Los ricos y áridos países del Golfo colonizan las fértiles tierras africanas
(EFE).- Arabia Saudí acaba de hacerse con 404.685 hectáreas de tierra de cultivo en Sudán, que podrá explotar durante 99 años y que se suman a sus posesiones en otros estados africanos, donde al igual que otros países del golfo Pérsico, ha invertido miles de millones para disponer de agua y tierra fértil.
Arabia Saudí firmó el año pasado cuatro acuerdos agrícolas con Sudán, con un presupuesto de 1.250 millones de dólares, y financió proyectos agrícolas por un valor de 500 millones de dólares, además de promover las inversiones privadas en otros países que disponen de campos cultivables.
El empresario saudí Zamer al Hamid explica a Efe que optó por invertir en Etiopía, donde las inversiones saudíes en agricultura han alcanzado unos 4.000 millones de dólares en la última década.
"El trato de las autoridades en Etiopía es bueno, la legislación local protege la inversión y las condiciones en el sector agrícola son muy alentadoras", asegura Al Hamid.
El empresario obtuvo en 2012 un préstamo del Fondo de Desarrollo Agrícola estatal para cubrir el 60 % de su inversión, en el marco del plan del Gobierno saudí para promover las inversiones agrícolas en el extranjero ante la grave escasez de agua en el país desértico.
El préstamo se puede devolver a plazos en un periodo de 12 años y el Estado se compromete a comprar la mitad de la cosecha anual, si la producción es de trigo, arroz, azúcar, maíz, cebada, carne roja, pescado y alimentos para animales.
Hace diez años, Al Hamid y su familia cultivaban trigo en su país y también se beneficiaban de las ayudas e incentivos estatales.
El Gobierno saudí promociona la inversión agrícola en 31 países, ubicados en los cinco continentes
Arabia Saudí llegó a ser autosuficiente hasta e punto de que suspendió la importación de trigo en los años 90. Pero el agotamiento de las fuentes de agua subterránea hizo que las autoridades cambiaran de estrategia y pusieran la vista más allá de sus áridas fronteras, en busca de campos y de ganado.
"El Estado saudí disminuyó los precios (del trigo) y comenzó de manera gradual a dejar de comprar las cosechas", cuenta Al Hamid, que explica que después lanzó un plan de inversiones público-privado que este año cumple 10 años.
Actualmente, en base a acuerdos bilaterales, el Gobierno saudí promociona la inversión agrícola en 31 países, ubicados en los cinco continentes, desde Australia y Filipinas, hasta Argentina y Canadá.
La Compañía Saudí para la Inversión Agrícola y Producción Animal, creada por el reino en 2009 con un capital de 800 millones de dólares, es la empresa pública que pone en práctica el plan denominado "Iniciativa del Rey Abdalá para la Inversión Agrícola en el Extranjero".
La empresa estatal ha firmado varios acuerdos desde su creación, entre ellos la compra del 19,95 % de las acciones de la empresa brasileña Minerva Foods a finales de 2015 por 188,4 millones de dólares.
Otros países del Consejo de Cooperación del Golfo también buscan huertos más allá de sus territorios desérticos
Arabia Saudí importa carne roja por valor de 1.600 millones de dólares anuales, y esta es solo una parte de las inversiones privadas y públicas del reino en el exterior, cuyo monto total no se da a conocer.
Otros países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) también buscan huertos más allá de sus territorios desérticos, como Emiratos Árabes Unidos, que se ha convertido en el segundo inversor en Sudán, después del gigante saudí, con 6.000 millones de dólares, seguido por Kuwait, con 5.000 millones.
Los miembros del CCG mantienen una inversión que supera los 21.000 millones de dólares en ese extenso país africano, que no dispone de los medios necesarios para explotar su terreno cultivable y sólo aprovecha el 15 por ciento del mismo.
La compañía de inversiones emiratí Yenan, por ejemplo, se hizo con una superficie de más de 46.000 hectáreas en el norte de Sudán en 2015, a través de su filial Amtar, según su director ejecutivo, Mohamed al Falasi.
Yenan fue creada en el año 2005 y trabaja en colaboración con el Gobierno del emirato de Abu Dabi para garantizar la seguridad alimentaria del país, que importa más del 90 por ciento de sus necesidades alimentarias.
Solo Catar parece desmarcase de esta política colonizadora de sus vecinos y ha optado por asegurarse la provisión de productos de la tierra, negociando cuotas con empresas agrícolas y ganaderas ya establecidas en los distintos países.