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Sanciones y desmantelamiento marcan la brecha entre Pionyang y Washington

La segunda cumbre entre Kim y Trump se queda en fracaso, pero eso no implica que el diálogo sobre desnuclearización haya naufragado

Trump y Kim se estrechan la mano en la cumbre que los ha reunido y ha terminado de forma repentina. (EFE/HOST BROADCAST)
Andrés Sánchez Braun

28 de febrero 2019 - 14:06

Hanoi/(EFE).- Las sanciones que pesan sobre Pionyang y el desmantelamiento del centro nuclear de Yongbyon han determinado la principal brecha que media entre Corea del Norte y EE UU en el proceso de desnuclearización, tal y como se ha visto en la fallida cumbre de Hanói.

"Quieren desnuclearizar una gran porción de las áreas (de Yongbyon) que nosotros queríamos (desmantelar), pero no podíamos levantar todas las sanciones a cambio de eso", dijo a la prensa el presidente de EE UU, Donald Trump, después de que su cumbre con el líder norcoreano, Kim Jong-un, terminara de forma abrupta.

La frase resume muy bien el motivo por el cual Trump y su equipo decidieron levantarse de la mesa de diálogo y no firmar una declaración conjunta.

Cada parte ha dibujado claramente en Hanói su línea de mínimos para alcanzar un acuerdo que permita iniciar el proceso de desnuclearización que se planteó por primera vez en Singapur

Cada parte ha dibujado claramente en Hanói su línea de mínimos para alcanzar un acuerdo que permita iniciar el proceso de desnuclearización que se planteó por primera vez en Singapur hace ocho meses. Y lo que guarda Yongbyon es uno de ellos.

Se trata de un enorme complejo situado a unos 80 kilómetros al norte de Piongyang que consta de unos 400 edificios y que constituye una pieza clave para la obtención de combustible atómico -el que Corea del Norte ha empleado en los seis test nucleares que ha realizado hasta la fecha- y su reprocesamiento.

Washington lo tiene en su punto de mira desde hace años porque, tal y como señalan algunos expertos, condensa para el Pentágono algunos de los principales "puntos ciegos" que aún rodean al programa nuclear norcoreano.

Pionyang dejó hoy claro que solo está dispuesto a desmantelar una parte de Yongbyon y además a cambio del levantamiento de toda la maraña de sanciones estadounidenses y de la ONU que pesan sobre el régimen desde que realizó su primera prueba nuclear allá por 2006.

Así, la segunda cumbre entre Kim y Trump se queda en fracaso, pero eso no implica que el diálogo sobre desnuclearización haya naufragado, ya que en todo caso la cita ha ayudado a acotar las áreas sobre las que va a hacer falta negociar -y mucho- si se quiere que el proceso abierto en junio de 2018 llegue a buen puerto.

"El asunto en las negociaciones se va a reducir a 'si queréis todas las sanciones retiradas esto es el precio que nosotros pedimos'"

"El asunto en las negociaciones se va a reducir a 'si queréis todas las sanciones retiradas esto es el precio que nosotros pedimos'", opinó hoy Daniel Davis, experto en asuntos militares del centro de estudios estadounidense Defense Priorities, en un simposio organizado en Hanói al término de la cumbre.

Tal y como apuntó Davis, el precio exigido va a ser alto para Corea del Norte ("inventarios detallados de armas, inspecciones de las instalaciones etc") y parte de la cuestión va a residir en dónde se sitúa el "umbral de dolor" del régimen norcoreano.

En todo caso, Davis y una mayoría de expertos opinan que las conversaciones bilaterales que se deberían celebrar a partir de ahora para seguir impulsando el proceso van a llevar tiempo, mucho más del que Trump y su equipo establecieron en un principio (se llegó a decir que Pionyang completaría su desarme en un año).

Queda por saber si el presidente de los EE UU, famoso por su vehemencia, tendrá la paciencia suficiente para apoyar la interminable serie de reuniones técnicas que cabría esperar y que normalmente hacen falta para fijar correctamente las coordenadas de un proceso de desnuclearización.

Cabe lamentar que a raíz del desacuerdo en torno a la desnuclearización se hayan quedado también en el tintero acuerdos que podrían haber ayudado a mejorar sustancialmente los lazos entre ambos países

Por último cabe lamentar que a raíz del desacuerdo en torno a la desnuclearización se hayan quedado también en el tintero acuerdos que podrían haber ayudado a mejorar sustancialmente los lazos entre ambos países y a cimentar la confianza mutua, algo que habría brindado a su vez más impulso a las discusiones nucleares.

Entre los elementos que se daban por incluidos en la declaración conjunta que finalmente hoy se quedó sin firma se cuenta el intercambio de oficinas de enlace (embajadas de rango menor) y la firma de un acuerdo para cerrar la Guerra de Corea (1950-1953), que concluyó con un alto el fuego y no con un tratado de paz.

Lo primero habría abierto la puerta al establecimiento de relaciones diplomáticas propiamente dichas mientras que lo segundo habría supuesto un enorme paso para poner fin a la guerra que ambos países se declararon hace ya casi 70 años.

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