Rechazados por EE UU, una doctora y un activista cubanos buscan quedarse en México
El Gobierno de México ha convertido al estado de Tabasco en una tercera frontera para los migrantes, dice un abogado
Ciudad de México/El activista cubano Jorge Cervantes García, uno de los 2.539 migrantes devueltos a territorio mexicano en las dos primeras semanas del Gobierno de Donald Trump, asegura a 14ymedio que “México y Estados Unidos han militarizado sus fronteras en un intento de frenar todo”. El opositor salió de la Isla en diciembre, forzado por la Seguridad del Estado, y ahora se encuentra varado junto a miles de migrantes en un país donde no tiene nada y su futuro es incierto.
El miembro del movimiento Cuba Primero y ex militante de la Unión Patriótica de Cuba contó que el pasado 23 de diciembre cruzó el Río Bravo junto con otros 15 migrantes y se entregó a las autoridades estadounidenses. Lo único que les dijo la Patrulla Fronteriza fue que “los trámites estaban paralizados”. Les tomaron fotografías y las huellas dactilares, registraron sus datos en una computadora y, al día siguiente, los regresaron a México.
Cervantes García menciona que el Gobierno mexicano está enviando lo más lejos posible de la frontera con EE UU a los migrantes deportados, incluido él. Desde agosto pasado, la Administración convirtió al estado de Tabasco, en el extremo sur del país, en “la tercera frontera para los extranjeros”, asegura el abogado Arturo Manríquez. “Las cifras, actualizadas hasta ese mes, indican que durante el mandato del ex presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador se desembolsaron 36.000.000 de dólares para el traslado en vuelos y autobuses de personas en situación irregular”, añade.
El activista cubano, que se encuentra en la capital tabasqueña de Villahermosa, confirma que con estos traslados, la entidad “se ha abarrotado de gente de todo el mundo sin garantías ni protección alguna”.
En los últimos días han llegado varios vuelos con cubanos, desesperados por la situación en la que se encuentran y la incertidumbre de si serán enviados a la Isla. “Migración no nos dice ni una palabra, simplemente nos ponen en la calle y cierran el portón” de la estancia migratoria, alega Cervantes García.
El opositor desterrado por el régimen por “pedir libertad” busca trabajo para poder enviar dinero a su familia. Su situación es la de muchos otros migrantes de todo el continente con los que comparte la ciudad y la zozobra.
María Alejandra y su hijo Jhon Alexander son dos venezolanos que fueron deportados por EE UU. Desde la semana pasada se encuentra en Villahermosa sin dinero ni un lugar donde quedarse. Sobrevive en la calle de lo que le da la gente y teme ser secuestrada.
En su travesía la venezolana sufrió dos encierros contra su voluntad. “La mafia me secuestró en Juchitán (Oaxaca) y me separaron de mi hijo, estuve casi cinco días sin saber de él”, relata. Sus secuestradores la mantuvieron amarrada y fue liberada después de que su madre pagó 1.200 dólares. En Reynosa (Tamaulipas) fue nuevamente víctima del crimen organizado. “Sentí impotencia y miedo a que me fueran a hacer algo”.
Sin embargo, María Alejandra no quiere regresar a la Venezuela que abandonó en busca de un mejor futuro y confía en que México le de asilo.
Por su parte, la cubana Niury relata que quería ir a Estados Unidos y reencontrarse con su familia pero con la llegada de Trump se le cerraron las puertas a ese país y fue cancelada su cita de CBP One.
La graduada de medicina señala que abandonó la Isla cansada de “tantas mentiras y la dictadura” sin otro objetivo que la “busca de libertad” y no piensa regresar. Intentando dar con una alternativa, acudió a las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados en Tijuana para solicitar refugio y tiene esperanza en lograr quedarse en México. “Si logro trabajar en mi profesión y todo me va bien, aquí me quedo”.
El Gobierno de Claudia Sheinbaum a inicios de febrero ofreció a EE UU el envío de 10.000 elementos del Ejército y de la Guardia Nacional para combatir el paso de migrantes y de drogas, principalmente del fentanilo. A cambio, Trump suspendió por un mes los aranceles del 25% a productos mexicanos.
La mandataria también confirmó este viernes la deportación “voluntaria” vía aérea de hondureños. “Ayer (jueves) salió un vuelo, también van en transporte terrestre. Si así lo quieren, les acompañamos para que puedan ir a sus países de origen”, subrayó.
Ese día, en el puerto internacional de San Ysidro, del lado mexicano, elementos de la Guardia Nacional y de la Agencia de Investigación Criminal revisaron cada uno de los vehículos antes de cruzar la garita. Además, se están instalando campamentos en puntos estratégicos de la frontera, en coordinación con las policías municipales y la Policía estatal, para detectar en vehículos el traslado de migrantes, armas y drogas. La estrategia también contempla recorridos a lo largo de la frontera.
Este proceso, aseguró el director del Centro Binacional de los Derechos Humanos, Víctor Clark Alfaro, pone en riesgo la integridad de las personas migrantes. “Los agentes de la Guardia Nacional no están entrenados en el campo de los derechos humanos de los migrantes y menos para intentar detenerlos, eso me parece que va a complicar la situación y puede crear tensiones entre ambos grupos”.
Clark Alfaro aplaudió la preocupación de la Administración de Sheinbaum por el problema del fentanilo. “En México se produce fentanilo, se cruza a Estados Unidos, hay colusión con el narcotráfico porque eso tampoco puede negarse”. Sin embargo, el éxito de este operativo no se verá hasta que en EE UU se refleje una la escasez real de esta droga.