Opositores cubanos hablaron en la audiencia del Senado de Estados Unidos
Washington/(con información de EFE).- Varios activistas cubanos han participado este martes en una audiencia en el Senado de Estados Unidos para analizar el impacto de los cambios en la política de EE UU hacia la Isla, sobre todo en materia de derechos humanos y de progreso hacia la democracia. En la comparecencia, el Ejecutivo de Barack Obama ha señalado que "la naturaleza del Gobierno cubano no ha cambiado", como han podido comprobarlo en las conversaciones con La Habana, pero que ya no es posible responsabilizar a Washington de lo que ocurre en La Habana.
En la primera audiencia, presidida por el senador cubanoamericano Marco Rubio, comparecieron cuatro testigos cubanos: Rosa María Payá, hija del disidente fallecido Oswaldo Payá; la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler; el opositor Manuel Cuesta Morúa, líder del grupo Arco Progresista; y la activista Miriam Leiva, cofundadora de las Damas de Blanco.
Cuesta Morúa ha asegurado que, después de los anuncios del pasado 17 de diciembre sobre el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países, es necesario pasar del posicionamiento a la acción política y que el debate democrático debe focalizarse en el escenario nacional, sin culpar al vecino del norte por los problemas de la Isla.
El líder del grupo Arco Progresista no cree que un cambio en las políticas de EE UU hacia Cuba vaya a traer la libertad a la Isla. "La libertad de Cuba depende exclusivamente de los cubanos, pero la nueva política nos dará nuevas opciones para conseguirla", destacó. "El autoritarismo cubano no puede sobrevivir a una apertura de la misma forma que China lo ha hecho", agregó.
La líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, sostuvo que "Cuba sigue siendo un país con un Gobierno unipartidista donde las libertades fundamentales son delitos contra la seguridad del Estado". La opositora llamó a dar más pasos en la lucha por la libertad de los presos políticos, el reconocimiento de la sociedad civil, la libertad de expresión y de reunión y el derecho a unas elecciones libres.
El Gobierno de EE UU cree que ya no es posible responsabilizar a Washington de lo que ocurre en La Habana
Rosa María Payá pidió que el diálogo entre Cuba y Estados Unidos incluya a la sociedad cubana y reclamó la participación "libre" de los cubanos en el proceso. Acusó al Gobierno de Raúl Castro de "utiliza[r] a los presos políticos como piezas de intercambio" y pidió una alternativa para que el pueblo pueda decidir "su propio futuro". "No hay respeto por la autodeterminación de la gente cubana cuando las negociaciones son secretas entre las élites, o cuando no hay mención alguna a una posible participación o representación de nuestra propia sociedad", agregó.
Payá pidió también una investigación imparcial sobre la muerte de su padre, Oswaldo Payá, fallecido en 2013 en un accidente automovilístico que ha suscitado dudas sobre la responsabilidad de las autoridades cubanas en el hecho.
El secretario de Estado adjunto para Democracia, Derechos Humanos y Trabajo de EE UU, Tom Malinowski, dijo que el restablecimiento de las relaciones es un "primer paso hacia la normalización". Sin embargo, reconoció que la liberación de los 53 presos políticos cubanos, requisito impuesto por Washington para continuar con las negociaciones, no supone un cambio estructural para la vida de los cubanos. "Cuba sigue siendo un Estado de partido único que intenta controlar toda actividad política, cultural y económica. El Gobierno continúa vigilando todo lo que ocurre", agregó. Por este motivo, ha explicado Malinowski, "los derechos humanos y el empoderamiento del pueblo cubano serán la base de nuestra política".
"No puedo imaginarme que vayamos a una etapa siguiente (de las negociaciones con el régimen) aceptando no ver a los activistas", dijo Jacobson
En lo que pareció una respuesta a las declaraciones de la directora para América del Norte de la Cancillería cubana, Josefina Vidal, que había criticado en una entrevista las relaciones de los diplomáticos estadounidenses con los disidentes cubanos, la secretaria de Estado adjunta de EE UU para Latinoamérica, Roberta Jacobson, fue tajante:"No puedo imaginarme que vayamos a una etapa siguiente (de las negociaciones con el régimen) aceptando no ver a los activistas".
El demócrata Robert Menéndez, sin embargo, manifestó posiciones contrarias a las de Jacobson. "No importa cuántos cambios haga EE UU en su política, si el régimen cubano igual no hará concesiones". El senador defendió que "18 meses de negociaciones secretas produjeron un acuerdo malo, malo para los cubanos".