Rusia acelera la máquina de guerra antes de negociar la paz con Trump
Drones, sistemas de ataque informatizado e inteligencia artificial en la guerra de Ucrania
Moscú / Madrid/El ejército ruso ha acelerado en los últimos meses su máquina de guerra con el fin de conquistar todo el Donbás y llegar a la primera ronda de negociaciones con EE UU sobre Ucrania sin asignaturas pendientes en el campo de batalla.
Las tropas rusas no avanzaban a este ritmo –unos 20 kilómetros cuadrados diarios en noviembre– desde los primeros meses de la contienda, aunque Moscú sigue ocupando a grandes rasgos una quinta parte del territorio del país vecino.
Mientras, Kiev parece más interesada que nunca en un cese de las acciones militares, aunque sin renunciar a la ayuda occidental, ya que sufre una acuciante falta de personal, especialmente en la región de Donetsk, epicentro del grueso de las acciones militares.
Precisamente, hace doce meses los rusos tomaban Avdivka, una localidad en las afueras de la capital de Donetsk desde la que la artillería enemiga castigaba la ciudad hullera.
Precisamente, hace doce meses los rusos tomaban Avdivka, una localidad en las afueras de la capital de Donetsk desde la que la artillería enemiga castigaba la ciudad hullera
Pero el mayor éxito ha sido el control de prácticamente todo el sur del Donbás, con las victorias en las batallas por el control de Vugledar en octubre –esa plaza ucraniana había resistido durante dos años y medio los ataques rusos– y de Kurájove en enero.
Estas derrotas han sido un duro revés para el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, enfrentado a un difícil dilema desde la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, que busca contraprestaciones a la asistencia militar.
Los expertos occidentales aseguran que Rusia ha sufrido decenas de miles de bajas, hasta superar las 2.000 diarias, pero la guerra de desgaste ordenada por el Kremlin sí ha dado esta vez sus frutos, aunque sean pírricos a ojos de sus detractores.
La conquista de esos bastiones también permitió al ejército ruso acercarse a la frontera con Zaporiyia, que Moscú solo controla parcialmente, y a la intersección con Dnipropetrovsk, importante centro industrial ucraniano.
El Kremlin tiene claro su objetivo, convertir en realidad lo que el líder ruso, Vladímir Putin, plasmó en la Constitución en septiembre de 2022: la anexión de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia.
Para ello, aunque en Donetsk aún le faltan varios miles de kilómetros cuadrados, las tropas rusas ya se encuentran a las afueras de Pokrovsk, el principal objetivo de la ofensiva lanzada en octubre de 2023.
El Kremlin tiene claro su objetivo, convertir en realidad lo que el líder ruso, Vladímir Putin, plasmó en la Constitución en septiembre de 2022: la anexión de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia
Los defensores de la ciudad –la mayoría de sus 60.000 habitantes ya han sido evacuados– se preparan para un asedio que se perfila infernal, ya que Moscú tiene marcadas en rojo las minas de coque de la zona que mantienen en funcionamiento a la industria metalúrgica ucraniana.
Mientras, unidades rusas ya avanzan por el norte desde Bajmut hacia Kramatorsk, la principal plaza militar ucraniana en Donetsk.
Tras la reciente toma de Toretsk, las unidades mecanizadas rusas intentan también llegar a las afueras de Kostiantínivka, un importante nudo de comunicaciones que conduce a Kramatorsk y Sloviansk, escenario de la sublevación armada prorrusa en 2014.
La única buena noticia para Zelenski en los últimos meses fue la llegada en febrero, después de muchos meses de espera, de los primeros cazas Mirage 2000 cedidos por Francia, donde fueron instruidos en su pilotaje 4.500 militares ucranianos. Además, Kiev recibió una nueva partida de los aviones de combate F-16 prometidos por el Gobierno neerlandés a Kiev.
Estos aviones son fundamentales no sólo para reducir la hegemonía rusa en los cielos, sino también para proteger la infraestructura energética ucraniana.
En un intento de paliar la crónica falta de hombres en primera línea, el jefe del Ejército, Oleksandr Sirski, ordenó la movilización de 50.000 soldados para reforzar al Ejército de Tierra, cuyas unidades son las que resisten las embestidas enemigas.
Y es que Zelenski, consciente del creciente hartazgo con la guerra entre sus conciudadanos, se niega por el momento a bajar a los 18 la edad mínima a la que pueden ser llamados a filas los varones ucranianos, como le demandó insistentemente la anterior Administración estadounidense.
Mientras la situación en el frente es poco halagüeña, Zelenski aún tiene un as en la manga, Kursk. Han pasado ya más de seis meses desde que los ucranianos ocuparan parcialmente esa región fronteriza rusa y el enemigo no ha logrado expulsarles. Ucrania confía en utilizar Kursk como "moneda de cambio" en unas futuras negociaciones de paz con Rusia.
La guerra llega así a su tercer año y lo que comenzó siendo un intento de "guerra relámpago" del ejército ruso, que quedó varado en las puertas de Kiev, es ahora un conflicto "de posiciones", con pocos cambios en el frente y con un importante protagonismo de los nuevos sistemas de ataque y defensa basados en la informática y la inteligencia artificial.
La guerra de Ucrania es, sobre todo, la "guerra de los drones". Así la ha definido en varios de sus análisis el antiguo director de la CIA David Petraeus, quien ha destacado el esfuerzo ucraniano para contrarrestar con ellos la superioridad rusa en armamento tradicional y de barcos en el Mar Negro.
Esta guerra de los drones en Ucrania tuvo un precedente: a finales de 2020 Azerbaiyán utilizó su ventaja en el uso de estos aparatos de fabricación turca, tanto de ataque como de reconocimiento, para ganar la segunda guerra frente a Armenia por el Nagorno Karabaj.
Esta guerra de los drones en Ucrania tuvo un precedente: a finales de 2020 Azerbaiyán utilizó su ventaja en el uso de estos aparatos de fabricación turca
La revista especializada rusa Army Standard cita un trabajo de un antiguo jefe de Estado Mayor ruso, Yuri Baluyevski que dice que los aviones no tripulados han conquistado "rápida e incondicionalmente" el espacio aéreo, con un "cielo lleno de nubes de microdispositivos que han aportado una transparencia sin precedentes al campo de batalla".
Esto tendrá un impacto en el futuro de la estrategia militar. "En los próximos años se utilizarán en el campo de batalla decenas y cientos de miles de pequeños vehículos aéreos no tripulados" e incluso los soldados podrán llevar uno para su uso individual.
Con los drones, Ucrania ha intentado contrarrestar la ventaja rusa en efectivos y armamento tradicional: los grandes drones de ataque hacia la retaguardia, los pequeños merodeadores para informar del despliegue de las unidades enemigas en el frente o las posiciones de artillería, los kamikaze lanzados contra tanques, camiones o pequeños grupos de infantería, e incluso los drones marinos.
Según un informe del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW,), un centro de ideas militar que ha seguido con informes diarios el curso de la guerra desde sus inicios, Ucrania ha diseñado un proyecto denominado Drone Line como parte de sus esfuerzos para integrar operaciones terrestres con drones.
Esto permitirá a las fuerzas ucranianas crear zonas de exterminio de 10 a 15 kilómetros de profundidad, proporcionará apoyo aéreo constante y cobertura de infantería. También detectará y destruirá a las fuerzas rusas antes de que puedan acercarse a las posiciones ucranianas.
Según el primer viceministro de Defensa de Ucrania, el teniente general Ivan Havrylyuk, citado por la agencia de noticias Ukrinform, desde febrero de 2022 Ucrania ha introducido más de 1.300 nuevos modelos de armas, la mayoría de los cuales son drones, y solo en 2024 se han aprobado más de 250 nuevos modelos. En 2024, la mayor parte de los productos aprobados fueron sistemas aéreos no tripulados, de interferencia electrónica, equipos de ingeniería y plataformas robóticas terrestres.
Desde febrero de 2022 Ucrania ha introducido más de 1.300 nuevos modelos de armas, la mayoría de los cuales son drones, y solo en 2024 se han aprobado más de 250 nuevos modelos
Además, en julio de 2024 Ucrania creó la denominada unidad Typhoon, que es la encargada de la guerra electrónica: no solo de operar con los nuevos modelos de drones y vehículos robóticos, sino de contrarrestar las interferencias y otras contramedidas de los rusos, muy efectivas, para impedir su actividad.
Estos vehículos robóticos utilizan cámaras mejoradas con IA para detectar posiciones de artillería enemigas o unidades móviles desde lejos, para analizar vídeos y fotografías y navegar a través de densas áreas urbanas o bosques donde los operadores humanos podrían tener dificultades.
Army Standard dice que a principios de 2025 la brecha inicial en drones a favor de Ucrania se eliminará y que el ejército ruso dispondrá de varias clases de drones de ataque, como el Lancet –muy poco visible para los sistemas de defensa y de una tecnología robótica muy perfeccionada– y de largo alcance, como el Geranium.
El 9 de diciembre de 2024, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) publicó imágenes de sus drones navales Sea Baby abriendo fuego contra los helicópteros rusos que los perseguían cerca de Crimea. Los drones marítimos de superficie se han convertido en parte importante de las acciones de ataque ucranianas en el Mar Negro.
Según el SBU, Ucrania ha utilizado este tipo de drones para atacar el puente de Crimea y un total de 11 barcos de la Flota rusa del Mar Negro. Con ellos intentó contrarrestar el uso de los barcos rusos para lanzar misiles Kalibr, Onyx y Zircon contra ciudades ucranianas.
Ucrania ha utilizado este tipo de drones para atacar el puente de Crimea y un total de 11 barcos de la Flota rusa del Mar Negro
La utilización de los drones marinos por parte de Ucrania agravó la situación de la flota rusa de tal manera (hundimiento del crucero Moskva y daños en el Admiral Makarov) que el grueso de esta tuvo que abandonar el puerto de Sebastopol, en Crimea, hasta la base naval de Novorosiisk.
Pero como en todas las guerras, las medidas conllevan contramedidas. Los rusos han equipado a los barcos con sistemas de defensa aérea y ametralladoras de gran calibre, aunque la mejor táctica, reconocen, es detectarlos en su lugar de concentración y destruirlos.
En un informe reciente, los analistas del IGW llegan a esta conclusión: pese a todo este despliegue de nuevos efectivos, impensables hace algunos años para los analistas militares, la infantería sigue siendo importante. Rusia utiliza sus soldados por oleadas y Ucrania debe abordar sus problemas de efectivos, moral y entrenamiento para detener el avance ruso en el este, donde se concentran los combates más intensos en el tercer aniversario de la guerra.