La Demajagua, 150 años de lucha y espera
Los vecinos insisten en que habría que esforzarse más en resolver los problemas de las personas antes que seguir invirtiendo en las instalaciones históricas
La Habana/El batey La Demajagua apenas tiene 400 habitantes. En las entrevistas que les hacen en los medios oficiales todos ellos, sin excepción, sienten un gran orgullo por vivir en uno de los sitios de mayor importancia de la historia de Cuba, donde este 10 de octubre hace 150 años comenzaron las guerras de independencia contra la metrópoli española.
A poco más de diez kilómetros de la cabecera del municipio de Manzanillo, el centro de gravedad del poblado es un frondoso Jagüey nacido entre las ruinas del antiguo ingenio azucarero. Sus raíces apresan una enorme rueda dentada de la industria, destruida a cañonazos una semana después de que Carlos Manuel de Céspedes inició allí la contienda.
Los ancianos jubilados, los adolescentes y los niños de preescolar no aclaran al visitante que el árbol que ahora se admira es hijo del original, muerto en 1998 a pesar de los esfuerzos que se hicieron para salvarlo. Explican que la campana que hoy preside el Parque Nacional fue fundida en 1859 en Normandía, Francia, y traída para Cuba en 1860.
Lo que no saben explicar con claridad al visitante es por qué los caminos que llegan hacia el lugar se encuentran casi intransitables o a qué se debe el estado ruinoso de sus viviendas
Los residentes se recrean también contando que la campana ha sido comprada, robada, rescatada y desmontada de su sitial en diversas ocasiones como objeto de la manipulación de políticos. Lo saben todo de la historia, las fechas, el abolengo de los apellidos, las pequeñas y grandes desavenencias entre sus líderes.
Lo que no saben explicar con claridad al visitante es por qué los caminos que llegan hacia el lugar se encuentran casi intransitables, a qué se debe el estado ruinoso de sus viviendas, cuál es la causa del mal funcionamiento de la distribución de agua y porque hay tantas dificultades con el abastecimiento de los mercados y el servicio de electricidad.
No concuerda la importancia histórica de su terruño con los amplios titulares que le dedican en la prensa cuando se acercan estas fechas con la situación que ellos viven a diario.
A pesar de haber sido declarado Monumento Nacional en 1978, los pobladores se quejan de que solo se acuerdan de este sitio cuando se acerca el 10 de octubre, especialmente en aquellos que los burócratas de la historia llaman "aniversarios cerrados" por cumplirse un número de años terminado en cero.
Así fue en el centenario, que tuvo su apogeo con un acto presidido por Fidel Castro en 1968, cuando aprovechó la ocasión para proclamar que él y los demás miembros de su generación eran continuadores de aquellos patricios "porque la Revolución es el resultado de cien años de lucha (...) porque en Cuba solo ha habido una Revolución; la que comenzó Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre de 1868 y que nuestro pueblo lleva adelante en estos instantes".
Ahora, a medio siglo de aquella conmemoración, todavía se repite y hasta se ha actualizado una frase popular inspirada en "las históricas declaraciones del máximo líder" y que se le lanza a quienes se molestan o exaltan demasiado frente a los problemas. "No cojas lucha, recuerda que ya son ciento cincuenta años".
Las consignas han tapado por años las voces de la gente que vive en La Demajagua. Como la de Carmen Barreras, quien lamenta que nunca han visto a ninguna figura del Gobierno o las autoridades locales preocuparse por el poblado
Las consignas han tapado por años las voces de la gente que vive en La Demajagua. Como la de Carmen Barreras, quien lamenta que nunca han visto a ninguna figura del Gobierno o las autoridades locales preocuparse por el poblado. "Ni por cómo vivimos, ni por cuál es la situación nuestra cuando llega la tarde a veces y no tenemos nada (...) ni se vende de nada".
Como este octubre se celebra un aniversario cerrado de aquel alzamiento, el actual presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, visitó La Demajagua en junio pasado para interesarse por las labores encaminadas a darle mayor esplendor al histórico lugar.
Allí se han plantado diez palmas reales en representación del décimo día del décimo mes en que ocurrieron los hechos, y se colocan 12 astas para el monte de banderas que simbolizan el número de hombres que siguieron combatiendo junto a Céspedes tras el primer fracaso militar que supuso el intento de tomar el poblado de Yara.
Entre las remodelaciones en ejecución se incluyen nuevas luminarias, la restauración de toda la jardinería del parque, una sala de navegación, una cafetería y una tienda de bienes culturales. Las salas del museo también serán ampliadas con el propósito de montar nuevas vitrinas, exhibir objetos de numismática alegóricas a la fecha, fotos y documentos de la época.
Sin embargo, los vecinos insisten en que habría que esforzarse más en resolver los problemas de las personas antes que seguir invirtiendo en las instalaciones históricas. "Las casitas de nosotros decían que las iban a hacer, vinieron, midieron todo, pero hay una de cosas que dicen que van a hacer y luego no hacen... no entiendo la manera de cómo llevan esto", denuncia a 14ymedio otro residente.
A los problemas habitacionales se le suman otros males ya crónicos en La Demajagua y que provocan que los jóvenes pongan sus ojos en otra parte de la geografía nacional, o en el extranjero, en busca de nuevos horizontes.
Cuando terminen las celebraciones, los técnicos de la televisión, los periodistas, los funcionarios del Partido Comunista y el Gobierno partirán de este sitio que muchos llaman "El altar de la Patria"
"Aquí la mayoría de las personas quedaron fuera de la cooperativa, aquí la gente no tiene trabajo nada más que una vez al año", lamenta Mayelín Aguilar. Al drama del desempleo se le suman los escasos suministros en el único mercado de productos racionados que tiene la zona. "No hay arroz ahora en la bodega, a pasar hambre en adelante", vaticina.
Este miércoles, una vez más los residentes de la zona escucharán a los historiadores disertar sobre los últimos detalles descubiertos en investigaciones sobre la época, volverá a discutirse si el nombre correcto del sitio es La Demajagua o solo Demajagua, debido a la proliferación del árbol Majagua azul, cuyas maderas se usan para la confección de puertas y muebles.
Cuando terminen las celebraciones, los técnicos de la televisión, los periodistas, los funcionarios del Partido Comunista y el Gobierno partirán de este sitio que muchos llaman "El altar de la Patria". Los demajagüenses quedarán con la esperanza de que en el próximo aniversario lleguen a cumplirse sus demandas. Para esa espera, algunos recomiendan que no se alteren demasiado porque ya son 150 años de lucha y hay que tomarlo con calma.
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