Mutismo en La Habana sobre la evacuación a Líbano de su personal diplomático en Siria
El embajador de Brasil confirma que “grupos armados intentaron invadir la residencia diplomática cubana”
Madrid/A juzgar por las palabras del embajador de Brasil en Siria, André Santos, la situación del cuerpo diplomático cubano en ese país con la entrada de los rebeldes islamistas en la capital, el pasado domingo, no fue todo lo tranquila que el Ministerio de Relaciones Exteriores del régimen ha querido hacer parecer.
El diplomático brasileño, en una entrevista concedida el miércoles al diario O Globo, aseveró que los últimos días previos a la caída del régimen de Bashar al Asad, la tensión en torno a las embajadas aumentó, y que una de las sedes atacadas por los insurgentes fue la cubana. “Grupos armados intentaron invadir la residencia diplomática de Cuba, incluso rompiendo una ventana, entrando y amenazando con llevar objetos”, declaró a ese periódico. El embajador, según su testimonio, intervino y evitó la invasión.
Santos hizo, además, un recuento de las vicisitudes que tuvo que pasar su propio equipo para salir de Damasco y, con ello, reveló que algo similar pasó con los cubanos. El sábado, dijo a O Globo, un bombardeo israelí causó daños al consulado brasileño, y el lunes, “cuando un convoy de 17 vehículos, formado también por representantes diplomáticos de Argentina, Chile, Cuba, España, Venezuela y Bulgaria se disponía a salir, miembros de una milicia local fuertemente armada mostró sus armas y, después de algunas dificultades de comunicación, entendimos que no querían que saliéramos de Damasco”.
"Un equipo de excelencia en momentos complejos siempre vence a pesar y en contra de cualquier obstáculo que se interponga"
“Uno de ellos me interrogó, mostró el arma y preguntó en árabe qué estábamos haciendo y quiénes éramos. El conductor de la embajada hizo la traducción y entendimos que no querían que nos fuéramos de Damasco. Le expliqué que estábamos cumpliendo con nuestros deberes, y que no era una retirada definitiva”, detalló Santos. Los atacantes, según su relato, parecían estar bajo el influjo de las drogas, “con ojos vidriosos y rojos”.
Además, cuestionaron el hecho de que las mujeres que iban en el convoy no llevaran “el pelo cubierto”, lo que, a juicio del diplomático, es síntoma de lo que esperan a los derechos por la igualdad con el triunfo de los islamistas sobre Asad.
Los diplomáticos llegaron, finalmente, a Líbano –un trayecto que normalmente dura dos horas pero hicieron en cinco el lunes–, escoltados en todo momento por vehículos de Naciones Unidas.
Aunque la cancillería cubana no se ha pronunciado al respecto, sí lo ha hecho el mismo embajador de Cuba en Siria, Mariano Fernández Rodríguez, quien confirmó con sus mensajes que los empleados de la sede diplomática se encuentran evacuados en Líbano. “Un equipo de excelencia en momentos complejos siempre vence a pesar y en contra de cualquier obstáculo que se interponga. Nos unen las ideas y el legado invaluable de nuestro invencible Comandante en Jefe. ¡Hasta la Victoria Siempre! Viva Cuba, socialista, revolucionaria y rebelde”, escribió el jefe de la legación en su página de Facebook, acompañando su publicación con fotografías del personal.
Tras la toma de Damasco por parte de los insurgentes, el Ministerio de Relaciones Exteriores expresó en un comunicado haber seguido “con suma preocupación los acontecimientos que se han sucedido de manera vertiginosa en la República Árabe Siria”. En un breve comunicado, hicieron un llamado a “preservar la soberanía, la integridad territorial y la independencia de Siria, así como a respetar la integridad y seguridad de las misiones diplomáticas radicadas en esa nación árabe”.
Respecto a cómo se encontraban los empleados de la delegación, decían: “Estamos en permanente contacto con nuestro personal diplomático, que se encuentra bien, cumpliendo con los planes establecidos para este tipo de contingencias, con mucha disciplina, unidad y compromiso”.
El Gobierno cubano se ha mostrado discreto sobre la caída de la familia Al Asad, aliado histórico de La Habana, que llegó a enviar tropas a Siria entre 1973 y 1975 para combatir a Israel. Fidel Castro también visitó el país en 2001 y fue cercano al anterior mandatario, Hafez Al Asad. Su hijo, que heredó el Gobierno de Siria, y Miguel Díaz-Canel mantuvieron las relaciones entre los dos regímenes.
Ejemplo de ello fue el envío de 240.000 vacunas Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus, de producción cubana, a Damasco durante la pandemia de covid-19. Bajo el mandato de Raúl Castro, Cuba también entregó a Siria medicamentos contra el cáncer y vacunas contra la difteria, el tétano, la influenza y la hepatitis B.
La Isla también ha recibido a miles de estudiantes sirios que se han graduado en sus universidades, sobre todo en la carrera de Medicina. Todo ello fue presentado en su momento como muestras de “solidaridad” por parte del Gobierno cubano, que nunca ha revelado qué entregó Damasco a cambio.