Dos latas de sardinas a cambio de la tarjeta covid-19
Presentar esta identificación es el nuevo requisito para poder adquirir productos en las tiendas estatales de numerosos barrios de Centro Habana
La Habana/"Sin la libreta de racionamiento no me dan la tarjeta", se lamenta Osmany a las afueras de una tienda de la calle Neptuno, en Centro Habana. Este electricista de 39 años, originario de la provincia de Guantánamo, no tiene residencia legal en la capital y, con la crisis del coronavirus, ya no puede comprar en los comercios estatales de su barrio de Cayo Hueso.
Presentar la "identificación especial covid-19", con la dirección de la vivienda, cuño y membrete es el nuevo requisito para poder adquirir productos en las tiendas estatales de numerosos barrios de Centro Habana. Pero el documento solo se entrega por familia y previa presentación de la libreta del mercado racionado. En una de las zonas del país con más personas en situación "ilegal", cumplir con esa condición es casi un imposible para muchos.
"Estoy aquí esperando por alguien que me venda el derecho a usar su tarjeta", explica Osmany a 14ymedio. "Pero no hay mucha gente dispuesta a eso, porque apuntan el número y si yo compro pollo en este mercado con la tarjeta de otra persona después ella ya no puede comprar otra vez el mismo día". Aunque reconoce que "siempre aparece alguien que tiene la tarjeta pero no tiene dinero y esos son los que estoy buscando".
"Pero no hay mucha gente dispuesta a eso, porque apuntan el número y si yo compro pollo en este mercado con la tarjeta de otra persona después ella ya no puede comprar otra vez el mismo día"
"Su pérdida no se repone y su reproducción se considera un acto ilegal", dice la ansiada tarjeta en su reverso. "No advierten nada de que no se pueda prestar ni alquilar, así que por el momento no estoy cometiendo ningún delito", agrega Osmany. "Al menos con todo esto de la pandemia la policía ha dejado de detener a los ilegales en La Habana, algo es algo".
Pasar más de 72 horas en La Habana sin tener residencia es motivo de deportación a la provincia de origen. Antes del coronavirus, cada semana partían de La Habana varios transportes que repartían a los "ilegales" por sus territorios de origen.
"Nunca pensé que iba a lamentar que no me arrestaran, pero ahora mismo si esa opción existiera yo me iba de vuelta a Guantánamo, porque al menos allí tengo familia con un terreno que produce algo de comida, pero aquí no tengo nada". Por primera vez desde que tiene uso de razón, Osmany no quiere "vivir en La Habana" sino retornar al sitio de donde salió a mediados de 2019.
Por fin después de una larga espera, una anciana se le acerca para preguntarle si quiere usar su tarjeta a cambio de dos latas de sardinas. El guantanamero ve los cielos abrirse aunque todavía ambos deben permanecer cuatro horas en la cola para poder cerrar el trato y que cada uno se vaya con algo en la bolsa. "Cualquier cosa que pregunten eres mi nieto", le advierte la señora ante la mirada de los policías que cuidan la cola.
Hasta el pasado 10 de mayo Centro Habana acumulaba 102 casos confirmados de covid-19, una tasa de de 74,9 por 100.000 habitantes, según el periódico local Tribuna de La Habana. En los medios oficiales llaman a mantener la distancia y evitar salir de casa, pero las filas para comprar comida empiezan desde la madrugada y muchas veces son caóticas y desordenadas.
Las autoridades de Centro Habana, conocedoras de la presencia de muchos residentes que no tienen la dirección del municipio en su carné de identidad, aseguran haber habilitado la entrega de la tarjeta de compra incluso a quienes no radican allí de manera legal, pero el trámite es engorroso e implica que haya vecinos que se presten como testigos y el Comité de Defensa de la Revolución como garante de la persona.
"Llevo solo dos meses viviendo aquí y casi nadie me conoce en el barrio, mi libreta la tengo todavía en Artemisa, que es de donde vengo y ahora no puedo ir hasta allá a buscar mis mandados de la bodega y tampoco puedo comprar en ninguna tienda aquí", explica Yasmary, otra residente en Centro Habana que intenta comprar el derecho a usar su tarjeta.
"Llevo solo dos meses viviendo aquí y casi nadie me conoce en el barrio, mi libreta la tengo todavía en Artemisa, que es de donde vengo y ahora no puedo ir hasta allá a buscar mis mandados de la bodega y tampoco puedo comprar en ninguna tienda aquí"
Yasmary logró pasar este lunes la barrera y el cordón policial que, en la esquina de Belascoaín y Neptuno, marca el cierre de la zona en cuarentena. Desde allí, se dirigió hasta la Plaza de Cuatro Caminos, un gran centro comercial que ahora apenas brinda servicios de recogida de productos comprados a través de la impopular plataforma TuEnvío. "Hice la compra el 23 de abril y todavía no me ha llegado".
La fila para los reclamos da la vuelta al imponente edificio, reinaugurado en noviembre pasado y que en su primera jornada fue escenario de una trifulca masiva para alcanzar productos. Ahora, los grandes portones de entrada están cerrados y la gente que espera en los portales está solo para intentar obtener los alimentos y productos de aseo que compraron en la tienda online.
"Por lo menos para esto no tengo que mostrar ninguna tarjeta, así que aquí me quedo hasta que me den mi paquete", concluye Yasmary. Varios policías tratan de ordenar la cola y piden a los clientes que le muestren la orden de compra. Sin documentos, hoy es casi imposible conseguir la comida del día en Centro Habana.
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