Nicolás Maduro monta en cólera contra la "izquierda cobarde" de Boric y Castillo
El líder chavista reacciona contra las críticas de los líderes izquierdistas de varios países latinoamericanos a su país, Cuba y Nicaragua
Madrid/El líder del chavismo ha explotado. "Todos los días hay una campaña contra Venezuela. Por ahí ha surgido una izquierda cobarde que basa su discurso en atacar el modelo bolivariano exitoso, victorioso, en atacar el legado histórico, y en atacarme a mí como presidente", dijo Maduro el miércoles. Las recientes críticas de Gabriel Boric, Gustavo Petro o Pedro Castillo hacia los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela resultan demasiado tibios para muchos pero reflejan la existencia de una nueva corriente en la izquierda latinoamericana que se desmarca de los Gobiernos autoritarios.
"Es una izquierda derrotada, fracasada, una izquierda cobarde frente al imperialismo, frente a las oligarquías. Y entonces quieren ponerse un barniz para que las oligarquías los perdonen, y lo peor de todo es que no los van a perdonar, a ninguno. Entonces asumen la peor cara de contrarrevolucionarios, de antibolivarianos, desde alguna izquierda cobarde que hay por ahí", siguió Maduro, menos propenso a guardar silencio que sus homólogos, Daniel Ortega y Miguel Díaz-Canel.
Boric dijo que el retroceso democrático en Venezuela en los últimos años ha sido "brutal" y que las condiciones de vida han empeorado tanto como permite comprobar el éxodo de seis millones de personas
El sucesor de Hugo Chávez no mencionó a nadie, pero el blanco era muy claro. El pasado 1 de febrero, el chileno Gabriel Boric ofreció una entrevista en la emisora uruguaya M24 Radio donde no se anduvo con paños calientes y dijo que el retroceso democrático en Venezuela en los últimos años ha sido "brutal" y que las condiciones de vida han empeorado tanto como permite comprobar el éxodo de seis millones de personas.
"Esto es muy triste, pero tenemos que ser capaces de decirlo", siguió el presidente electo, que quiso poner por delante que su modelo es otro. "Ese no es nuestro camino y nosotros aspiramos a construir una izquierda profundamente democrática, respetuosa de los derechos humanos, que sea capaz de ser crítica de sí misma".
"A mí me gustaría establecer un principio irreductible que es la defensa irrestricta de los derechos humanos, independiente del gobierno de turno. No podemos tener doble estándar, no nos podemos perder. El alegato permanente que hacen ciertas izquierdas a la autodeterminación de los pueblos para terminar incluso justificando sus desviaciones o conductas que no son apropiadas, como limitaciones a libertad de expresión, a la reunión, es algo que tenemos que enfrentar más abiertamente", dijo el ex líder estudiantil que jurará como presidente de Chile el próximo 11 de marzo.
Precisamente en su gabinete estará Antonia Urrejola, próxima ministra de Exteriores que fue relatora de Cuba en Naciones Unidas y mantuvo posturas críticas hacia el régimen de la Isla y su falta de libertades. Abogada de profesión, la futura canciller, que fue integrante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, fue elogiada en Venezuela por opositores y activistas que aseguraron que ya en tiempos de Hugo Chávez, mucho más popular que su sucesor, quiso abordar el cariz que estaban tomando las cosas en el país sudamericano en lo referente a derechos humanos.
Según afirmó a Diario de Cuba el periodista nicaragüense represaliado, Carlos Fernando Chamorro, "con el nombramiento de Antonia Urrejola, el presidente electo Gabriel Boric también ha enviado un mensaje a las dictaduras de Ortega-Murillo, Maduro, y Díaz-Canel".
Carlos Fernando Chamorro cree que "con el nombramiento de Antonia Urrejola, el presidente electo Gabriel Boric también ha enviado un mensaje a las dictaduras de Ortega-Murillo, Maduro, y Díaz-Canel"
La posición de Boric fue ratificada por él mismo en una entrevista con la BBC en la que marcó también distancias con la llamada izquierda bolivariana, descendiente directa del castrismo. "Yo provengo de la tradición socialista libertaria americanista chilena. Ese es mi espacio ideológico de referencia. Soy un demócrata". Sobre Nicaragua no quiso ni pronunciarse como cercano, pero preguntado por Venezuela insistió. "Es una experiencia que más bien ha fracasado y la principal demostración de su fracaso son los seis millones de venezolanos en la diáspora".
Ese mismo día, desde su exilio voluntario en Bélgica, se apresuró a reprenderlo Rafael Correa, ex presidente ecuatoriano y antiguo miembro de aquella izquierda del Siglo XXI que agoniza. "Gabriel: ¿Se te olvida el criminal bloqueo a Venezuela? ¡A Venezuela le impiden vender su petróleo! ¿Cuántos chilenos estarían en la 'diáspora' si se le impidiera vender el cobre a Chile? Es como encontrar un ahogado encadenado, y decir que murió por no saber nadar", clamó desde su cuenta de Twitter sin obtener respuesta alguna.
Pedro Castillo, presidente de Perú desde hace un año, era, con seguridad, otro de los aludidos anoche por Maduro. El ex profesor y líder campesino ha sido más tibio en sus críticas, pero no se privó de decir que "jamás" adoptaría para su país un modelo como el de Cuba, Nicaragua y Venezuela, en una entrevista con CNN en la que se resistió a realizar cualquier condena expresa a los tres países, pero reivindicó su propia manera de hacer las cosas.
Más claro había sido su gabinete, meses atrás, cuando su cancillería se pronunció abiertamente en contra de las presidenciales nicaragüenses diciendo que no cumplieron "los criterios mínimos de elecciones libres, justas y transparentes que establece la Carta Democrática Interamericana, vulneran su credibilidad, la democracia y el Estado de Derecho y merecen el rechazo de la comunidad internacional".
Sobre esas elecciones también hubo un extraño movimiento en el Partido de los Trabajadores, de Luiz Inázio Lula da Silva, que celebró la victoria de Ortega en un comunicado publicado en su web que fue posteriormente retirado. La presidenta del PT aclaró que ese texto no había sido refrendado por el partido, de ahí su eliminación.
El colombiano Gustavo Petro calificó a Maduro de "persona que está dentro de las dirigencias de la política de la muerte"
El de Nicaragua es, aparentemente, un caso perdido. El país mantuvo un fuerte roce con la Argentina de Alberto Fernández tras presentarse en Managua Mohsen Rezai, vicepresidente de Asuntos Económicos de Irán y uno de los principales imputados por la Justicia argentina por el atentado terrorista de 1994 contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) de Buenos Aires, que dejó 85 muertos y sigue impune.
El último líder de izquierdas que parece poner tierra de por medio con Venezuela es el aspirante a la presidencia colombiana, Gustavo Petro, que tampoco se cortó en una entrevista de principios de febrero con la revista Semana, donde calificó a Maduro de "persona que está dentro de las dirigencias de la política de la muerte".
"La imagen de Maduro no es de un líder de izquierda. Es un integrante muy conservador de las facciones más regresivas de la política mundial, que están tratando de defender que el mundo permanezca en una economía fósil", añadió.
Tanto La Habana como Caracas saludaron la elección de todos estos líderes de izquierdas en sus respectivos países, pero ahora contemplan cómo les dan la espalda en mayor o menos grado. Aunque todos ellos volverán a reunirse a finales de año en el Grupo de Puebla, reencarnación del Foro de Sao Paulo, donde el régimen cubano ha logrado hasta ahora mantener su control ideológico.
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