilia/(EFE).- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, recibió este jueves la notificación en la que se le comunica que el Senado ha decidido someterla a un juicio político con miras a su destitución, con lo que ha quedado oficialmente suspendida de su cargo.
La notificación fue entregada por el senador Vicentinho Alves, primer secretario de la Cámara Alta, en el despacho que hasta hoy ocupó Rousseff en el Palacio presidencial de Planalto y en el que esta misma tarde se instalará el vicepresidente Michel Temer, que la sustituirá en forma interina mientras se desarrolla el proceso.
La presidenta afirmó que en el juicio político al que será sometida no estará en juego su mandato, sino el "futuro" del propio país. Arropada por quienes fueron sus ministros y colaboradores, hizo un pronunciamiento en el Palacio presidencial de Planalto tras ser notificada de su suspensión y aseguró que sufre "la mayor de las brutalidades que se puede cometer contra un ser humano: castigarlo por un crimen que no cometió".
El Senado brasileño dio este jueves luz verde al juicio político contra Rousseff, que será suspendida de la Presidencia del país durante 180 días. Tras una sesión maratoniana, que se prolongó durante 20 horas y media, la votación fue contundente: 55 se pronunciaron a favor de apartar a Rousseff, 22 en contra y 4 se ausentaron.
Una abultada derrota para Rousseff: bastaba una mayoría simple, 41 senadores sobre los 81 que componen la Cámara Alta para apartarla temporalmente de la Presidencia por un "crimen de responsabilidad", el maquillaje de las cuentas públicas, una práctica habitual en los gobiernos brasileños de todos los signos políticos y que, a ojos de la Justicia, no constituye un delito.
La oposición logró superar su objetivo de llegar a 54 votos, equivalentes a la mayoría calificada de dos tercios que, una vez que concluya el juicio
La oposición logró superar su objetivo de llegar a 54 votos, equivalentes a la mayoría calificada de dos tercios que, una vez que concluya el juicio, será necesaria para que Rousseff sea finalmente destituida.
La presidenta tuvo su primera reacción a través de las redes sociales y afirmó: "Es golpe". Rousseff tendrá derecho a usar la residencia presidencial y a otras prerrogativas, como el salario y un equipo de seguridad, mientras permanezca apartada del cargo.
El Gobierno y el Partido de los Trabajadores (PT) agotaron todas las posibilidades para tratar de frenar el proceso hasta el último minuto recurriendo incluso al Tribunal Supremo, que a primeras horas del miércoles avaló el desarrollo del procedimiento y rechazó un recurso de la Abogacía General del Estado.
No hubo sorpresas durante una jornada en la que sus señorías se ajustaron a sus respectivos guiones y, en la mayoría de los casos, utilizaron sus intervenciones más para justificarse ante su electorado con la vista puesta en las próximas elecciones municipales que para debatir en profundidad las causas que han llevado a la separación de Rousseff del poder.
Sólo los miembros del PT y algunos de sus escasos aliados defendieron a la mandataria e insistieron en calificar de "golpe" la maniobra que ha llevado al hasta hoy vicepresidente Temer a la Presidencia.
El abogado del Estado, José Eduardo Cardozo, insistió en que el impeachment carece de sustento legal y advirtió de que con su aprobación "Brasil se transformará en la mayor república bananera del planeta".
Entre los partidarios del impeachment, durante la sesión se sucedieron las críticas al maquillaje de las cuentas públicas y las encendidas condenas contra la corrupción, aunque sus señorías evitaron mencionar que cerca del 60 por ciento de los senadores tiene cuentas pendientes con la Justicia.
Se atrincherará en la residencia presidencial, la Alvorada, durante los seis meses que se tomará el Senado para avanzar en el juicio político y definir si la exonera, y la permite volver al cargo, o la destituye
El propio presidente de la Cámara Alta, Renan Calheiros, uno de los protagonistas del impulso al juicio político contra la presidenta, tiene una decena de causas en los tribunales.
Calheiros admitió esta madrugada que el impeachment es "un factor de inestabilidad" y abogó por revisar la ley en el futuro para "garantizar la seguridad jurídica".
"Cada cual tendrá que responder ante la historia por sus aciertos y errores en este proceso", dijo antes de dar paso a la votación.
Para el senador Fernando Collor de Mello, quien renunció a la Presidencia en 1992 cuando se enfrentaba a un proceso de destitución por corrupción, que el sistema político "está en ruinas".
Collor, que renunció antes de ser destituido en medio de un escándalo que sacudió al país pero fue absuelto por la Justicia dos años después, reveló que avisó a Rousseff del proceso que se le venía encima y le ofreció su consejo, pero no fue escuchado.
La decisión del Senado supone la separación automática de Rousseff, a la que se le notificará formalmente en las próximas horas y tendrá que abandonar Planalto, la sede del Ejecutivo.
Se atrincherará en la residencia presidencial, la Alvorada, durante los seis meses que se tomará el Senado para avanzar en el juicio político y definir si la exonera, y la permite volver al cargo, o la destituye.
Consciente de la derrota anunciada, Rousseff comenzó el miércoles a desalojar su despacho que este mismo jueves mismo ocupará su vicepresidente
Consciente de la derrota anunciada en el Senado, Rousseff comenzó el miércoles a desalojar su despacho que este mismo jueves mismo ocupará su vicepresidente y nuevo presidente interino.
Temer, que en las últimas semanas ha estado muy ocupado negociando la formación de su Gobierno dando por segura la separación de Rousseff, presentará a su equipo avanzado el día.
La "estrella" del nuevo Gabinete es un viejo conocido de los brasileños, Henrique Meirelles, que fue presidente del Banco Central con el Gobierno del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y que ahora tiene el desafío de recuperar la economía del gigante latinoamericano.
Mientras, según una encuesta del Instituto Ipsus, apenas el 14% de los brasileños se declara optimista sobre el futuro del país, el nivel más bajo en una década.