Pacific Palisades, el barrio de los ricos y famosos en Los Ángeles que los incendios redujeron a ceniza
Los propios vecinos patrullan las calles para evitar los saqueos en las viviendas que quedan en pie
Los Ángeles/Pacific Palisades, la zona cero de la ola de fuegos más devastadores de la historia de Los Ángeles, ha reducido a cenizas calles enteras, vehículos, mansiones millonarias y la vida que atesoraban miles de familias de un barrio acaudalado que ha pasado de representar un idílico estilo de vida americano a una zona de guerra. Alexei y Tatyana regresan por primera a la que era su casa, en la avenida Sunset de Pacific Palisades, tres días después de que comenzaran las llamas. No ha quedado nada de aquella vivienda de tres pisos en el condominio en el que residían, que fue de los primeros en arder a causa del virulento incendio que desde el pasado martes ha arrasado con más de 8.200 hectáreas.
"Pensamos que nuestra casa estaría segura, viviendo al lado de una estación de bomberos", cuenta a EFE Alexei nada más aparcar el vehículo y comprobar que no queda nada de su vida en el lugar donde decidió construirla hace cinco años. Todas sus pertenencias, incluso las de más valor, quedaron dentro del apartamento porque en el momento del estallido de la llamas se encontraban de viaje por Europa. "En una noche prácticamente hemos perdido todo", lamenta. "Esta casa está perfecta –la aledaña– y la nuestra está reducida a escombros. Es increíble lo que ha pasado", dice Alexei.
Un par de calles más arriba los vehículos están completamente calcinados: las marcas delatan el nivel ingresos de estos vecinos: un Mercedes-Benz por ahí; un Land Rover por allá, denotan lo acaudalado que era este barrio, ahora convertido en una escombrera de ruinas ennegrecidas.
Árboles enteros arrancados de cuajo por los fuertes vientos, largas avenidas sin luz ni suministro eléctrico, semáforos que han dejado de funcionar y viviendas completamente carbonizadas completan esta desoladora postal de lo que un día fue el barrio residencial de ricos y actores famosos en las montañas de Santa Mónica.
Todavía arden mansiones en lo alto de las colinas que muestran entre los rescoldos cómo era vivir aquí antes de los incendios
Todavía arden mansiones en lo alto de las colinas que muestran entre los rescoldos cómo era vivir aquí antes de los incendios: un entorno familiar acomodado, con ventanales frente al océano, unas calles hoy gobernadas por un toque de queda nocturno, pero donde era seguro caminar y los niños podían ir a la escuela andando. "No había casa que no fuese rica en Palisades", admite Tatyana.
Entre viviendas intactas y otras completamente carbonizadas, elegidas al azar de los fuertes vientos que golpearon la zona, el barrio se ha teñido de tonos grisáceos y negros, con el sonido de alarmas de fondo y los bomberos trabajando sin descanso en algunas estructuras de las que todavía emergen columnas de humo.
Desde su casa, Tatyana apreciaba todos los días el tranquilo atardecer con vistas al Pacífico, el famoso muelle de Santa Mónica y, a lo lejos, el lujo que derrocha Malibú, también parcialmente consumido por las llamas. "Podías vivir la vida perfecta americana aquí: casas preciosas con patio, la perfecta ama de casa, tener tus perfectos hijos. Este barrio es muy caro y por eso se vive tan bien aquí", explica.
El coste de una casa en estos barrios de colinas boscosas ronda entre los 10 y 50 millones de dólares, por lo que el alto valor de las propiedades ha dado pie a que, cuando cae la noche, se produzcan robos en algunas que siguen vacías por las órdenes de evacuación o de las que se pueden todavía arrancar algunos tesoros.
La Policía ya ha arrestado a varias personas acusadas de ingresar en propiedades consumidas por las llamas para hurtar las pocas posesiones que se habían salvado de las llamas, informaron a EFE algunos vecinos de la zona. "Es como si nada hubiese existido", se despide Tatyana mientras recorre la conocida carretera de la costa, una de las más bonitas de la Costa Oeste. Y mientras se alejan de un barrio en el que no saben si podrán volver tras lo ocurrido, se preguntan cómo van a vivir los vecinos cuyas casas han sobrevivido a las llamas. "Aquí ya no queda nada", concluyen.
Los bomberos han logrado avanzar en el control de los incendios que no dan tregua y han dejado un saldo de 11 muertos
Los bomberos de Los Ángeles han logrado avanzar en el control de los incendios que no dan tregua y hasta el momento han dejado un saldo de 11 muertos, una cifra que puede aumentar una vez que los equipos de rescate comiencen a buscar entre los escombros. Cuatro días después de que estallaran los incendios, el nivel de destrucción que ha alcanzado la ciudad de las estrellas sobrepasa las 12.000 estructuras y el último reporte de AccuWeather aumentó la estimación de los daños totales y las pérdidas económicas de 135.000 a 150.000 millones de dólares.
Más de 150.000 personas continúan bajo orden de evacuación, y el incendio de Palisades, uno de los focos activos más letales, siguió creciendo durante la tarde del viernes generando nuevas órdenes de retiradas y un bajo índice de contención. En las calles, algunos de los afectados comienzan a culpar a las autoridades de la desgracia que los asola, y la alcaldesa del condado, Karen Bass, afronta críticas cada vez más duras sobre el presupuesto destinado al Departamento de Bomberos de Los Ángeles (LAFD).
Kristin Crowley, la jefa del LAFD, declaró este viernes a Fox que un recorte millonario en el presupuesto para los bomberos había afectado gravemente la capacidad de combatir los incendios. La funcionaria destacó que, aunque se realizaron esfuerzos para lidiar con la crisis, la falta de personal y recursos, como la eliminación de puestos civiles, ha impactado negativamente en su capacidad operativa, incluyendo la reparación de equipos.
Mientras tanto, el gobernador de California, Gavin Newsom, solicitó una investigación independiente sobre la pérdida de presión de agua en los hidrantes y la supuesta falta de suministro del líquido del embalse de Santa Ynez, en el condado Santa Bárbara, que afectó el incendio de Palisades.
Este viernes llegó la ayuda extranjera desde otros condados y estados vecinos como Arizona e incluso el apoyo de Canadá. Además, el Gobierno de México se comprometió a enviará a "74 elementos de técnicos especializados en el combate al fuego y de protección civil", según el comunicado.
El incendio Kenneth, que estalló durante la tarde del jueves cerca de la ciudad de Calabasas (en la frontera del condado de Los Ángeles y Ventura) y se expandió rápidamente por 425 hectáreas, ha sido contenido en un 50%, mientras que el incendio Hurst cuenta con un 70% y el Lidia 98%.
Los afectados han intentado a regresar a sus barrios para conocer el estado de sus pertenencias pero algunas áreas afectadas por los dos focos más letales, Palisades e Eaton, han sido restringidas y solo permitían la entrada a los bomberos, el personal que atiende la emergencia y miembros de la prensa.
Además el alguacil del condado de Los Ángeles, Robert Luna, puso en marcha el viernes un toque de queda que está en vigor desde las 18:00 horas hasta las 6:00 de la mañana como parte de los esfuerzos para detener los saqueos.
El condado de Los Ángeles ha reforzado la seguridad de las zonas devastadas por los incendios con la presencia de soldados de la Guardia Nacional de California. Este viernes el acceso a la ciudad de Altadena, devastada por el incendio Eaton, que oficialmente se ha cobrado la vida de al menos seis personas, era regulado por los soldados y oficiales de varias agencias de la ley locales y del Estado.
Incluso los residentes de la zona que fueron evacuados y querían regresar a ver como se encontraban sus hogares tenían restringido el paso.
Incluso los residentes de la zona que fueron evacuados y querían regresar a ver como se encontraban sus hogares tenían restringido el paso
Para Francisco Torres, un vecino de la ciudad de Altadena que ha estado vigilando un conjunto de 60 apartamentos que quedó en pie tras el paso de las llamas del incendio Eaton, la llegada de los soldados ha significado un alivio. El inmigrante mexicano que fue evacuado el martes pasado con su esposa y sus dos hijos decidió regresar a las pocas horas para cuidar las pertenencias de su familia y de los vecinos del conjunto residencial donde vive.
"No podemos dejar que nos arrebaten lo poco que nos queda", dice Torres, que trabaja en seguridad y decidió patrullar las pocas estructuras y edificaciones que quedan en pie. Cuenta que han sido dos noches "difíciles" por la presencia de hombres encapuchados que van en bicicletas y carros por las calles. "Incluso se han metido en las casas quemadas. No sé qué buscan en esos lugares pero se ven peligrosos", advierte el inmigrante, que cree que el conjunto residencial donde vive llama la atención de los asaltantes porque aún tiene energía y se presenta como un oasis en medio de un desierto de destrucción.
Al menos 18 personas han sido arrestadas por saqueos en las áreas devastadas por los incendios, 15 de ellos fueron detenidos en el área del incendio Eaton, donde Torres vigila y los otros tres fueron detenidos en Palisades.