Pese a las deportaciones, muchos cubanos siguen confiando en Trump para regularizar su situación
"Biden se fue de la Casa Blanca sin resolver nuestro problema", se queja Pedro, que llegó hace tres años
Miami / Madrid/Pedro, un habanero que llegó a Estados Unidos hace casi tres años por la ruta de los volcanes, desde Nicaragua, no tiene aún su residencia legal, pero, si pudiera, hubiera votado por Donald Trump. El endurecimiento de las políticas migratorias del nuevo presidente, que incluyen el aumento de vigilancia, la capacidad otorgada a los agentes para detener extranjeros en cualquier ciudad del país y las deportaciones masivas que ya están teniendo lugar, no lo asustan.
“Me identifico mucho más con las políticas de derecha que con las de izquierda”, comenta el joven, que trabajaba como chef en la Isla y ahora, en Florida, consiguió un empleo en una cocina, además de conducir camiones. Más allá de sus opiniones políticas, explica que Trump no lo ha decepcionado, mientras que los demócratas, con el ex presidente Joe Biden a la cabeza, sí. “Grandemente”, precisa.
“Fueron los de esa Administración los que indiscriminadamente, en la frontera sur, a algunos cubanos les dieron parole, a otros nos dieron I-220A y a otros incluso I-220B, que es peor”, lamenta este joven de 35 años, refiriéndose a los distintos tipos de documentos que podían recibir los cubanos al llegar a pie a la frontera, en su caso, por McAllen, Texas. “Fue prácticamente un juego de azar, en dependencia de por dónde y qué día entrabas. Yo caí en el grupo de los I220A”.
"Al principio los abogados sí nos daban muchas esperanzas, ahora no. Dicen que todo depende del juez que nos toque en la Corte, del caso particular"
Aunque le ha permitido permanecer en el país y solicitar una vista en la Corte de inmigración, el I-220A, una “orden de libertad provisional” bajo palabra, no le garantiza un fallo a favor. Él, de hecho, lleva esperando la fecha de ese juicio casi desde que llegó, pues lo solicitó en abril de 2022. “Nunca entendí por qué Biden tenía esas directrices con respecto a la frontera y con respecto a los cubanos, sabiendo que hay una Ley de Ajuste que nos protege en caso de llegar a este país con una entrada legal y nos ayuda a obtener nuestra residencia después de un año y un día en el país”, dice. “Tres años después de que yo entré, Biden se fue de la Casa Blanca sin ajustar nuestra situación, pudiéndolo hacer de un plumazo. No lo hizo, no le interesó”.
Tal vez, aventura, “sea como un castigo porque la mayoría de los cubanos apoyan a Donald Trump”. El caso es que todas sus esperanzas volvieron a renacer cuando el republicano tomó posesión. “Creo que el día que pueda ser residente no va a estar muy lejos, y sobre todo confío mucho en que tenemos un secretario de Estado que se identifica como cubano”, dice refiriéndose a Marco Rubio, estadounidense de nacimiento de padres originarios de la Isla. “Eso para mí es un orgullo tremendo, saber que un cubano ha llegado tan lejos en el país más poderoso del mundo”.
En el mismo caso que Pedro, pero con fecha de comparecencia en la Corte de inmigración –en septiembre de este 2025–, está Liliana, que entró con su novio a EE UU en julio de 2022, habiendo gastado, como los miles de cubanos que hicieron la ruta de los volcanes, unos 10.000 dólares por cabeza. Ella también se siente decepcionada con el Gobierno de Biden. ¿Por qué? “Por dejarnos pasar de forma irregular y luego, una vez aquí, nunca regularizar nuestros casos y seguir dejando pasar a tantas personas, dando tantos paroles, mientras los que llevamos aquí tantos años estamos en un limbo migratorio”. Por ello, es partidaria de Trump, y tiene esperanza en que la presente Administración regularice su situación.
Liliana tiene la convicción de que el Gobierno de Trump hará "lo correcto por nosotros"
Liliana, quien, al igual que su pareja, fue médico en la Isla y sancionada por haber desertado de su misión en Venezuela, tiene la convicción de que el Gobierno de Trump hará “lo correcto por nosotros, los que estamos trabajando, los que declaramos impuestos, los que no tenemos ningún tipo de delito cometido y los que estamos también ajustados a un asilo político”.
Sus representantes legales, sin embargo, son prudentes. “Al principio los abogados sí nos daban muchas esperanzas, ahora no. Dicen que todo depende del juez que nos toque en la Corte, del caso particular”.
Una grieta, en cualquier caso, se advierte entre los cubanos que llegaron a EE UU en el éxodo de los últimos cuatro años. Aunque todos ellos expresan motivos muy parecidos para haber salido de la Isla –la falta de libertad y el deseo de prosperar–, los divide su manera de ver las cosas según cómo llegaron y el documento que les proporcionaron para permanecer en territorio estadounidense. Unos de manera irregular y otros legalmente; unos, en manos de mafias que los trasladaron por tierra cruzando cuatro países en varias semanas y otros, sin ese sufrimiento; unos gastando una media de 10.000 dólares y otros, hasta diez veces menos.
Que a través de las medidas de Biden hayan podido establecerse en territorio estadounidense acreditados represores del régimen cubano –135 contabilizó la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba– no hace sino aumentar el rencor de “los I-220A” hacia la anterior Administración estadounidense.
"Tomamos la difícil decisión de salir de Cuba después de constantes amenazas, asedio, persecuciones y temor"
Le pasa a Dayana, quien llegó a EE UU en enero de 2022 junto a su esposo y tiene I-220A con fecha de juicio. “Tomamos la difícil decisión de salir de Cuba después de constantes amenazas, asedio, persecuciones y temor”, asegura esta mujer de unos 40 años, que participó en la manifestación del 11 de julio de 2021 en La Habana.
“Salimos a la calle a protestar, a pedir libertad, democracia, elecciones libres, a gritar abajo el comunismo, y tuvimos que correr y escondernos, porque fue un despliegue enorme de la Policía, del aparato represor. Vimos muchos golpes, muchos arrestos, solo por protestar pacíficamente y pedir libertad”, rememora. “Me fueron a buscar a mi casa, me interrogaron toda la noche y, como no pudieron conseguir testigos ni pruebas, ninguna grabación en la que yo estuviera presente, nos soltaron, no sin antes amenazarnos, por supuesto”.
Hasta entonces, tanto ella, economista de formación, como su marido vivían de ser mulas, de vender mercancía que compraban en Panamá. Pero esas jornadas marcaron en sus vidas un punto de inflexión. “Ellos tienen un mecanismo creado para que en cualquier momento, por lo que ellos decidan, puedan inventarte una causa, delitos que no has cometido y hacerte ver como un delincuente, como una escoria y apresarte cuando lo decidan, y por eso nos fuimos. Después de todas las multas, del asedio, el siguiente paso que quedaba era ir a la cárcel”.
Dayana hace el recuento de penurias sufridas: “Atravesamos Nicaragua, Honduras, Guatemala, México, arriesgando nuestra vida, poniendo nuestra vida en manos de personas desconocidas, con muchos miedos, con mucho estrés, con muchas preocupaciones, pasando tierra, ríos, mares, desiertos, pero con mucho, mucho deseo de ser libres”. Además de expresar su agradecimiento a EE UU por acogerlos, es contundente al opinar sobre el actual presidente. “Valoramos inmensamente este país y por eso somos partidarios de las políticas de Trump. Considero correctas las decisiones que está tomando en cuanto a migración. Todas las personas que no le hagan bien a este país, que no valoren la gran oportunidad que nos dan a los migrantes, pienso que no se merecen estar acá”, estima. “Las personas que queremos el bien para el país, que queremos actuar bien, estudiar, progresar, brindar lo mejor de nosotros para este país, como yo, sí tenemos la esperanza de que nos dé la legalización”.
"La Ley de Ajuste Cubano no especifica nada sobre el tipo de 'parole' que tú tengas para estar en el país y, como ya se sabe, la I-220A es un 'parole' condicional”
Christian Benítez, en EE UU desde febrero de 2022 y con fecha de Corte, razona por qué puede la Administración de Trump dar una solución a los I-220A. “La Ley de Ajuste Cubano no especifica nada sobre el tipo de permiso específico, de parole, que tú tengas para estar en el país y, como ya se sabe, la I-220A es un parole condicional”, discurre. “Las personas que llegamos a este país estamos en contra de la dictadura, y deberíamos poder acogernos a una ley que lleva tantos años y de la que se han beneficiado tantos cubanos que han escapado de esa dictadura, porque realmente en Cuba no ha cambiado nada, todo sigue igual, la dictadura es la misma y siguen con los mismos planes del principio: masacrar, humillar y deteriorar la sociedad”.
Más escéptico se muestra Ariam, quien, aunque tiene también I-220A, llegó por una vía distinta a la nicaragüense. En su caso, lo hizo desde México, en diciembre de 2021, gracias a una visa Schengen que tenía por haber estado casado con una ciudadana española. Su travesía, pues, costó algo menos, aunque no poco: 7.000 dólares. “Estaba convencido de que el Gobierno de Trump marcaría un momento decisivo hacia Cuba y que podría cambiar mi estatus. Sin embargo, desde que empezó su mandato las noticias para los migrantes no son para nada agradables”, objeta. “Se hablaba de deportaciones masivas para criminales y personas con record delictivo, pero muchas son las personas que han detenido sin motivo aparente, solo por no contar con un caso de asilo político o por no tener suficiente dinero para contratar abogados, que tan caros son en este país”.
Aun así, es optimista de cara a su vista en Inmigración, el próximo mes. “Los abogados que nos representan nos dicen que esperemos, que no temamos a las medidas tomadas hasta el momento, que tarde o temprano el Gobierno debe poner en práctica alguna ley para favorecer gradualmente a los migrantes con la condición de I-220A, y que lo primero que debo hacer es defender mi caso de asilo en la Corte”.
"Los abogados que nos representan nos dicen que esperemos, que no temamos a las medidas tomadas hasta el momento"
Frente a los que huyeron de Cuba por la vía abierta por el régimen a través de Nicaragua a finales de 2021, el año de las protestas multitudinarias en la Isla, muy distinto es el panorama de lo que entraron en EE UU a través de la aplicación CBP One, establecida por el Gobierno de Joe Biden en enero de 2023, junto a otras medidas como el parole humanitario, para intentar frenar la crisis migratoria. Si bien la mayoría de ellos ya ha podido acogerse a la Ley de Ajuste Cubano, por haber residido en EE UU un año y un día, otros han llegado recientemente al país. Son estos los que sufren mayor temor con la nueva Administración: un documento filtrado a la prensa estadounidense el pasado enero establecía la pretensión de Trump de deportar a todos los migrantes con parole o CBP One, aunque hayan accedido al país de manera legal.
Por ejemplo, Rolando, un holguinero de 31 años que entró a EE UU en diciembre pasado desde Colombia bajo el programa de refugiados Movilidad Segura. Aunque es parte de los últimos cubanos que logró entrar bajo la Administración de Biden, dice sentirse confiado en su proceso migratorio hasta el momento. “Lo pedí desde Bogotá y me confirmaron en unos pocos meses que había sido seleccionado para el programa, pero conozco a otros cubanos que se quedaron esperando ser llamados y cuando llegó Trump al poder todo se desvaneció”, relata. “El mismo día 20 de enero eliminaron todo”.
El joven se apresuró a sacar su permiso de trabajo y sus documentos de identidad antes de que el actual presidente tomara el poder. La licencia de conducir y el permiso para trabajar de Rolando tienen una vigencia de cinco años, pero en cuanto cumpla un año y un día en el país se acogerá a la Ley de Ajuste y pedirá la residencia.
"He llegado a escuchar a mi madre y a mi tía contándole a mi hermano en Cuba que hay una posibilidad muy grande de que Trump las deporte"
En situación parecida se encuentra Efrén, que entró por México con CBP One hace apenas tres meses. “Sí estoy algo preocupado”, reconoce. “He logrado tener ya todos los documentos a los que puedo tener derecho a través del programa por el que entré, permiso de trabajo, licencia de conducir y todo eso, pero de todas formas, con toda la locura que hay con los migrantes, uno siempre se preocupa. El Gobierno dice que se enfoca en los ilegales, en primera instancia, pero sabemos que han detenido hasta a ciudadanos. Hasta que confirman que son legales, que esto, que lo otro, se puede pasar un mal rato. Las personas andan con temor”.
Incluso los que ya han solicitado su residencia tienen miedo. Marlon entró en diciembre de 2023 a EE UU y pensaba solicitar la residencia por la Ley de Ajuste cuando pudiera reunir el dinero necesario. Viendo la agresividad de la actual Administración con los migrantes, optó por pedir 3.000 dólares prestados para completar el proceso legal. Lo hizo una semana después de que Trump llegara a la Casa Blanca: “No había podido reunir todo el dinero porque un tema familiar me lo impidió, pero un amigo pudo ayudarme con el préstamo y mejor estar seguro antes de vivir con la zozobra de que te puedan detener”, asegura el joven de 28 años.
A pesar de la confianza en los privilegios migratorios por ser cubano, existe temor en la comunidad, “incluso entre las personas que no deberían tenerlo”, dice Pedro. “He llegado a escuchar a mi madre y a mi tía contándole a mi hermano en Cuba que hay una posibilidad muy grande de que Trump las deporte, a pesar de que les he dicho de mil maneras posibles que no van a ser deportadas, ya que ellas solicitaron la residencia desde hace meses y que debe de estar al llegarles”.
Por no hablar de los migrantes que no son cubanos. El miedo se palpa nada más pisar la calle. Es el propio Pedro el que cuenta que todos los handymen que se ofrecían a las puertas del Home Depot para echar una mano en cualquier actividad doméstica, de arreglos o de construcción, han desaparecido. Una empleada del establecimiento fue clara con él el pasado sábado: “Que ni los voy a encontrar, me dijo, y no solo en ese Home Depot, sino en todos. Se han ido porque tienen miedo que la migra venga y se los lleve”.