El presidente de Angola ataca al corrupto imperio de 38 años de su predecesor

Luanda/(EFE).- Cuando João Lourenço accedió a la Presidencia de Angola, pocos pensaron que haría frente a la corrupción y al nepotismo instaurados por su predecesor, José Eduardo dos Santos, quien construyó en torno a él un acaudalado imperio familiar durante los 38 años que permaneció en el poder.

General del Ejército durante los primeros años de guerra civil (1975-2002), exministro de Defensa y candidato del único partido que ha gobernado el país desde la independencia (1975), el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), Lourenço parecía una apuesta continuista que respetaría el blindaje de Dos Santos a sus familiares y cargos de confianza.

Los ciudadanos necesitan creer que nadie es demasiado rico o poderoso como para evitar ser castigado, y que nadie es demasiado pobre como para no ser protegido", dijo en su investifura

Sin embargo, el mismo día de su investidura, el 26 de septiembre de 2017, el nuevo jefe de Estado, de 64 años, lanzó una advertencia: "Los ciudadanos necesitan creer que nadie es demasiado rico o poderoso como para evitar ser castigado, y que nadie es demasiado pobre como para no ser protegido".

El mensaje iba directamente dirigido a la conocida como "Familia Real" de esta república del suroeste de África.

Los Dos Santos se han ganado ese apelativo por la inmensa riqueza que acumularon en las últimas décadas, especialmente desde que la economía nacional empezó a crecer por el petróleo, que ha convertido al país en el segundo productor de crudo de África.

Al menos cuatro de los diez hijos del expresidente han ostentado cargos de responsabilidad en Angola: Isabel, considerada la mujer más rica de África, fue presidenta de la petrolera estatal Sonangol; José Filomeno ("Zenú"); número uno del Fondo Soberano angoleño; y Welwitschia ("Tchizé") y José Eduardo Paulino ("Coréon Dú"), influyentes magnates de la telecomunicación.

Durante el "reinado" de Dos Santos, la corrupción -calificada por él mismo de "segundo mal nacional" antes del final de la guerra civil- ha situado a Angola como decimocuarto país más corrupto de los 180 que estudia Transparencia Internacional (TI), principalmente gracias a la trama construida en torno al jefe de Estado, que no solo enriqueció a su familia sino también a muchos otros aliados.

Durante el "reinado" de Dos Santos, la corrupción -calificada por él mismo de "segundo mal nacional" antes del final de la guerra civil-, ha situado a Angola como decimocuarto país más corrupto de los 180 que estudia Transparencia Internacional

En noviembre de 2017, poco después de ser investido, Lourenço asestó el primer golpe a la "Familia Real": destituyó a Isabel dos Santos al frente de Sonangol y cesó a los jefes de la Policía y de los servicios de espionaje, a los que el expresidente, de 75 años, supuestamente había blindado con una ley antes de dejar su cargo.

Acto seguido, ordenó dejar de vender toda la producción de diamantes del país a empresas controladas por la "superhija", tal y como venía pasando en los últimos años, y convocó un concurso para introducir un cuarto teleoperador en el mercado nacional, dominado por dos empresas de Isabel dos Santos, Unitel y Zap.

En enero de este año, Zenú perdió su cargo como presidente del Fondo Soberano -que cuenta con activos valorados en unos 5.030 millones de dólares-, tras verse envuelto en sospechas por su gestión, después de verse involucrado en los escándalos de los papeles de Panamá y los papeles del paraíso.

El destino de Tchizé y Coréon Dú tampoco fue diferente: su compañía, Semba Comunicação, perdió los contratos de gestión del segundo canal de la televisión pública (TPA2) y de la comunicación institucional del Gobierno.

Tchizé, también diputada por el MPLA, criticó las acciones contra ella y sus hermanos, calificándolas en las redes sociales de "persecución política".

El caso más sonado, sin embargo, es el de Zenú, acusado de delitos como fraude, malversación de caudales públicos, asociación criminal, tráfico de influencias y blanqueo de capitales

Pero más allá de una hipotética revancha de Lourenço, la Justicia angoleña igualmente ha tomado cartas en el asunto: la Fiscalía anunció en marzo una investigación sobre unas supuestas transferencias irregulares de dinero durante la etapa de Isabel en Sonangol.

El caso más sonado, sin embargo, es el de Zenú, acusado de delitos como fraude, malversación de caudales públicos, asociación criminal, tráfico de influencias y blanqueo de capitales por haber supuestamente defraudado unos 500 millones de dólares (cerca de 405 millones de euros) del banco central.

Este dinero ya ha sido recuperado gracias a la colaboración de las autoridades británicas, y ahora Zenú deberá enfrentarse a un proceso judicial.

Sin embargo, los expertos apuntan que la participación de otros miembros del Gobierno y de altos funcionarios en la red tejida por Dos Santos hace que sea poco probable que un miembro del clan del expresidente acabe en la cárcel.

De hecho, el MPLA celebrará a finales de año o a principios de 2019 un congreso en el que se espera que Dos Santos, tal y como él mismo prometió, deje el liderazgo de la formación en favor de Lourenço, un movimiento que podría conllevar una posible protección jurídica de los hijos del eterno presidente angoleño.

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