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El senador de origen cubano Ted Cruz abre la batalla por la Presidencia desde el Tea Party

El senador de padre cubano Ted Cruz. (Facebook Ted Cruz)
Raquel Godos

24 de marzo 2015 - 09:44

Washington/(EFE).- Líder de las batallas más duras contra las medidas de Barack Obama en el Congreso, el senador Ted Cruz es uno de los principales rostros del Tea Party, ala ultraconservadora del Partido Republicano, y este lunes fue el primero en dar un paso al frente para ser el próximo inquilino de la Casa Blanca.

De padre cubano y nacido en Canadá, Cruz, cuya candidatura era un secreto a voces, es un ferviente opositor a las medidas migratorias del presidente estadounidense que pretenden aliviar a millones de inmigrantes ilegales de la amenaza de la deportación, algo que, a su juicio, supondría "una amnistía" por sus delitos contra las leyes migratorias del país.

El senador por Texas rechaza, sin miramientos, cualquier tipo de reforma migratoria en el país que contemple un camino a la ciudadanía para los más de once millones de inmigrantes ilegales que viven en EE UU, una prioridad para la Casa Blanca que no ha prosperado en el Congreso, en parte por presiones como las de Cruz.

Sus críticas a la Administración del presidente Obama abarcan prácticamente toda el programa del Ejecutivo, desde su postura en política exterior, especialmente el enfriamiento de las relaciones con Israel, hasta el "buque insignia" de los logros del gobernante: su reforma sanitaria, que precisamente hoy cumple cinco años.

El senador por Texas rechaza cualquier tipo de reforma migratoria en el país que contemple un camino a la ciudadanía para los más de once millones de inmigrantes ilegales que viven en EE UU

Los republicanos, que han votado más de medio centenar de medidas para derogar la ley de salud sin éxito, se oponen en su mayoría a la reforma, pero fue Cruz quien forzó y protagonizó el cierre parcial del Gobierno en 2013, al bloquear la votación de los presupuestos en el Senado si no eliminaba los fondos para esa reforma.

Su empeño, que no fue bien recibido por todos sus compañeros de bancada, le llevó a permanecer más de 21 horas en el atril de la Cámara Alta para zancadillear el proyecto, un episodio muy recordado en Washington durante el que llegó a leer un par de cuentos a sus hijas para ocupar su tiempo.

De profundas creencias cristianas evangélicas y enemigo frontal del sistema fiscal, en su discurso del lunes recurrió precisamente a las raíces fundamentales de su ideología.

"En lugar de un código tributario que aplasta la innovación, que impone cargas a las familias que luchan por llegar a fin de mes, imaginen un impuesto llano y simple que permita a todos los estadounidenses declarar sus impuestos en una postal. Imagínese que se elimina el Servicio de Impuestos (IRS, Hacienda federal de EE UU)", dijo entre aplausos.

El legislador, de 44 años, ha pasado por algunas de las mejores universidades del país, Harvard y Princeton, y conoció a su esposa, Heidi, con quien tiene dos hijas, mientras era asesor de política nacional en la campaña presidencial de George W. Bush (1999-2000).

Desde que decidió presentarse a senador por Texas en 2011, se ha convertido en un experto en desafiar al aparato de su partido y muchos apuntan a que su intención es lograr cohesionar de nuevo al Tea Party, lo que provocaría una fractura aún más evidente con el resto de los conservadores.

Pese a haber devuelto al Tea Party a las portadas de los periódicos, las expectativas presidenciales de Cruz no son muy halagüeñas, según revelan las encuestas

Muy hábil desde el punto de vista comunicativo, ha llegado a bromear sobre el envío de funcionarios de Hacienda a la frontera con México, asegurando que allí serían de más utilidad.

En reiteradas ocasiones ha negado públicamente que el planeta esté sufriendo un cambio climático y, últimamente, ha optado por un discurso económico basado en la desigualdad de ingresos y el endeudamiento con la metáfora de "las dos Américas".

No obstante, pese a haber devuelto al Tea Party a las portadas de los periódicos, las expectativas presidenciales de Cruz no son muy halagüeñas, según revelan las encuestas.

Aunque haya conseguido la atención e, incluso, la admiración de sus acólitos, las ideas de Cruz están demasiado a la derecha del sistema como para ser el candidato republicano a la Presidencia.

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