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Una revuelta estudiantil en Serbia contra la corrupción pone en jaque al Gobierno

Por ahora, el mayor éxito de las protestas fue la dimisión del primer ministro Milos Vucevic, considerado un "peón" del presidente

Los estudiantes consideran que la corrupción es el factor clave que llevó al accidente en la estación de Novi Sad, donde murieron 15 personas. / EFE
Bogdan Dasic/EFE

23 de febrero 2025 - 14:18

Novi Sad (Serbia)/Serbia vive desde hace casi cuatro meses una ola de protestas estudiantiles contra la corrupción y el Gobierno, desencadenada por el derrumbe del techo en la estación de trenes de Novi Sad, donde murieron 15 personas. Conmocionados e indignados por lo sucedido el pasado 1 de noviembre en la segunda ciudad del país, decenas de miles de estudiantes boicotean desde entonces las clases y los exámenes en numerosas universidades, también en Novi Sad.

Marija, de 23 años, estudia Agronomía en esa ciudad y comparte el mismo objetivo que miles de sus colegas: tener un futuro mejor y un país sin corrupción. "No nos importa sacrificarnos ahora, si eso significa que mañana será mejor para nosotros y para las próximas generaciones", cuenta la estudiante a EFE en la universidad de Novi Sad. "Estamos muy molestos porque aún no se ha condenado a nadie por lo sucedido en la estación. Pero estamos muy unidos y no vamos a rendirnos", asegura Marija, que vive desde hace varias semanas en la facultad ocupada por los estudiantes.

Cientos de jóvenes duermen en colchones en las salas donde suelen tener clases, cocinan y comen juntos, acuden a las protestas diarias y esperan a que las instituciones serbias comiencen por fin a hacer su trabajo y cumplan con sus demandas. Sus exigencias incluyen la publicación de la documentación sobre la reforma de la estación ferroviaria –el derrumbe se produjo poco después de unas obras de renovación–, el castigo de los responsables del accidente y más fondos para las universidades.

Además, piden que la Justicia castigue a supuestos seguidores del gobernante partido SNS que atacaron en las últimas semanas a numerosos manifestantes.

Piden que la Justicia castigue a supuestos seguidores del gobernante partido SNS que atacaron en las últimas semanas a numerosos manifestantes

Los estudiantes, apoyados por muchos ciudadanos, incluyendo analistas políticos y otros expertos, consideran que la corrupción es el factor clave que llevó al accidente de Novi Sad. Sin embargo, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, que aparece casi a diario en alguna televisión afín, habla de supuestas "interferencias extranjeras" y del intento de una "revolución de colores" para derribar al Gobierno. Serbia, el país más grande de la antigua Yugoslavia y controlado por Vucic desde 2012, negocia desde 2015 con Bruselas su entrada en la Unión Europea, aunque sigue siendo un fiel aliado de Rusia.

Por ahora, el mayor éxito de los estudiantes fue hace un mes la dimisión del primer ministro y líder de la formación gubernamental SNS, Milos Vucevic, considerado por muchos un "peón" de Vucic. Sin embargo, la dimisión del primer ministro aún no se ha hecho oficial ni tampoco se ha nombrado un nuevo jefe de Gobierno ni se han convocado elecciones generales.

Los críticos creen que Vucic sólo quiere ganar más tiempo, con la esperanza de que los estudiantes se cansen y dejen de manifestarse y vuelvan a sus casas y a las clases. "Los estudiantes sin duda se mantendrán firmes", cree Dejan Bursac, un analista de la Universidad de Belgrado. "Predecir el fin de las protestas, como hace Vucic, es sólo una herramienta para calmar a sus votantes y alentarlos a pensar que esto pasará pronto, lo que no está respaldado por nada", agrega.

Mientras, los estudiantes denuncian que son víctimas de agresiones, no solo verbales por parte del Gobierno, sino físicas por parte de supuestos seguidores del gobernante partido SNS. Según Nemanja, un estudiante de Filología inglesa en Novi Sad, varios de sus colegas fueron atropellados por coches durante las protestas mientras que otros fueron atacados con palos por supuestos seguidores del Gobierno, el mismo ejecutivo que luego invita a los estudiantes al diálogo.

"Cuando aquellos que nos golpean dejen de ser representantes del pueblo, viviremos en una sociedad mejor", asegura el estudiante de 28 años en declaraciones a EFE. "Esa es la vida con la que soñamos. Que las protestas estudiantiles sean el prólogo de una novela que termine en una sociedad mejor y más justa para todos", concluye.

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