Patrioterismo y banalización
La Habana/¿Qué cantan nuestras tropas militares para llevar el ritmo en sus marchas y contramarchas? Pues una cantilena cuya letra no puede clasificarse más que como de una burda falta de respeto a la memoria del mayor general Antonio Maceo.
Como no pasé el servicio militar, ni nunca asistí a clases de preparación militar, mi desconocimiento de nuestros hábitos castrenses es casi total. La referida letra, por tanto, la escuché hace una semana de boca de un niño que no llega a los cinco años. Decía más o menos así: "¡En la Loma del Jobito, donde el Che se preparó; Maceo gritó, ¡machete, machete, que son poquitos!".
En un inicio pensé que el niño había alterado inconscientemente la letra. Mas un par de reclutas que también viajaban en el camión donde ocurre la escena se encargaron de sacarme de la duda. Sorprendidos de mi evidente indignación, inexplicable para ellos, me aclararon que la referida cantilena no solo se usa en el Ejército, sino incluso en las clases de preparación militar en cualquier preuniversitario. Y desde antes que sus padres nacieran, con lo que me mandaban una para nada velada indirecta.
No hay que analizar mucho la letra para comprender que para los ideólogos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) Maceo solía aprovecharse de que los enemigos fueran ¡poquitos! para atacarlos; para darles machete. Y que tan poco heroica actitud resulta para ellos digna de encomio al punto de presentarla como un buen ejemplo para esas jóvenes generaciones a las que atiborran de su maniqueo discurso militarista.
Esta cantilena es en un final una transparente evidencia de lo inconsecuente del pensamiento patriotero en general. La abismal banalización de un discurso oficial empeñado en volverlo todo o blanco o negro los lleva nada menos que a enlodar la memoria de uno de nuestros próceres. Incluso, cuando los burdos ideólogos de las FAR quizás crean hacer justamente lo contrario.
Esta cantilena es en un final una transparente evidencia de lo inconsecuente del pensamiento patriotero en general
Mas esa banalización no está solo presente en el discurso de los ideólogos militares. Se descubre con facilidad en el de muchos de nuestros creadores e intelectuales más reconocidos. Recordemos si no aquel bodrio que la televisión nos repite hasta el cansancio en cada fecha patriótica que es la película Baraguá.
En ese filme, Maceo se presenta como el clásico mulatón perdonavidas de barrio. Alguien que ni gritaba, ni se alteraba, en aquella película hacía todo lo contrario. De este modo el cumplido caballero de la Protesta de Baraguá se transformaba en un ser histérico, melodramático a lo macho mexicano, que en la pésima sobreactuación le suelta a Martínez Campos: "¡Guarde usted ese documento!". Y todo para que el Titán de Bronce no sacará a relucir su "debilidad" caballeresca ante las audiencias nacionales y ajustara su conducta a la intransigencia total del Comandante en Jefe. Representada en el fundamento de que "¡Los revolucionarios nunca son amigos de los contrarrevolucionarios!", y que de seguirla al pie de la letra obligaría a fusilar a Maceo por sus no pocas amistades entre la oficialidad española.
Una conclusión puede extraerse de lo visto. Si Abel Prieto quiere ser de veras consecuente con su campaña anti-banalidad, más bien debería empezar por las FAR y todos sus patrioteros anexos. Porque si el escandaloso reggaetón El Chupi-chupi resulta en realidad chocante, también puede decirse lo mismo de esta tonadita para animar las marchas.