Trump se aferra a la vía legal: "Nunca dejaré de luchar" por la reelección

El presidente plantea un desafío sin precedentes contra la democracia de su país y deslegitima el proceso electoral

Abatido como pocas veces se le ha visto, Trump dio un discurso el jueves triunfalista con semblante de perdedor. (EFE)
Abatido como pocas veces se le ha visto, Trump dio un discurso el jueves triunfalista con semblante de perdedor. (EFE)
Jairo Mejía

06 de noviembre 2020 - 10:05

Nueva York/(EFE).- El presidente de EE UU, Donald Trump, se aferró este viernes a la vía legal para lograr la reelección a medida que se reducían sus opciones de ganar, y volvió a cuestionar sin pruebas "la integridad de todo el proceso electoral" en su país. "Seguiremos en este proceso a través de todos los aspectos de la ley, para garantizar que el pueblo estadounidense tiene confianza en el Gobierno. Nunca dejaré de luchar por ustedes y por nuestro país", dijo Trump en un comunicado distribuido por su campaña.

Hasta este jueves, la campaña de Trump insistía en que el presidente tenía todavía opciones de reelección a través del escrutinio en los estados clave donde todo está ajustado, pero el comunicado del mandatario pareció confirmar que ya han abandonado esa idea.

Horas después de que el candidato demócrata Joe Biden arrebatara a Trump la ventaja en Pensilvania y Georgia, dos estados clave que el presidente necesita imperiosamente para ganar, su declaración se centró solo en la batalla legal y en sus acusaciones de fraude.

"Creemos que el pueblo estadounidense merece tener una transparencia completa sobre todo el conteo de votos y la certificación de las elecciones, y esto ya no se trata solo sobre unas elecciones en concreto. Esto se trata de la integridad de todo el proceso electoral", afirmó Trump.

El presidente volvía así a cuestionar la integridad del proceso electoral e insistía de nuevo en que "deben contarse todas las papeletas legales y ninguna ilegal".

"Creemos que el pueblo estadounidense merece tener una transparencia completa sobre todo el conteo de votos y la certificación de las elecciones"

El mandatario ha cuestionado la legitimidad de todo el sistema de voto por correo, que han utilizado un récord de 65 millones de estadounidenses en estas elecciones, y las normas establecidas por varios estados clave para contar esas papeletas.

La campaña de Trump ha presentado demandas para desafiar el escrutinio en Pensilvania y otros estados clave, Nevada, Michigan y Georgia, aunque en los dos últimos territorios los tribunales han desestimado sus querellas; mientras que en Wisconsin, el equipo del presidente ha pedido un recuento de los votos.

Las autoridades de Georgia adelantaron este viernes que habrá un recuento en el estado debido a lo ajustado del resultado en el estado, donde no se espera que se sepa un ganador definitivo al menos hasta finales de este mes.

Con su discurso del jueves, el presidente estadounidense planteó un desafío sin precedentes contra la democracia de su país, deslegitimando el proceso electoral y abonando el terreno para no reconocer un resultado que favorezca a su rival, el demócrata Joe Biden.

Abatido como pocas veces se le ha visto, Trump dio un discurso el jueves triunfalista con semblante de perdedor. Desde la sala de prensa de la Casa Blanca presumió de haber desdicho a todos los que predecían su amplia derrota, acusó de fraude electoral a los estados gobernados por demócratas con pruebas falsas que circulan por internet y mandó un mensaje velado a los legisladores republicanos y al Tribunal Supremo para que no le abandonen.

El mandatario rechazó leyes electorales estatales tan básicas como el deber de aceptar votos enviados por correo que tengan en el matasellos la fecha anterior al día de las elecciones, aunque lleguen después de la jornada de los comicios.

El mandatario rechazó leyes electorales estatales tan básicas como el deber de aceptar votos enviados por correo que tengan en el matasellos la fecha anterior al día de las elecciones

En un uso sin precedentes de la sala de prensa presidencial compartió como pruebas rumores no probados de fraude que circulan por las redes sociales, en lo que cada vez parece un intento de alimentar a la maquinaria de movilización que representan Facebook, Youtube, Telegram o WhatsApp.

De poco sirvió que las grandes networks (los canales de televisión más importantes) suspendieran la emisión de su discurso. Los foros ultraconservadores distribuyeron inmediatamente cortes de las acusaciones del presidente, que refuerzan teorías que llevan compartiendo desde la noche electoral del martes y que millones de estadounidenses, tal vez casi la mitad del país, consideran hechos irrefutables: hay en marcha una conspiración para añadir votos demócratas con la excusa de que son papeletas enviadas por correo.

Según esta realidad ignorante de los hechos, al refugio de la noche se añaden papeletas falsas suficientes para destruir las ventajas de Trump en estados clave, algo que en las redes sociales explican personas de dudoso origen, no familiarizadas con el conteo, que aseguran haber sido testigos de la llegada de grandes volúmenes de votos a los centros de escrutinio, el lugar donde esto precisamente es normal que suceda.

Trump, además, alimentó otra de las realidades paralelas de millones de estadounidenses: el fraude está financiado "por banqueros de Wall Street" y la élite tecnológica (sinónimo para muchos de judíos) y sucede en ciudades con una proporción importante de población afroamericana de "mala reputación", un guiño racista que funciona en parte de su audiencia.

"Detroit y Filadelfia, dos de los lugares más corruptos políticamente de nuestro país, no puede ser responsables de fabricar el resultado de una elección presidencial", dijo el mandatario.

La lista de imprecisiones contra las leyes estatales electorales que se han aplicado sin grandes sobresaltos desde hace décadas es un claro sabotaje contra el sistema democrático estadounidense

La lista de imprecisiones contra las leyes estatales electorales que se han aplicado sin grandes sobresaltos desde hace décadas es un claro sabotaje contra el sistema democrático estadounidense y allana el camino para el siguiente paso: negar la transición pacífica del poder.

Parece claro que si Biden acaba superando la barrera de los 270 votos del Colegio Electoral, Trump no aceptará el resultado. "Vamos a ganar las elecciones fácilmente y va a haber muchos litigios", dijo en una contradicción más de un hombre que ha pedido parar el conteo en los estados en los que tenía ventaja y continuarlo hasta el final en los que estaba recortando distancia.

"Los demócratas nunca pensaron que podrían ganar esta elección por eso salieron con el voto por correo (...) ha sido diseñado así", dijo Trump, que ignoró que la pandemia que él ha rechazado contrarrestar está detrás del uso de un método de votación legal presente en muchos estados.

Con esto parece claro que, cuando se confirme que Biden es ganador de las elecciones, algo que parece más probable a juzgar de cómo avanza el escrutinio en los estados que restan, Trump no aceptará esos resultados y se apoyará en el Tribunal Supremo, en una serie de litigios que, según expertos en derecho como la profesora de la Universidad de Columbia Caroline Polisi, "carece de mérito" y capacidad de desviar el resultado significativamente.

En tal caso la duda que resta es qué hará el mandatario si se queda sin base legal para rebatir el resultado electoral y se ve abocado a abandonar el poder antes del próximo 20 de enero, cuando finaliza el mandato actual.

Como nuevo estandarte del nuevo Partido Republicano, Trump no ha conseguido grandes respaldos por el momento entre los grandes nombres de la formación política

Trump sí dijo una verdad: el Partido Republicano ha movilizado a las urnas más votantes que nunca antes, ha destrozado los pronósticos de los expertos en análisis político, reduce el control demócrata en la Cámara de Representantes y podría mantener la mayoría en el Senado.

Como nuevo estandarte del nuevo Partido Republicano, Trump no ha conseguido grandes respaldos por el momento entre los grandes nombres de la formación política para denunciar las "travesuras" y el fraude que alega en los estados demócratas.

Los líderes republicanos mantiene una postura discreta, el Supremo, que controlan los conservadores le ha dado la espalda en uno de sus primeros intentos contra los mecanismos del sistema electoral y se espera que el secretario de Defensa, Mark Esper, prepare su dimisión, según medios estadounidenses. Trump empieza a quedarse con el único apoyo de las redes sociales.

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