El Observatorio Sirio de Derechos Humanos eleva a 71 los muertos en el atentado en el sur de Damasco
Beirut/(EFE).- El número de muertos en el atentado de ayer en un distrito de mayoría chií en el sur de Damasco ha ascendido a 71 personas, de las que 29 son civiles, señaló este lunes el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
La ONG precisó que entre esos civiles hay cinco menores, mientras que el resto de fallecidos en el distrito de Sayida Zeinab son combatientes chiíes sirios y extranjeros.
La fuente recordó que dos suicidas del grupo terrorista Estado Islámico (EI) detonaron de forma consecutiva un coche bomba y un cinturón de explosivos en esa área.
También se oyó un tercer estallido, menos fuerte que los dos primeros, aunque su origen se desconoce, según el Observatorio, que apuntó que podría tratarse de una explosión en un vehículo de los seguidores del régimen sirio cargado con municiones.
Una fuente del Ministerio del Interior, citada por la agencia de noticias oficial siria Sana, informó de que esos "atentados cobardes" provocaron al menos 50 muertos y 40 heridos.
Este atentado coincide con la presencia en Ginebra de representantes del régimen y de la oposición siria para participar en negociaciones indirectas, auspiciadas por la ONU, para intentar poner fin al conflicto
La rama del EI en Damasco, denominada Wilayat Dimashq (Estado de Damasco), asumió ayer en un comunicado publicado en internet la autoría del ataque contra "un nido de los apóstatas politeístas", en referencia a los chiíes.
La zona de Sayida Zeinab, que alberga la mezquita de la que toma su nombre, es un lugar de peregrinación para los chiíes y cuenta con la protección del grupo libanés Hizbulá.
Sayida Zeinab, cuyos padres eran Fátima, hija del profeta Mahoma, y el imán Alí, fue capturada por el Ejército del califa omeya Al Yazid, tras la muerte en el año 680 en Kerbala (Irak) de su hermano Husein.
Precisamente, el fallecimiento de este último supuso el inicio del cisma entre chiíes y suníes.
Este atentado coincide con la presencia en Ginebra de representantes del régimen y de la oposición siria para participar en negociaciones indirectas, auspiciadas por la ONU, para intentar poner fin a un conflicto que ha durado casi cinco años y ha causado más de 260.000 muertos, según el Observatorio.