El ex general cubano Rafael del Pino señala los peligros de una alianza militar con Rusia

Madrid/La visita del secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Patrushev, a Cuba y a Venezuela, a principios de este marzo, no tiene "absolutamente nada que ver con cooperaciones comerciales ni con proyectos de desarrollo económico o científico", sino que está "esencialmente ligada a aspectos militares". Así lo estima el ex general cubano Rafael del Pino, exiliado en Estados Unidos, en un informe hecho público este domingo por la organización Cuba Siglo 21.

Del Pino expone que "es evidente" que el presidente ruso, Vladímir Putin, está perdiendo la guerra que inició en Ucrania y "cada vez más se acerca a una humillante derrota", lo cual podría ser su final. Para evitarlo, prosigue, "necesita un golpe psicológico que proyecte la imagen de estar dispuesto a todo si Estados Unidos y la Otan siguen apoyando a los ucranianos", es decir hacer creer que es un "actor irracional capaz de apretar un botón nuclear". A proyectar esa imagen "lo ayudaría el establecimiento de una presencia militar naval en el Caribe", sostiene el ex piloto.

En el documento, Del Pino asegura que hay una "lógica plausible" entre el momento actual y la Crisis de los Misiles en 1962, cuando el militar se desempeñó como asesor de Fidel Castro en lo concerniente a la Fuerza Aérea cubana.

Lo que alentó a Nikita Jruschov a colocar misiles de alcance intermedio en Cuba, lo cual puso al mundo al borde de una confrontación nuclear, fue, sigue el texto, "la idea de mover audazmente las fichas para cambiar de un solo golpe el equilibrio mundial de fuerzas militares".

Algo parecido, sugiere Del Pino, a lo que la prensa oficial cubana destacó cuando la visita de Patrushev a La Habana y a Caracas: la apuesta "por la construcción de un mundo multicéntrico sin imperios ni amenazas".

"Rusia tendría la posibilidad estratégica de tener una presencia naval rotativa en bases de la marina de guerra cubana o incluso reactivando la antigua base naval de submarinos" en la Bahía de Jagua

"Si la mafia cubana accede a una petición del Kremlin", teme el ex militar, "Rusia tendría la posibilidad estratégica de tener una presencia naval rotativa en bases de la marina de guerra cubana o incluso reactivando la antigua base naval de submarinos construida en los años setenta en la Bahía de Jagua, Cienfuegos", una forma de "pre posicionar una capacidad de golpe nuclear muy cerca del territorio de EE UU".

Otra posibilidad que pone sobre la mesa es la instalación de "silos submarinos de lanzamiento de cohetes SKIF (Scyth) en la plataforma insular de Cuba, incluso enmascarados con la instalación de la propia base de submarinos de Cienfuegos".

En un escenario así, siempre planteado en modo subjuntivo, "el Kremlin podría justificar esa presencia arguyendo que se trata de naves rusas que se rotan para recibir avituallamiento logístico en esa base cubana después de entrenarse navegando por aguas internacionales, ejerciendo su derecho de libre navegación" o invocando "acuerdos bilaterales soberanos suscritos entre Rusia y Cuba para amparar esas visitas de colaboración militar".

"Una presencia, rotativa pero permanente, de submarinos u otras naves rusas equipadas con cohetes nucleares recalando en puertos cubanos sería la posible jugada que busca Putin", lo que "haría más creíble en meses venideros sus amenazas de recurrir a armas nucleares si EE UU y la OTAN no detienen la entrega de nuevos armamentos a Kiev", aventura Del Pino. A propósito de ello, recuerda que "la marina de guerra de los ayatolas iraníes, aliados de Rusia en la invasión de Ucrania, ya está recorriendo las costas de Brasil con la anuencia de Lula".

Una condición para conceder el uso estratégico a los rusos de instalaciones militares es que la "estabilidad interna" esté garantizada, escribe el ex militar, y ahí es donde se explicaría la reunión de Patrushev con el ministro del Interior, el general Lázaro Alberto Álvarez Casas, para cooperar en el aplastamiento de cualquier disidencia.

En sus conclusiones, Del Pino apela a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), que "tienen el deber de proteger la nación del aventurerismo sumiso de la nueva oligarquía en su deseo de complacer a Putin a expensas de la seguridad cubana". Y les pide: "Desde el momento en que nuestros oficiales patriotas conozcan que los oligarcas de Gaesa quieren ofrecer facilidades logísticas ofensivas a Putin para apoyar desde el hemisferio occidental su invasión imperialista a Ucrania, deben proceder a rebelarse y detenerlos por traición a la Patria".

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